Alvaro Salas: Conversemos pero que no haya que pensar
Se trata de aprender a pensar, no nacemos aprendidos, hay que ir a la escuela, ojalá presencialmente en la mayor parte de los casos, para interactuar, para socializar, para ver y mirar, para observar y experimentar. Se trata de convertir a la educación en lo que es: un enorme movilizador social de cambio y oportunidades.
Álvaro Salas Chaves, Médico.
El último Informe del Estado de la Educación documenta extensamente, lo que posiblemente los estudiosos del futuro consideren haya sido el problema más grave sufrido por la sociedad costarricense, la niñez y la adolescencia especialmente, en toda nuestra vida ciudadana.
Es muy probable que ni la pandemia con su enorme carga mortal en vidas, enfermedad y dolor haya tenido un impacto más negativo en la vida de tantos costarricenses, como el apagón educativo de la proporción y magnitud del nuestro. Lo terrible es que, en el caso de la educación, hay una enorme pérdida en el momento que se produce, como cuando un avión se estrella. En el caso de la educación, el efecto negativo se amplía con el tiempo, a medida que otros grupos de estudiantes se afectan dado que no tienen las bases sobre las cuales construir el pensamiento lógico matemático ni la comprensión de lectura.
¿Qué pasará con esas generaciones de estudiantes que sufrieron el apagón educativo?
¿Estamos preparados para lanzar una campaña nacional de rescate de la generación de estudiantes que sufrió este certero ataque a sus vidas y a su futuro? ¿Está el gobierno con todo su poder de movilizar recursos humanos y materiales y, de convocar a las universidades públicas y privadas, a lanzar una cruzada nacional al rescate de las generaciones de estudiantes que en este momento no tienen la posibilidad de entender lo que leen?
Lo primero que debe hacer el gobierno, los sindicatos, los colegios profesionales, las universidades y todas las fuerzas vivas del país, es apoyar a los maestros, a motivar su espíritu transformador y sus capacidades de enseñar, a dotar de los recursos tecnológicos que les permitan avanzar, entre todos, a emprender en forma individual y colectiva, pública y privada, una tarea gigante que culmine con la satisfacción de las necesidades intelectuales, cognitivas y pedagógicas necesarias para lograr llevar un poco de alivio a tanta necesidad.
Si entendemos la educación en su real dimensión, lo que está en juego en este momento no es solo el futuro individual de los estudiantes, lo que está en juego es el futuro del país como un todo. Nuestra ventaja comparativa fundamental con otras sociedades, ha sido el nivel educativo de sus ciudadanos, la capacidad de aprender idiomas, de comprender las matemáticas basadas en nuevos enfoques de la lógica que desafían el conocimiento humano.
Se trata de aprender a pensar, no nacemos aprendidos, hay que ir a la escuela, ojalá presencialmente en la mayor parte de los casos, para interactuar, para socializar, para ver y mirar, para observar y experimentar. Se trata de convertir a la educación en lo que es: un enorme movilizador social de cambio y oportunidades.
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