Arabella Salaverry: ¿Vacuna o no vacuna?
Un conglomerado social no es solo un concepto abstracto. Es un entramado conformado por personas en interacción y lo que se decida a título personal en una situación sanitaria de extrema seriedad, repercutirá en las demás personas. La responsabilidad es mía, y de cada quien, y de todos.
Arabella Salaverry, Escritora, actriz y gestora cultural.
Vacuna o no vacuna? He ahí la cuestión. Es casi lo mismo, si no lo mismo que plantea Shakespeare en Hamlet: ser o no ser. Solo que en este caso no hay dilema. O al menos no debería haberlo.
Se habla de la libertad para decidir. Se habla de que sobre el propio cuerpo se manda, se habla de que el estado no debe interferir, que vacunarse es un tema personal.
Y mientras se habla, se sigue hablando, el camino se nos va llenando de muertes. Personas queridas, conocidas, en esa obtusa decisión de negar los avances de la ciencia, de negar lo evidente, de negar las estadísticas, insisten en que están en todo su derecho a no vacunarse. Más aún, despliegan con cierto grado de prepotencia su posición, como si esa posición los convirtiera en una suerte de héroes que se levantan contra la “opresión”.
He visto la campaña que despliega el Ministerio de salud y la Caja. Al menos en el Caribe, las enfermeras prácticamente rogando a las personas que se vacunen. Van de casa en casa, de negocio en negocio, por las calles, suplicando para que las personas se protejan. Pero puede más el mandato emitido por los mercaderes de la fe, a quienes debieran juzgar como criminales, imponiendo en las mentes de sus feligreses la idea de que la vacuna es del demonio, poco más o menos. O de los irresponsables que esgrimen ese concepto de libertad mal entendida, como bandera para crear acólitos con el tema de la antivacuna, en una posición totalmente acientífica. Y mientras tanto tenemos los hospitales abarrotados, la imposibilidad de recibir el servicio que merecemos en lo que se refiere a medicina preventiva, o de seguimiento de nuestras enfermedades crónicas, o retraso -aún más- en los tiempos de espera para una cirugía, porque los hospitales están desbordados por los irresponsables que han optado por no vacunarse.
El concepto de libertad no puede manosearse a esos extremos. Existe un compromiso con el conglomerado social al cual pertenecemos. No vacunarse es contribuir al efecto dominó de un sistema de salud. Y si asumiéramos nuestro uso de la supuesta “libertad”, deberíamos ser consecuentes y asumir también que si enfermamos de gravedad, como consecuencia de un acto consciente y voluntario no deberíamos entorpecer la atención de las personas que sí han optado por el compromiso con los demás, y han acudido a vacunarse. Y que pueden necesitar, no solo la atención por un posible covid, sino tratamientos de quimioterapia, cirugías urgentes, exámenes necesarios, y que se ven inhibidas de ir a los hospitales o a los EBAIS porque un montón de irresponsables no se vacunaron y ahora desbordan los centros hospitalarios.
Ya llevo tres muertes, dolorosas como siempre lo son, y más como en este caso de personas cercanas y queridas, que optaron por la no vacuna y fallecieron. Además de muchas otras de personas desconocidas; pese a ello me conmueve también el dolor de sus parientes. Es una época oscura. Es una pandemia. Y tenemos en nuestras manos el instrumento para detenerla.
¿Que las vacunas son negocio? Sí, por supuesto, así como la quimioterapia, la vacuna de la polio, los medicamentos todos, las vacunas todas. Ese es modelo global de economía que tenemos. Pero que salvan vidas también es cierto.
Es una verdad que nos golpea cada día, desde el ibuprofeno para la jaqueca, pasando por el tafil para vivir en paz o cualquier antibiótico que nos permite superar una infección. El hecho de que sea un negocio no invalida la necesidad de aplicársela, porque entonces tendríamos que ser consecuentes y no utilizar ningún medicamento, pues con cada voltarén que tomamos estamos apoyando a la industria farmacéutica.
Solo hago un llamado vehemente a quienes no se vacunan: quédense en sus casas, son posibles transmisores porque pueden estar asintomáticos y pueden por tanto enfermar a otros. El covid existe, es una pandemia y ha causado y sigue causando muchísimas muertes. Asuma su responsabilidad. Y a los impulsores de campañas antivacunas, les recuerdo que estamos en el siglo XXI, les recuerdo que la ciencia avanza, y que la comunidad científica no puede estar equivocada, que los muertos que cargarán a sus espaldas lo demuestran, el covid mata y la vacuna salva.
Un conglomerado social no es solo un concepto abstracto. Es un entramado conformado por personas en interacción y lo que se decida a título personal en una situación sanitaria de extrema seriedad, repercutirá en las demás personas. La responsabilidad es mía, y de cada quien, y de todos.
No podemos, en aras de un concepto de libertad mal entendido, seguir propiciando tantas muertes.
Por favor, vacúnese. Antes de que se venzan las vacunas! Es gratis, no duele y ¡salva vidas! Ah, y use mascarilla!
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