Carlos Mejía Godoy: Lamentablemente ahora se repite la historia. Me enfrento de nuevo el exilio para andar del tiempo.

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Carlos Mejía Godoy.

Conversar con Carlos Mejía Godoy es hablar con una persona que lleva la música en su sangre, que la disfruta, que de ella hace una conversación, pero también una nota musical que hoy es reconocida mundialmente.

Mejía Godoy, hijo de Nicaragua, pero centroamericanista por vocación, expresa que el cinturón del continente “nos hace crear una canción alegre, una canción risueña, una canción con un enorme desparpajo y con una con una sed de comunicar todo ese potencial de la vida cotidiana”.

De nuevo, él nos concedió una entrevista donde nos narra su vida, sus inicios, la relación con su familia musical, el haber viajado y conocido el mundo; el premio de reconocimiento mundial otorgado por la OTI, en 1977 al componer Quincho Barrilete, interpretado en dicha ocasión por Eduardo “Guayo” González.

Autor del Canto de despedida, del Cristo de Palacagüina, La misa campesina, Son tus perfúmenes mujer, Nicaragua nicaraguita, Somos hijos del maíz, María de los guardias, Yo soy de un pueblo sencillo, La Consigna, Volveré a mi pueblo, Alvarito Conrado, entre muchas otras canciones

Su enfrentamiento con la dictadura somocista dejó huellas profundas en sus principios de libertad y hoy la triste realidad que vive su amado pueblo sometido por la dictadura Ortega-Murillo, así como el inicio de la insurrección hace precisamente un año, el 18 de abril de 2018, hacen que este cantautor se encuentre radicado en Costa Rica.

Carlos Mejía Godoy en todo momento recuerda con nostalgia su tierra natal, Somoto, donde hace varias décadas dejó su ombligo. Carlos Mejía Fajardo, músico popular, y María Elsa Godoy, maestra de escuela y artesana de pan, viven en su recuerdo, así como su sentimiento fraternal hacia Luis Enrique Mejía Godoy, ambos cómplices de aventuras y del desarrollo musical centroamericano.

Tiempo atrás decíamos que Carlos Mejía, es más que nicaragüense, también es nuestro, porque él es un centroamericanista por los cuatro costados, que comienza la conversación recordando los años ochenta cuando: “…esa revolución emergió como un río desbocado de participación popular”, recuerda a La Revista 

Hoy queremos conversar sobre los inicios de este artista, cuya jovialidad e interesante conversación, casi poética envuelven interesantes historias y fragmentos de una vida plagada de dolor, éxitos, frustración, pero sobretodo de esperanza y un gran anhelo de paz, libertad y justicia social.

Comencemos desde los inicios de Carlos Mejía Godoy en el arte, en la música. ¿De dónde nace ese sentimiento artístico y esa sensibilidad por la problemática social que envuelve hasta el día de hoy a los más desposeídos de nuestro continente?

“La respuesta no puede ser personal porque responde a un conglomerado familiar donde la música jugó un rol permanente desde la infancia.

Vimos a un padre de familia que no solamente cantaba y ejecutaba una guitarra o una marimba, sino que por sobre todas las cosas tenía un enorme respeto por ese oficio. En esto existen dos clases de artistas: el que viene genéticamente diseñado, y el que se va incorporando racional y anímicamente alrededor del oficio.

No estoy hablando del oficio profesional, sino del mínimo y fundamental de expresarse y manifestarse, en lo que mi padre fue una especie de guía.  No solamente ratificó, sino que nos ubicó correctamente y nos enseñó que hagan lo que hagan, lo tienen que hacer con dignidad; aunque sean aficionados y aunque no sean profesionales tienen que entregarse a lo que cantan, al igual a como se a va a contar un chiste; uno se apropia de la historia, todo el mundo queda en silencio y esa historia se va hilvanando.

Cuando se canta, hay que asumir un compromiso. Para nosotros, chavalitos de 18 años, aquello nos parecería como un concierto sorpresa.  Nos asombraba que un hombre que no había tenido mayores estudios, y mucho menos en el campo académico musical, manejara semejantes criterios estéticos; pero para nosotros no fueron exóticos; nacimos con escuela y descubrimos que la música es principalmente una herramienta de comunicación.

