Albino Vargas Barrantes. ANEP.
El próximo 10 de diciembre, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), llegará a su 75 aniversario. Un documento oficial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), indica lo siguiente:
El 10 de diciembre de 2023 se cumplen 75 años de uno de los compromisos mundiales más revolucionarios: la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Este documento histórico consagra los derechos inalienables que toda persona tiene como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. La Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 y establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero.
Tres cuartos de siglo después, 1948-2023, la Humanidad sigue presentando terribles escenarios de violación de los Derechos Humanos, especialmente los referidos a derechos económicos, sociales y culturales en los diferentes pueblos de la Tierra. Bien se ha afirmado que la presente es la época de mayor desigualdad de la historia de la Humanidad.
Al estar en boga en nuestro país las políticas neoliberales del todo mercado-nada Estado, podemos apreciar como el artículo 22 de la DUDH riñe, completamente, con la hegemonía económico-financiera que manda, con poder real, los destinos de Costa Rica en los actuales momentos:
“1. Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”.
Para el caso costarricense, “…habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado”, significa estar en presencia de un retroceso, de una reversión, por diversas decisiones político-ejecutivas y legislativas que aplican el recortismo presupuestario dándole prioridad a la asfixiante deuda pública y su obsceno pago de intereses diarios. En tal sentido, la búsqueda de la promoción e integración sociales que se expresan en este artículo 22 de la DUDH, para el caso costarricense, hace ya tiempo expresan violaciones sustanciales a su espíritu.
Veamos ahora lo que nos muestra el Artículo 25, apartado 1, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
“1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. 2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social”.
Aunque nuestro país ha realizado gigantescos esfuerzos en las últimas décadas para que sus políticas públicas estuviesen inspiradas e impregnadas del espíritu de este artículo 22 de la DUDH, es incuestionable que venimos involucionando a pasos agigantados; y la realidad de estos momentos es dramática porque las diversas constataciones nos dicen que estamos alejándonos de los dictados de ese artículo, mostrándose dolorosas expresiones individuales y colectivas.
La nivelación de las cuentas fiscales, a como dé lugar, es una de las máximas disposiciones ideológico-políticas del pensamiento neoliberal, pero al precio de grandes sacrificios sociales para las mayorías. Tal nivelación de las cuentas fiscales, por ejemplo, obliga e impone severos recortes presupuestarios de políticas sociales, pero nunca lo hace por el lado de fomentar mayor justicia tributaria con equidad.
Analizando únicamente dos de los treinta artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la conclusión es totalizante: Los Derechos Humanos son la contracara de las tesis neoliberales. Éstas son socialmente criminales, fomentan la exclusión social y económica, propician la concentración de la riqueza a niveles inimaginables y se empezaron a imponer mediando sangre y fuego.
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