Editorial: En el SICA una rotación inevitable y una elección no deseable
Las decisiones deben realizarse con un alto sentido de dignidad y consistentes con los valores y costumbres que caracterizan el ser costarricense, pero también con un sentido de ineludible pragmatismo en un mundo pletórico de contradicciones.
Don Pepe Figueres solía decir con regular frecuencia en sus intervenciones sobre temas internacionales, que a los amigos se les puede escoger pero no a los vecinos, aludiendo entonces a Panamá y Nicaragua.
La historia nos ha dicho muchas cosas con respecto a ambos, pero sin duda más con respecto a los vecinos del norte; país con el que hemos desarrollado una relación inequívoca de encuentros y desencuentros, para plantearlo en términos positivos. Y con respecto a este último, tenemos noticias durante los últimos días, relacionadas con la rotación que por lógica se da en los organismos de integración y cooperación regional, sólo que en esta oportunidad se da una situación bastante incómoda para Costa Rica con respecto al SICA, por cuanto el sujeto a quien el vecino país propone (en momentos además de relaciones nuevamente incómodas y tensas) contribuyó con sus acciones a uno de los momentos diplomáticos más graves de nuestra historia reciente. Se trata de Werner Vargas Torres, un personaje de triste memoria para los ticos, en virtud de su rol durante la invasión de Nicaragua a la Isla Calero.Las otras razones, a las que aluden en carta enviada al Presidente Chaves, los Expresidentes de la República de Costa Rica, son en realidad más complejas de atender en una coyuntura como la presente, por cuanto se refieren al repudio de un régimen que atenta contra la libertad de expresión y los derechos humanos.
En nuestro criterio estas argumentaciones son más difíciles de asumir, por cuanto la Secretaría de Integración Centroamericana es un instrumento regional de presidencia rotatoria. No podemos ignorar que las relaciones comerciales con todos los países de Centroamérica son importantes; independientemente del tipo de régimen que les gobierne. Sí a Nicaragua le corresponde ahora presidir este órgano, pues será inevitable aceptar que lo haga, pero ciertamente rechazar a quien pretende representarlo, por tratarse en este caso de una persona con importante liderazgo activo durante la usurpación de territorio costarricense.
Los Expresidentes proponen –entre otras cosas- quebrar el consenso indispensable y evitar que el Señor Vargas asuma, lo cual será un buen precedente y obliga al menos a que Nicaragua haga una nueva propuesta o de lo contrario, que el SICA continúe como hasta ahora, descabezado. El tema de fondo seguirá siendo sin embargo, sí agudizamos las contradicciones y mantenemos distanciamiento con Nicaragua; entre otras opciones, pero a sabiendas que también estamos estrangulando posibilidades comerciales en Centroamérica, dado que es inevitable pasar por territorio nicaragüense para colocar exportaciones en el Istmo y más allá.
El mundo de hoy en virtud de su elevada interdependencia, nos obliga a aceptar que debemos mantener relaciones con países que atentan contra la libertad de las personas y sus derechos, lo cual es una lamentable realidad. Esto por cuanto en buena letra ni siquiera debiéramos mantener relaciones con China, o con Rusia, a sabiendas además que aceptamos relaciones con otros países amigos que han invadido naciones en forma violenta e injustificada. En términos de esta realidad del presente, agudizar la animosidad diplomática es un paso muy delicado. Las decisiones deben realizarse con un alto sentido de dignidad y consistentes con los valores y costumbres que caracterizan el ser costarricense, pero también con un sentido de ineludible pragmatismo en un mundo pletórico de contradicciones.
Meditar bien el curso a seguir por el país ahora y en esta coyuntura, es sin duda un enorme e importante imperativo.
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