Los sindicatos y en general los huelguistas, están dispuestos a ganarle el pulso al Gobierno y a quienes proponen la reforma fiscal. Los actores sociales y políticos han entrado en ese juego perverso de identificar perdedores o ganadores, cuando en realidad los perdedores somos todos sin excepción. De este pulso no habrá ningún ganador.
Con el nuevo anuncio de la emisión de Letras del Tesoro por 498 mi millones de colones, por parte del Banco Central de Costa Rica, medida señalada por la Ministra de Hacienda, Rocío, nos damos perfecta cuenta de la situación en que nos encontramos. Esto es algo así como empeñar las joyas de la abuela, para ver sí con eso podemos ir a la compraventa a que nos den algo, o significa quebrar el ultimo chancho de alcancía que haya en algún rincón de la casa para ver si con eso podemos llegar a fin de mes. Tal y no otra es la situación que nos genera por consecuencia el estúpido pulso de la huelga, ya de nefastas consecuencias sociales.
Estamos claro que no todo es culpa de los sindicatos, sino también de administraciones negligentes e inoperantes, estamos claros que en efecto patear el tarro tantas veces, hizo que este se hiciera plano e impateable. Estamos claros que nuestra imbecilidad supera nuestro sentido común y que todos estamos dispuestos a hacerle un hueco al bote en vez de tratar de sacarle el agua. Estamos claro que los señores y señoras diputadas continuan jugando a las chapitas para demostrar quien es más culpable y quien menos. La irresponsabilidad es mayúscula por cuanto la presente condición de las finanzas públicas, no podría ser más lamentable, mientras se mantiene el juego de las diferentes fracciones político partidistas.
Ante estas circunstancias, todos sin excepción sabemos, que es imperativa una reforma fiscal que posibilite al menos un pequeño espacio, el cual permita a la vez, trazar una nueva ruta hacia la sostenibilidad, aunque eso signifique el tránsito a medidas más drásticas para alcanzar el ajuste necesario en las finanzas públicas. Aún así, el meollo del asunto antes que económico es político y radica en la imperativa necesidad de ese diálogo nacional en el que nadie quede excluido pero donde debe prevalecer la honestidad, la buena fe y los intereses nacionales deben prevalecer sobre los particulares. Esto siempre será mucho pedir, porque en épocas de conflicto siempre aparecen hienas que están al acecho, para atacar cuando sus víctimas estén heridas de tanto mordisquearse entre ellas.
Esta noticia sobre las letras del Tesoro, nos toma por sorpresa, por ser la última de las medidas esperables antes de entrar en una verdadera crisis, y lo que la mayoría de los costarricenses; esa población afectada por el comportamiento de otros actores sociales, esperaría, es que ésta sea la ansiada oportunidad, para revertir el pulso de la imbecilidad, y para generar el espacio de esperanza en beneficio de las presentes y nuevas generaciones de costarricenses.
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