Dennis Meléndez Howell, Economista (Ph.D.).
Comenta un amigo, conocedor de primera mano del tema, que hay entre 500 y 600 pequeños arroceros que viven en la pobreza, pues producen en condiciones precarias.
Lo que reciben por la venta a los industriales (que son monopsonistas) les produce pérdidas y tienen que defenderse diversificando su producción. Pero no pueden salirse de la producción de arroz, que les produce pérdidas, porque si dejan de producir, los industriales no les compran la cosecha actual.
A los grandes arroceros les sirve que existan porque como “su modelo” (dictado al MEIC) usa “costos promedio” les interesa que haya muchos con costos altísimos, para hacer subir esos promedios y obtener ellos suculentas ganancias. Viejo truco de todos los grupos sujetos a regulación.
Como los beneficios de la protección y de las importaciones sin impuestos se reparten de acuerdo con el volumen de producción, podemos imaginar quiénes se quedan con el 92% de las rentas derivadas del poder monopólico.
Si alguien merece ayuda para cambiar de actividad y dejar de servir como piezas útiles al ajedrez de los 19 productores integrados verticalmente (son a la vez productores, industriales y vendedores) son esos 500 o 600 microproductores.
La sugerencia de mi amigo es quitar la protección y destinar el equivalente al 20% de los subsidios que los consumidores regalan a esos 19 empresarios, para ayudar a esos micro productores explotados. Eso los beneficia a ellos y a los consumidores.
Pero, según vemos, al gobierno le interesa únicamente favorecer a esos 19 empresarios. ¿Será que les han prometido financiar la campaña política que se aproxima? No lo sé, pero ese cruce de intereses es muy sospechoso.
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