Arabella Salaverry, Escritora, actriz y gestora cultural.
Más Allá
Lava que no quema
Noche
la noche
bifurcándose
en la helada herida
dormida entre mis piernas
Musgo de descabellados fuegos
para ser tocado así
desde el tacto desprevenido
de mis dedos
y caminar luego cuesta arriba
revirtiendo torrentes
Lava que no quema
carne aterida de mi sexo
resumida en una soledad
y tres relámpagos
Más allá
Ya conocimos
lo que es
ser hambre y sed
Conocimos
lo que es
perder el aire
morir
y revivir
desde el roce
de otro cuerpo
Ya oficiamos ceremonias
y fuimos altar y pan y vino
Intentamos alquimias
para en otro cuerpo
hallar el nuestro
Y probamos la avidez
Fuimos pulso perdido
en el viento
No es entonces posible
inquietarnos con menos
El deseo esquivo
Puedo enseñarte
el intrincado camino
que lleva a mi deseo.
Lo conozco de ida y vuelta.
Si necesitas luz
mapa
señal
y guía
me ofrezco a acompañarte.
Sé del deseo que me cubre
con el vaho del trópico.
Sé dónde se esconde el deseo
en las madrugadas de lluvia.
Conozco el canto sonoro de mi cuerpo
al sol del mediodía.
Te puedo enseñar
cómo responde mi piel
a la caricia.
Y te cito un ejemplo:
aquí en el cuello
puedes desatar hogueras.
En los párpados
caminar con paso firme al olvido
de lo que no sea
un palpitar de mariposas ciegas
en la sangre.
En la intrincada piel de mis orejas
puedes despertar canciones olvidadas.
La pálida piel de mis caderas
la piel triste de mis muslos
la dulce piel de los pezones
articulan la voz
de mi deseo.
Puedo llevar tu mano
por los pasadizos secretos de mi sexo
para que descubras
lava y fuego
y fondo de la tierra.
Porque nadie como yo
puede guiarte
para encontrar el camino
que llega a mi deseo esquivo.
Otra en ella
Mi mano reinventa perfiles
siluetas colinas simas
lo que esta pobre piel ofrece
Se desnuda por la noche
ajena
otra en ella
despierta a la memoria de tu mano
otea redescubre
desde el tacto impensado
de tu mano
mientras desabrocha el ansia
la lleva a latigar
la precipita
la vuelve vuelo
Mi mano resucita
la memoria de tu mano
desde las altas
dolorosas catedrales de tu ausencia
Sin memoria
Se me olvida
resolver el enigma de tu nombre
con él llamar
hablar
comunicarte mis secretos
mis silencios.
Estoy muda.
Oyendo la voz
que dice que el aire continúa
y se aleja
y se pierde
que no valen el llanto
ni la flor ni la súplica
para romper su latido constante
para recuperar la medida de tu nombre.
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