Antonio Álvarez Desanti: Construyamos un país de igualdad

No atrasemos las acciones en la ruta por la igualdad un día más, porque con cada avance todos ganamos.

Antonio Álvarez Desanti.

Nací en una época donde el machismo era la regla, tanto que me tocó estudiar con el “Paco y Lola”, no obstante, fui por muchos años el único hijo varón entre cuatro hermanas, ya que fue años después que nació mi hermano quien es bastante menor. Desde entonces y con las reglas de mamá, tuve una educación totalmente orientada a relaciones muy igualitarias. Luego casado con Nuria por casi cuarenta años, padre de dos mujeres y abuelo de dos nietas, todas elocuentes defensoras de sus derechos, he vivido siempre en un entorno de luchas de género que incluye, pero no se limita a la igualdad de derechos, contra las múltiples formas de violencia y todas las formas de discriminación, la lucha por el pago igualitario por igual trabajo, la ruptura de los techos de cristal, acciones afirmativas, la autonomía económica, entre otros.

Por esa razón no en vano he dado luchas por el fortalecimiento y la defensa de los derechos de las mujeres, de las que me siento muy orgulloso, puedo citar algunas que considero marcaron un antes y un después de su aprobación:

  • Ley 7476 Contra el Hostigamiento Sexual en el empleo y la Docencia que la trabajamos en el año 1994 Constantino Urcuyo y yo, siendo diputados, contamos con el apoyo muy importante de Lena y Elayne White. Esta ley permitió brindar instrumentos de defensa frente a las reiteradas conductas abusivas que se veían como normales.
  • Ley 7586 Contra la Violencia Doméstica, cuya aprobación logramos bajo mi Presidencia de la Asamblea Legislativa en el año 1996, que permitió definir los tipos de violencia doméstica, las medidas de protección, procedimientos, responsabilidades de la policía administrativa, entre otras.
  • Ley 7689 que reformó varios artículos del Código de Familia buscando una mayor justicia en temas patrimoniales, esta iniciativa ideada por el entonces compañero diputado Gerardo Trejos, la apoyamos con nuestra firma, como negociadores y con mucho entusiasmo.

Hoy años después de su implementación, me parece que esta es una fecha propicia para ver los cambios que hacen falta pensando en el futuro y aquí quiero concentrarme en lo que para mí es el área que amerita el mayor peso del trabajo por hacer y esa es la educación. Sin duda los avances en aras de lograr más igualdad deben venir con los programas educativos, desde la primaria, promoviendo entre los chichos y chicas una cultura de igualdad, inclusión y respeto por la diversidad, el aprender a reconocer y no repetir los múltiples estereotipos que son las grandes semillas para la desigualdad y discriminación. Será igualmente importante trabajar con los progenitores e integrantes de las familias que dolorosamente repiten los viejos patrones de una sociedad patriarcal entre ellas, el recargo en las labores del cuidado.

En la adolescencia debemos seguir avanzando en la prevención del embarazo adolescente, y continuar dándoles herramientas a las jóvenes para que se enamoren de las áreas de las ciencias, matemáticas, el arte y las ingenierías (STEAM por sus siglas en inglés) áreas de mayores oportunidades en el mundo laboral actual. Todas áreas de acción correspondientes al Ministerio de Educación Pública, por cierto en deuda, pues está muy distante de brindar los aportes necesarios.

Es reconocido que la falta de igualdad se acrecienta durante la inserción en el mundo laboral de las mujeres y es ahí donde los estereotipos y discriminación pasan la más alta factura a las mujeres lo que resulta paradójico pues estas tienen un mejor desempeño en el colegio, menores niveles de deserción y en las universidades superan más del 50% de los graduados, con excepción hecha de las mencionadas áreas STEM.

Diferencias como el que a las mujeres se les contrata y asciende por su desempeño, se les ofrece menos dinero, éstas negocian menos, abren una puerta de desigualdad desde los primeros años que se va ensanchando a lo largo de la vida del trabajo.

Como lo demostró la pandemia, ellas son el eslabón más débil en tiempos de dificultades económicas llegando a un histórico 30%, disparándose la informalidad al millón de personas con una fuerte representación de mujeres y las más jóvenes fueron un eslabón aún más débil.

Educación, empoderamiento, autonomía económica mediante programas de emprendimiento con visión de género, fortalecimiento de la red de cuido, y acceso al crédito son pasos importantes para la creación de un país con mayor igualdad, en el que ganan las mujeres pero también las familias, pues detrás de una mujer empoderada hay una familia empoderada, y detrás de un país que aprovecha a la totalidad de su población en todas sus potencialidades, estarán los grandes ganadores en desarrollo y bienestar en el nuevo Siglo XXI.

No atrasemos las acciones en la ruta por la igualdad un día más, porque con cada avance todos ganamos.

 

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