Bernal Herrera: «Sobre la propuesta de salarios globales (II)» en Miscelánea

Prosiguiendo con el comentario a la propuesta gubernamental de salarios globales, iniciado en la anterior Miscelánea, se compara el tipo de montos propuestos en las nuevas escalas con escalas salariales del sector privado. Se comentan algunas consecuencias socioeconómicas de la propuesta.

Bernal Herrera Montero.

La Miscelánea pasada empecé a comentar las tablas de Salarios Globales, propuestas por el MIDEPLAN, disponibles en la página web de este ministerio dedicada a la Ley de Empleo Público.

Unos pocos ejemplos, todos ellos para jornadas de tiempo completo, darán una idea concreta del tipo de montos propuestos. Para la categoría inicial de Bibliotecólogo, el salario global sería de ₡331.000, inferior al salario mínimo del Trabajador en Oficio No Calificado del sector privado, que abarca categorías como los peones agrícolas y de construcción, cuyo salario mínimo actual es de ₡352.000.

No mucho mejor le va a la categoría de Chofer con nombramiento de confianza, cuyo salario global sería de ₡354.000, ₡2.000 más que el peón, y ₡80.000 más que el salario mínimo de una empleada doméstica. No muy lejos anda la categoría de Director de Enseñanza General Básica 1, cuyo salario global sería  de ₡378.000. Así, quien empiece a laborar en la categoría inicial como director o directora de una escuela primaria, tendrá un salario que supera en tan solo ₡26.000 al de los peones privados, y en ₡104.000 al salario mínimo de una empleada doméstica.

Que los salarios mínimos actuales para todas las categorías laborales del sector público sean incluso inferiores, obliga a cuestionar el muy aceptado mito de que los salarios públicos actuales son muy altos, una percepción contradicha por las cifras, pues el salario público promedio es de ₡1.100.000. Hay en la administración pública algunos salarios sumamente altos, pero estos son la excepción, no la regla. Además, la mayoría del sector público está compuesto por personal calificado o muy calificado, por lo que su salario promedio es necesariamente más alto que el del sector privado,  en el cual labora la inmensa mayoría del personal no calificado, y cuyo salario promedio era, en el 2020, de unos ₡560.000.

Aun aceptando que para el sector público unos cuantos salarios muy altos, en medio de una masa de salarios bajos o medios, son un problema, este ya fue resuelto, pues la Ley 9635, de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, más conocida como Reforma Fiscal, establece que ninguna persona de este sector podrá ganar más que el presidente, lo que unido a la Regla Fiscal contenida en esa misma ley, en la práctica ha congelado los salarios públicos, e impedirá que los nuevos lleguen a ser muy altos, salvo unos cuantos en unas pocas empresas públicas en régimen de competencia.

Volvamos a la comparación entre los salarios públicos actuales y los definidos en las nuevas tablas de Salarios Globales. Los montos propuestos para todas las categorías laborales del sector público crecen un poco en relación con los salarios mínimos actuales. El problema reside en que mientras con el anterior sistema de salario base más pluses, estos montos crecían con el tiempo, con lo cual los muy bajos salarios mínimos iniciales pronto se volvían más atractivos y eran competitivos con los del sector privado, la combinación de la Ley de Empleo Público y la 9635, hace probable que los salarios globales se mantengan congelados en diversos momentos.

Lo que, dados los montos propuestos, sí es un problema serio, por no decir una tragedia. Si alguien empieza a trabajar en bibliotecología, como chofer o dirigiendo una escuela ganará, trabajando a tiempo completo, entre ₡331.000 y ₡378.000. Pero como este es el salario bruto, rebájele un monto que puede rondar el 20% de tal monto para los pagos a la seguridad social y demás rebajos obligatorios, incluyendo un 8.5% para el salario escolar. Con lo cual la persona realmente recibirá entre ₡270.000 y ₡300.000 mensuales, una cifra que, combinada con el alto costo de vida de nuestro país, es alarmantemente baja, y ubica a esta población en el Quintil II, muy abajo de la clase media.

Hay una enorme cantidad de categorías cuyos salarios globales propuestos son muy similares. Veamos ahora un par de ejemplos de categorías donde se exige tener estudios universitarios, y su relación con los montos definidos para el sector privado.

Siguiendo en el sector educativo público, para el puesto de Profesor II Bachiller se propone un salario global de ₡494.000, muy inferior al salario mínimo privado para bachilleres universitarios, que es de ₡626.000. Y para el puesto de profesor IV Licenciado, una categoría docente bastante alta, el salario global sería de ₡607.000, muy inferior al salario mínimo privado para licenciados universitarios, que es de ₡752.000. Además, los salarios del sector privado están regidos por otras reglas. Quien contrata puede, si le resulta necesario o conveniente, pagar salarios superiores, y debe seguir otorgando los aumentos anuales acordados al sector. Con lo cual la brecha inicial entre los salarios del sector público y los del sector privado serán cada vez mayores. De entrada, un peón agrícola o de construcción del sector privado ganará más que el bibliotecólogo, y en la probable eventualidad de que los salarios públicos se mantengan congelados, al cabo de un año ganará más que el chofer, y al cabo de unos años, podría alcanzar al director de escuela.

No estoy insinuando, menos aún afirmando, que personas como las empleadas domésticas y los peones agrícolas o de construcción ganan demasiado. En absoluto. Ojalá ambas categorías, en especial las empleadas domésticas, tuvieran salarios más altos y pudieran vivir vidas económicamente más dignas. Lo que sí afirmo es que, con la actual propuesta de salarios globales, y dadas las reglas de juego del nuevo sistema, el sector público, en especial el personal que se incorporó hace poco o lo haga en adelante, está a punto de entrar en un proceso de empobrecimiento. Lo cual repercutirá, necesariamente, en un empobrecimiento del país en su conjunto.

Un tema al que espero volver en un tercer y último episodio de Miscelánea dedicado a este angustiante tema.

 

 

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