Hay situaciones con respecto al 2022 que lucen inevitables y a ellas no vamos a referirnos por ahora, porque en este momento y circunstancias la intención es otra. En La Revista, al terminar un año y comenzar otro, pensamos en lo que cada quien y a la vez todos juntos, podemos hacer en adelante para ser mejores. Continuaremos siendo críticos con afán siempre propositivo, por cuanto eso es indispensable para contribuir a superar las dificultades que enfrenta la sociedad costarricense. Hay que tirar además al cesto del pasado, la actitud de provocar daño en forma malintencionada; al utilizar como se hace, la autopista de las redes sociales.
Disminuir la carga negativa es un imperativo para poder edificar una sociedad diferente sobre nuevas bases y añorados valores. Debemos lograr que el ave fénix, símbolo de nuestros mejores sueños y esperanzas, vuele y emerja de las cenizas del rencor y resentimiento pretéritos. Consideramos por eso indispensable en el nuevo año, mantener la presencia de las voces y las letras más diversas, en aras de la libertad de expresión que nos enaltece como sociedad democrática. No es posible procurar armonía y propuestas para la sociedad, sin el concurso de pensamientos dilectos y ópticas diferentes. Eso es lo que permite fortalecer la sociedad democrática, y por tanto la construcción de una comunidad solidaria y progresista.
Sabemos que el primer desafío a la vuelta de la esquina en el 2022 son las elecciones nacionales y lo procedente entonces, es ver entre las opciones, cuál es la que más se acerca a lo que pensamos y queremos. La ciudadanía tiene varias de ellas: La primera, desquitarse con alguien o algo como por lo general sucede. Será eso conveniente?, la segunda es entregar el voto como un acto de simpatía personal o afinidad partidaria; a sabiendas quizás que eso no ayuda ni nos saca de donde nos encontramos, o la tercera, abogar por una alternativa seria, capaz de llevarnos a iniciar el andar de una seria transformación política; por cuanto seguir experimentando no parece una opción deseable. Tender puentes sin embargo es indispensable en el 2022, porque no es dividiéndonos más, ni practicando matonismo digital, como vamos a llegar a buen puerto. La capacidad de generar coincidencias, es aquello que la sociedad reclama con mayor necesidad y también angustia. No hay de otra, y eso que parece tan simple, no lo es del todo. Transformar el archipiélago político en continente de voluntades convergentes es la única alternativa posible en el 2022.
Como proyecto de comunicación política con afán formativo, tenemos varias consideraciones en mente: Una mayor responsabilidad con el ambiente. Tenemos una oportunidad sin precedentes para los temas relacionados con la crisis climática. Continuar respetando las medidas sanitarias en un acto de responsabilidad colectivo. La situación fiscal, la reactivación económica y el estado en que se encuentra la educación nacional, son temas que requieren urgente atención de todos y cada uno de nosotros. La rendición de cuentas y una mayor participación ciudadana; vigilante de la cosa pública, es esencial. En síntesis asumir compromisos responsables; contribuir a superarnos como colectividad…aportar y edificar siempre con la mirada en el horizonte.
Tenemos que contribuir aportando lo mejor de nosotros. Eso no es mucho pedir, porque en nuestro lote de congojas siempre habrá espacio para ser mejores. El equipo de La Revista está listo para reiniciar la jornada del año que comienza con y junto a ustedes. Gracias por sumar.
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