Editorial: Crisis climática y gestión
Si no abordamos hoy los problemas de una manera diametralmente distinta a como lo hemos venido haciendo, entonces no habrá mucha esperanza. A fin de cuenta todo está siempre al final en nuestras propias manos….
Las esperadas afectaciones meteorológicas propias de nuestra época lluviosa, han generado inusuales inundaciones en diferentes lugares del país, afectando principalmente a cientos de familias en el Valle Central, así como también poblaciones en las costas del Pacífico Central y del Pacífico Sur. Se trata de inusuales e inesperados fenómenos, porque este es el término que han utilizado muchas personas que han sufrido -ya en más de una ocasión- el terrible impacto de las intensas lluvias y por tanto de ríos y quebradas desbordadas, así como también de constantes derrumbes.
Pareciera entonces, que estos desastres naturales tienden no sólo a repetirse bajo la lógica de la estación lluviosa, sino más preocupante aún a agudizarse y causar verdaderos estragos materiales así como valiosas pérdidas de vidas humanas, tal fue el caso recientemente en Cambronero. Pérdidas asimismo de ganado y de mascotas que al final terminan corriendo la suerte de sus dueños. Y si bien es cierto hay una Comisión Nacional de Emergencias; por lo general presente, pareciera sin embargo, que no tenemos un plan preventivo país, el cual permitiría amortiguar al menos el problema y anticipar futuras consecuencias.
Las cosas tienden a complicarse en un momento en que la sociedad experimenta diversos tipos de crisis a un tiempo: climática, económica, sanitaria, política y paradójicamente de la comunicación. Lo que estamos experimentando nos hace notar que las congojas desbordan la paz social, y se requiere por tanto un manejo cualitativamente distinto al tradicional. Ahora es imperativo lograr el concurso de diversas voluntades e intereses para poder hacer frente a los enormes riesgos y peligros que estamos experimentando.
Lo evidente es que los recursos del Estado no son suficientes y que ante eso la participación y la gestión ciudadana, así como de las organizaciones sociales debiera contribuir a mitigar los problemas que nos conciernen a todos y no obstante lo mágico continúa siendo la incapacidad de pensar en el mañana así como de amortiguar los problemas del presente, pensando sobretodo en aquellos a quienes corresponde habitar la casa del mañana.
La interrogante principal es ¿cuándo despertaremos, cuándo reaccionaremos, cuándo en vez de pensar negativa y destructivamente, sumar de forma diáfana y construir junto a aquellos que piensan y viven su vida de manera muy distinta a la nuestr?. Si no abordamos hoy los problemas de una manera diametralmente distinta a como lo hemos venido haciendo, entonces no habrá mucha esperanza. A fin de cuenta todo está siempre al final en nuestras propias manos….
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