Después fuimos descubriendo otros elementos además de la familia, el tío, el vecino, sino que hay toda una sociedad inspiradora. Uno crece, se va del pueblito y rompe el cascarón de la provincia y se encuentra con que la música, en su totalidad, es un todo muy denso.

De dónde venimos nosotros es importante para poder entender el corpus total de lo que es el oficio de cantar, el oficio de comunicar.

Con el tiempo adquirís otro comportamiento:  nada de dejar pasar un error porque no hubo tiempo de corregirlo; vamos hacer las cosas bien: que la melodía, el texto, la armonía el ritmo etcétera. Y hacemos escuela, que no solamente es desarrollar técnicas, sino que implica incorporar lo que es espiritual; es una posición de compromiso con la sociedad.

Al público tenés que entregar una vocación; tenemos una vocación a la que me voy a dedicar; no se trata simplemente de un complemento, sino que, de tú de tu formación integral, como el estudiar una carrera universitaria”.

¿Cómo es que se da la decisión de dedicarse por completo a la música y dónde toman tal decisión? Así también ¿qué motiva ese sentimiento y compromiso social y político para compartir la experiencia revolucionaria junto al Frente Sandinista que culmina con la caída del dictador Somoza?

“Yo crecí como profesional en el medio de Costa Rica. Mi hermano y yo, en Nicaragua decidimos abandonar la universidad porque encontramos que la música era para hacer de ella un oficio. Motivado por la conciencia, la conciencia social que requería no solamente del contexto panorámico, la montaña, la nube, el río, el campesino que pasa, el hombre de campo, el de la ciudad:  la historia es un enorme filón.

Es una mina también, infinita, inagotable que nos despierta a la otra dimensión: que el campesino está empobrecido porque no pasa de tener una vaquita, un caballo, sus siembras, y el terreno de un humilde ranchito.

El mundo, como decía Galeano está patas arriba. Y de ahí viene el segundo compromiso. El compromiso con tu realidad, la realidad social, el dolor del campesino, el dolor del obrero, la desigualdad social, el atraso cultural, donde el chavalito inteligente que no puede romper la barrera de la carencia y que nunca pasó de tocar una guitarra teniendo el talento como para llegarle al que construyó las pirámides de Egipto, pueda hacerlo y crecer en el arte de la música y la poseía.

Empezamos con mi hermano, a involucrarnos en la canción social hasta que encontramos un asidero contextual en el llamado Frente Sandinista de Liberación Nacional, que nace en el 61, es decir cuando nosotros estábamos cruzando la barrera del bachillerato.

Asumimos el papel de testigo de nuestro tiempo.  Nuestras respuestas a las interrogantes de entonces quedan integradas a los textos de nuestras primeras canciones. Se da una evolución que va hasta llegar a la posición partidaria orgánica, donde somos parte de un conglomerado revolucionario y en donde el papel nuestro es cantarle eso, aunque también nos tocó hacer los trabajos comunes y cotidianos de todo militante. En verdad fue una experiencia personalísima. Como bien se dice nadie me quita lo bailado y nadie me quita lo cantado.

Nunca hicimos canciones para los caídos, para los héroes. Porque están bajo tierra y ya cumplieron su misión. Digo esto específicamente porque tengo una canción al hermano del dictador, la canción “Vivo Ahora” de Camilo Ortega Saavedra. Y algún fanático de aquí o de allá te quiere imponer las cosas y te dicen no no no no no me hizo nada esa familia, es un apellido pisoteado por la historia, no no no es cierto no es así, que culpa tiene el que entregó su vida al lado de los indios y simbolizó esa causa, que culpa tiene su o sus hermanos si han tomado otro rumbo.

Lo explico a la gente que no sabe que este muchacho, a pesar de pertenecer a un sector del frente sandinista que se llamaba insurreccional, al ver que los niños bonitos que eran del sector llamado “guerra popular prolongada”, se tiraban contra los tanques de Somoza, y dijeron no a un lado las divisiones, vamos a unirnos por Nicaragua. No tengo por qué callar esa realidad”.

