Eduardo Carrillo: ¿Sensibilidades políticas o sutilezas? ¿No será que, en efecto, estamos jugando chapitas?
Ojalá mejore la comunicación entre poderes de la república, pero ello no borrará la irresponsabilidad de ver deteriorase nuestra economía, nuestra democracia, sin hacer nada al respecto. El discurso del presidente ha herido la sensibilidad de la clase política, que incluye al propio poder ejecutivo.
Eduardo Carrillo Vargas,(Ph.D. Administración).
Las relaciones entre poderes de la república están tensas Y cierto es que una buena cuota de responsabilidad la carga el Presidente Chaves Robles. El menos común de los sentidos, el común, sugiere que el Presidente tiene una especial responsabilidad en conducir al país, en nuestro caso, por la ruta de una democracia frágil, desdibujada e injusta, la cual requiere urgente un golpe de timón. El estilo de comunicación se espera respetuoso y claro, de tal manera que las relaciones, especialmente a nivel de las jerarquías del Estado sean claras, respetuosas y proactivas (proactivo: que toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento). Este no parece ser la situación del país. Unos critican y otros no hacen nada.
Esperar que la acción de proactividad se cumpla no siempre es posible. Hay diferencias que pueden quedar ocultas entre los lugares oscuros de una comunicación fluida y respetuosa. En el estilo de comunicación del presidente esto no ocurre porque su conversación es clara y contundente. Pero hay susceptibilidades en el camino de la gobernanza que pueden respetarse, aunque son menores entre los sectores sociales que ven en la troika gobernante (ejecutivo, legislativo y judicial), en efecto, jugando chapitas e incurriendo en actos irresponsables. Lo dicen las encuestas de apoyo al presidente. Además, usando el diccionario de Cambridge, irresponsabilidad se define como confrontar las funciones con insuficiente meditación (y) falta de preocupación sobre los resultados posibles. Por supuesto, podemos hacer una mejor selección del idioma, pero no podemos ignorar la realidad subyacente.
Sí, el gobierno está jugando chapitas y algunas de sus actitudes carecen de un pensamiento positivo e ignora los resultados posibles sobre la sociedad. La situación económica del país no es buena y la irresponsabilidad no es de los economistas, sino de todo el sistema político, incluido el ejecutivo. La economía nacional no depende de la teoría económica, sino de las grandes iniciativas políticas. Por qué archivamos la construcción del nuevo aeropuerto en Orotina, tratándose de un megaproyecto que habría traído grandes beneficios: ampliación de la ruta 27, un buen ferrocarril conectado al aeropuerto y también a Puerto Caldera; por qué no le damos prioridad al ferrocarril que alcance la meseta central desde San Ramón hasta Paraíso; por qué no estudiamos con seriedad el canal seco para acoger o desechar ese proyecto; por qué no invertimos en la infraestructura de comunicaciones que está en estado de emergencia; por qué no hemos forzado decisiones más aceleradas sobre la red de transmisión digital G-5. Parafraseando a John M Keynes, costa rica se encuentra en una posición contradictoria: no se hace nada porque no hay dinero, pero no hay dinero precisamente porque no se hace nada. Además, racionalizando el Estado, eliminando duplicidades, superando los enormes despilfarros públicos y, reduciendo la burocracia, se podrían ahorrar billones de billones y hacer desaparecer el engaño del déficit fiscal.
El Poder Judicial también reaccionó negativamente al estilo de comunicación del presidente. Y es que aquí también estamos jugando tapitas. Nuestro país está muy lejos de alcanzar un Estado de Derecho, cuando la justicia es incumplida, lenta y seguro hasta corrupta. Los estudios recientes del Proyecto Estudio de la Nación han sido muy claros en su diagnóstico sobre el poder judicial, mientras éste sigue esperando su condición de república independiente para esconder sus privilegios.
Lo que no admite discusión es que el país tiene serios problemas en las tres principales dimensiones de la democracia: la política, la económica y la social, como también es cierto que somos un país que crece en pobreza y desigualdad. Mientras esto ocurre, la clase política (25 partidos en el más reciente proceso electoral) juega chapitas; el congreso juega chapitas; el poder judicial juega chapitas; todos nosotros, jugamos chapitas; y, el poder ejecutivo, o lo que queda de él, juega chapitas. En realidad, todo el país viene jugando chapitas desde hace décadas, con mayor intensidad desde los 90, mientras la pobreza y la desigualdad aumentan o se mantienen a niveles inaceptablemente altos.
Ojalá mejore la comunicación entre poderes de la república, pero ello no borrará la irresponsabilidad de ver deteriorase nuestra economía, nuestra democracia, sin hacer nada al respecto. El discurso del presidente ha herido la sensibilidad de la clase política, que incluye al propio poder ejecutivo. Pero el pueblo quiere un cambio real, el cual es eludido por esa misma clase política resentida. Seguimos jugando chapitas…
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