Arabella Salaverry, Escritora, actriz y gestora cultural.
Sed
no me conformo
con ser agua
necesito ser tu sed
Que me reconozca el deseo
Deseo
que me reconozca el deseo.
Deseo
que camine
con sus pies descalzos en mi espalda.
Deseo
que mi cuello
se parta en dos
y tenga el ritmo ardiente
de la vena por donde la sangre salta.
Deseo
que mis senos
reten al hielo de la madrugada
quemen
presintiendo el deseo del deseo.
Deseo
que mis manos recuperen el tacto y sientan
mientras van invadiendo
la distancia de mis brazos abiertos el temblor de la espera.
Deseo
que mis piernas se mojen con su aliento Que me jadee a la entrada de mi vientre.
Deseo
que el deseo me viva me invente
me anegue
me tenga.
Deseo que el deseo me corone con una ronda de navajas.
Deseo al deseo Inventándome.
Que dibuje mi cuerpo
con un solo trazo de cuchillos.
Premonición
Lo que tu sed
no sabe
la mía lo presiente
Sed I
Sólo te pido que me mirés
Aquí estoy
No me conformo con ser agua
Necesito ser tu sed
La oscura flor
¿Dónde está
la oscura flor del deseo? ¿Dónde?
Mandrágora impaciente
enredada consumida
perdida en mi carne.
Escondida
en los contornos de la bruma
pasando los umbrales de lo incierto.
Más allá del horizonte aparece de pronto
y se rehace en lo presentido.
Sibila una vez más demente invento profecías.
Impaciente
intento amarrarla a este momento
e inmisericorde
trabajo
en el duro oficio de develar misterios
para quedar con un charco de nada
en el centro exacto de mi vientre.
Sed II
Águila enardecida por la sed.
Loba que busca su aullido y no lo encuentra.
Muero en mi sed.
Muerta en mi sed bebo los musgos los líquenes
las telarañas.
Miro más allá de mí misma.
Loba que busca su aullido y no lo encuentra.
Siento como entre los dedos
se me escurre el agua del deseo.
Yo
muerta de sed.
Afrodita anochecida
Afrodita de viaje trasnochado
ya por cerrar tus alas
y el amor allí
mordiendo hasta reventar
la cansada mansedumbre de tus labios
Afrodita de senos ya gastados
fieros tus combates
cuando el amor te lava
tu cuerpo se subleva
y recupera el ardor de la batalla
Afrodita de piel adormecida
fatigas añejas
pero el amor dispuesto
a cabalgar el horizonte
de tu vientre
El deseo se afinca victorioso
se deslíe
se aposenta en la turbulencia
de tu sangre
e inunda desde la caricia presentida
la rotunda corola de tu sexo
Afrodita
sola
anegada en el amor
dónde
dime dónde
dime cuándo
ese anhelo
se vistió con el ropaje oscuro
de la muerte
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