Su trayectoria más allá de las fronteras de su Nicaragua natal es parte de la trayectoria suya y de su hermano. ¿Por qué no nos relata un poco del trabajo a nivel internacional, de los conciertos, de las relaciones con otros grupos musicales en diferentes países, y de toda la divulgación tan importante que han hecho ustedes, poniendo a Nicaragua en muchos escenarios?

“Fuente fundamental es la música tradicional nicaragüense con su referente importantísimo de Camilo Zapata, que fue un compositor y cantautor nicaragüense y de otros nacionales. Reconocer la labor de los artistas en el terreno es lo primordial para nosotros. Así conocimos a los franceses de los años de la posguerra como Georges Brassens, cantautor francés, Georges Moustaki, un músico y cantautor egipcio, etcétera hasta desembocar en lahispanoamericana con el español Joan Manuel Serrat.

Los referentes de la música latinoamericana se encuentran ubicados desde la Antártida hasta Bob Dylan, desde los Parra en Chile, pasando por Atahualpa Yupanqui guitarrista, poeta y escritor argentino, hasta Carlos Puebla el cantor de la revolución cubana, por Mercedes Sosa y Horacio Guarany, ambos cantores y folkloristas argentinos.

Durante los 60 se incuban las grandes dictaduras en América Latina, y ante ello se desarrolla el movimiento de la Canción Contestataria, canción que no puede ser indiferente con un silencio cómplice ante los dolores que sufre nuestro continente y nosotros.

Fue muy importante la presencia de mi hermano Luis Enrique en Costa Rica, que se había venido a radicar aquí y trabajaba en la universidad. Este país siempre ha sido un corredor para el arte, por sus propias características democráticas. Por aquí pasaron los grandes artistas, que llegan a Nicaragua hasta los años 70 y tantos, después del terremoto de Managua”.

Nos dice Mejía Godoy, que es importante señalar que ellos utilizan ritmos autóctonos, como el son de pascua, son de toros mazurca, polka, valsecito, etcétera. Dice que tienen la influencia de la música sureña como la zamba, el huayno, la chacarera y toda esa familia de ritmos latinoamericanos que se encuentran enlazados.

Su paso por Costa Rica les abrió ventanas de posibilidades artísticas que tenían vedadas en la Nicaragua de la época sandinista, regida por un régimen opresor, cuyas características según Mejía Godoy, se reproducen con el matrimonio Ortega actualmente en el poder, así nos dice que:

“Esto me recuerda la famosa frase de Rubén Darío, de que “hay un hondo temblor que pasa por las vértebras enormes de los Andes.”

Es decir que esa cordillera que atraviesa nuestra América es el abrazo que nos damos todos los cantores para poder expresarle a nuestra América un canto solidario, profundamente vinculado con la tierra, y sobre todo con la realidad cruenta y sangrante de nuestra sociedad continental.

Para el 73 y 76 ya he cumplido mi trabajo de cantor de pueblo, de la calle del medio y de la misa campesina nicaragüense.  Canciones que parten de lo tradicional, de los riesgos vernáculos hasta desembocar en la canción protesta”.

La presencia de Carlos Mejía Godoy y los de Los de Palacagüina tuvo un destacado papel en el campo internacional, exponiendo el arte musical de la época en importantes destinos y compartiendo escenarios con destacados artistas.

Relátenos episodios vividos por usted y compañeros en esta lucha por divulgar sus mensajes de paz y libertad en tono de poesía y son musical.

“Mi participación en el festival de la OTI en noviembre de 1977 afirma mi presencia en España en una época en que ya la latinoamericana Elsa Baeza, la española Massiel y otras cantoras, como Lucha Villa, de México y Helenita Vargas de Colombia, habían ejecutado mis primeras canciones. Por suerte, porque se da en el contexto en que la vida en España coincide con la con la vuelta a la democracia, lo cual permite y refuerza el trabajo de la música testimonial que ya venían desarrollando.

