Editorial: Acoso y descrédito ante la ausencia de visión y criterio (Podcast)
Se pretende acaso emular el camino ya escogido por autocracias vecinas, para dar un certero golpe a la democracia, que continúa siendo el sistema político más acorde a nuestras aspiraciones sociales.
Es cada vez más evidente y notoria la práctica que emplean las autoridades formales por vía del descrédito y la intimidación a quienes se resisten a los improvisados proyectos y arbitrariedades. Han escogido para hacer el coro, a personas y figuras conocidas del vecindario, que muestran en sus salidas por las autopistas sociales, el matonismo estridente, como pocas veces se haya visto en Costa Rica. En Zapote y en Cuesta de Moras hay gente, que es reflejo de cuanto en este sentido está ocurriendo. Están desvelados en protagonizar, razón por la que día con día, y semana a semana, emplean su histrionismo como parte del colorido espectáculo, que sí da réditos para encantar a fieles adeptos. Las argumentaciones que emplean y lanzan desde las tarimas mediáticas a su dedicado servicio, sustentan ocurrencias y de vez en cuando alguna idea coherente, que va porque van y de sí porque sí. La carencia de razones, planeamiento, fundamentos, y criterios técnicos de fondo, es quizás aquello que induce a la vociferación, y particularmente a acosar como hábito reiterado, ante quienes no se arrugan por sus ataques certeros. Es fácil deducir que esas corrientes en el gobierno, no tienen forma de procurar camino, sino es por vía del ataque sistemático.
Se hace necesario reconocer que la situación es bastante confusa y contradictoria para la ciudadanía, porque por lo general las ideas y las motivaciones de los jerarcas, hay que admitirlo, parecen tener sentido ante una población ansiosa de solventar sus principales aflicciones. Lo que se muestra en la realidad sin embargo, es que más allá de buenas intenciones nada ocurre, porque lo planteado por lo general es fruto de atajos e improvisación sin una vía o medios precisos para lograr los cambios necesarios. Además el diálogo y los acuerdos son vistos como puentes a dinamitar. Así las cosas, los medios empleados que utilizan, tales como las argumentaciones jurídicas y axiológicas, parecen más bien sacados de la manga, además que las decisiones son presentadas, por actores y actrices cuyo role es quedarle bien al Jefe. Todo esto se traduce al mismo tiempo en lanzamiento de estiércol a diestra y siniestra, y llevar los temas hacia vías que nos alejan de las principales y genuinas preocupaciones en la población. Se puede comprender su frustración, y en buena hora sus propuestas, pero jamás sus métodos y subjetivismo.
Los costarricenses no ignoran que al ver atrás y sobretodo en tiempos recientes, ya el camino era equivocado, y la desatención a sus inquietudes era más que evidente. El partido político que ganó las elecciones pasadas hizo su campaña alrededor de esto con sobrada razón. Ahora eso ha sido sustituido sin embargo, por una sistemática agresión a la institucionalidad, y a líderes de opinión, mientras la criminalidad, la pobreza, la exclusión y la marginalidad campean en la Costa Rica de hoy. Se pretende acaso emular el camino ya escogido por autocracias vecinas, para dar un certero golpe a la democracia, que continúa siendo el sistema político más acorde a nuestras aspiraciones sociales.
Lo cierto es que tenemos entonces como sociedad democrática mucho que decir y hacer ante estos embates, recordando que el gobierno escogido por los costarricenses es al Partido Progreso Social Democrático, aunque ahora no es de extrañar el cambio de rumbo hacia Aquí Costa Rica Manda. Es por eso que al igual que lo han hecho algunas periodistas rebelándose contra una de sus colegas; perteneciente a esta nueva escuela del bullying y las groserías, de esa misma forma se debe reaccionar ante lo que está ocurriendo; a ver sí por lo menos se endereza el rumbo político, para rectificar.
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