Carlos Francisco Echeverría: Bloqueo
Así, el bloqueo resulta ser un buen negocio para la élite político-militar cubana: le permite captar suficientes divisas para conservar sus privilegios, y al mismo tiempo le da un pretexto para disimular, ante su propio pueblo, su ineptitud y el rotundo fracaso de su modelo económico.
Carlos Francisco Echeverría.
El gobierno de Cuba, y sus seguidores dentro y fuera de la isla, siguen atribuyendo al bloqueo comercial de los Estados Unidos la trágica situación de miseria generalizada en su país. Sin entrar a discutir por ahora el fondo del asunto, cabe señalar que se trata de un bloqueo bastante poroso. Tanto, que los Estados Unidos son hoy uno de los principales proveedores de carnes, medicinas, maquinaria y productos agrícolas de la isla. En el año 2019, antes de la pandemia, Cuba importó de allí mercancías por $283,9 millones, de los cuales $189 millones fueron en productos cárnicos. Los tres países que más exportan bienes a Cuba son España (19,2% de las importaciones cubanas), China (15%) e Italia (6,2%). Después de ellos se encuentran Rusia, Canadá y los Estados Unidos, prácticamente empatados en torno al 5,4%.
Por supuesto, que esas cifras se refieren solamente al comercio formal, que se contabiliza como tal en las aduanas. No tienen en cuenta la “importación hormiga” de productos de higiene, medicinas y muchas otras cosas que llevan constantemente los viajeros, en especial los cubanos residentes en Estados Unidos, conscientes de las carencias que pasan sus familiares. Pero, sobre todo, ignoran que la principal exportación norteamericana a la isla son los dólares.
Según el diario El País, de España, “La cifra de las remesas que envían los emigrados cubanos no es precisa porque un gran número llega a Cuba por vías informales. Un informe de la firma Havana Consulting Group (HCG) estima el monto anual en unos 3.600 millones de dólares, más que el aporte de todo el sector turístico a la economía cubana, y más que la suma de los principales rubros de exportación, incluidos níquel, azúcar y derivados, tabaco y productos biotecnológicos.”
Paradoja de paradojas, el régimen cubano sobrevive en gran medida gracias a sus exiliados en los Estados Unidos. Es como si duplicara sus exportaciones sin ningún esfuerzo adicional, más que el de mantener el statu quo. Así, el bloqueo resulta ser un buen negocio para la élite político-militar cubana: le permite captar suficientes divisas para conservar sus privilegios, y al mismo tiempo le da un pretexto para disimular, ante su propio pueblo, su ineptitud y el rotundo fracaso de su modelo económico.
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