Con los Quilapayún que es una banda chilena de música folclórica, que formó parte de la llamada Nueva Canción Chilena durante la década de 1960, llevamos nosotros un canto centroamericano diferente del canto sureño que es un canto un poco más melancólico, apoyado en la zamba argentina y en la chacarera.

Centroamérica nos hace crear una canción alegre, una canción risueña, una canción con un enorme desparpajo y con una con una sed de comunicar todo ese potencial de la vida cotidiana.  Insisto, mi presencia en España y la suerte me permitieron haber logrado escalar los primeros peldaños de la popularidad en una época muy difícil para un artista extranjero.

Ahí se me da la posibilidad de manifestarme como militante del Frente Sandinista, y así puedo recorrer Europa, ya no solamente para recoger una cosecha artística, sino que también para ir divulgando por todos esos países europeos la necesidad urgente, emergente, de aislar una de las dictaduras más atroces del continente, cómo fue la de los Somoza.

Lamentablemente ahora se repite la historia. Me enfrento de nuevo el exilio para andar del tiempo, el campo, como dice nuestro pueblo, denunciando los atropellos de este gobierno que encabezan Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Pero no solamente los de ellos, sino que también de todos aquellos que son cómplices y que son parte de ese llamado Danielismo que tanta desgracia ha traído para nuestro pueblo. Aquí, en este momento no podés aplicar ninguna regla, ningún canon preconcebido como la izquierda, la derecha, los centros. Aquí lo que hay es un pueblo dominado por una dictadura y sediento de libertad, con la misma pasión y con la misma entrega y sacrificio que en los tiempos de Somoza”.

Finalmente, Carlos Mejía Godoy nos presenta su última obra como cantautor, la cual titula “Abril te Amo”, como su homenaje a un mes que a través de la historia ha sido referente de la sangre derramada por la libertad en Nicaragua.

“En abril de 1954, precisamente, un grupo de oficiales del ejército de Somoza se rebelaron contra el régimen.  La conjura, desgraciadamente, fue descubierta y los hermanos rebeldes del ejército fueron salvajemente torturados y sacrificados. El 18 de abril es un referente histórico que destaca lo que ha pasado en Nicaragua con estos jóvenes valientes y aguerridos. Significa la exaltación de un mes que es un verdadero emblema de coraje, de amor y de dignidad.

Esta canción es influenciada por dos grandes cultores de la poesía, Pablo Neruda en su famoso Canto General, y Federico García Lorca en cuanto a lo popular.  El reto de esta canción era no caer en el lugar común del suceso. Así es más bien una especie de letanía, de metáforas que tienen que ver a veces con un lenguaje un tanto surrealista que utiliza la sinestesia literaria de transpolación de sentidos. En fin, ha sido para mí una experiencia notable. No es una canción que la hice en un día, ya que tengo una semana trabajando en esto sin que pueda decir que he encontrado el texto definitivo, pero me voy acercando a él y dice así:

Abril es un Relámpago de mariposas blancas
en La Floresta azul de la memoria.
Abril es Aleluya de sangre sacrosanta
para teñir de patria nuestra historia.

Abril es un orfeón de cantos insurrectos.
Abril es un bastión de quiebraplatas.
Abril es Alvarito Conrado repartiendo
migajita, haz de luz en su galaxia.

Abril es una trocha en la montaña
donde se yergue la espiga del coraje,
son los chocoyos del volcán Masaya
emboscando a los torvos gavilanes.

Abril es una ceiba cundida de esperanza,
un cónclave de pájaros invictos
que van, Buscando tercamente el alba,
el Alba de Oro que soñó Darío.

(Coro) 

Abril te amo, te amaré por siempre,
yo te amaré sin tregua noche y día
y te prometo amarte eternamente
hasta el último instante de mi vida.

Esta mañana agregue esto que no estaba en el original: al abrir es la ventana que vio Alfonso con más intensidad que todo el cielo, abril es rebelión de corazones tomando por asalto el firmamento. Esta última parte no sé si va a quedar. Pero bueno, esa es la experiencia que les quería dedicar con todo cariño y con mi abrazo solidario”

 

Por Eduardo amador y Eugenio Herrera

 

 

 

 

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