Eli Feinzaig: candado para el CNP
Si hablamos de crisis fiscal y la necesaria reforma del aparato estatal, ahí tenemos dos de las más claras candidatas a la guillotina: el CNP y RECOPE.
Eli Feinzaig, Economista.
La Contraloría comprobó, dos años después de que los directores de las escuelas y colegios lo denunciaran a la prensa, que el CNP vende carnes, lácteos, frutas, verduras y abarrotes a los centros educativos, más caro que los proveedores locales de dichos productos.
Los directores también se quejan de la baja frecuencia de las entregas, razón por la que suben los costos de almacenamiento, se les pudre producto en bodega y sufren de desabasto de perecederos. La CGR no encontró evidencia de que el CNP reaccionara a dichas quejas para brindar un mejor servicio.
El CNP nació en tiempos en que se creía que el Estado debía comprar la producción agrícola para garantizar precios de subsistencia a los productores y el abasto a los consumidores. Quienes tenemos más de 50 años recordamos las enormes filas que había que hacer en los famosos estancos del CNP para salir con una bolsa de arroz y otra de frijoles, que tenían que durar toda la semana.
Varios gobiernos han hecho el amague de cerrar a este elefante blanco, pero siempre aparece algún Superman a salvarla de último minuto, asignándole nuevas -y cada vez más inverosímiles- responsabilidades.
La última vez fue en el desgobierno irresponsable de Luis Guillermo Solís, cuando se les ocurrió obligar a todas las instituciones públicas a abastecerse en el CNP. Esto incluye comedores escolares, centros de cuido, cárceles, comisarías, hogares de ancianos, etc.
Producto de tan genial decisión, el productor local de Los Chiles ya no puede vender directamente a las escuelas de Los Chiles, sino que lo tiene que hacer por medio del más incompetente de los intermediarios: el Estado, representado por el CNP.
Así es como los “malvados comerciantes”, esos siempre despreciados intermediarios que en el imaginario socialconfuso “se hacen ricos sin hacer nada” porque los mueve el “inmoral” afán de lucro, son capaces de vender los mismos productos en las mismas regiones más baratos que el “benevolente” intermediario estatal.
Lamentablemente para Costa Rica, este tipo de genialidad es la norma y no la excepción. Ahora mismo lo estamos viendo con Recope, la refinadora que no refina, a la que ya le apareció su Superman, que la quiere salvar poniéndola a hacer estupideces.
Apoyado en falsa ciencia, este genio de la administración pública quiere preservar ese elefante blanco poniéndolo -en una primera etapa- a importar y distribuir etanol que obligaría a los propietarios de vehículos a hacerles costosos “ajustes” para evitar daños a los motores, sin poder demostrar que ese ineficiente combustible traiga un beneficio ambiental tangible.
Pero la cosa no se queda ahí, porque el plan no es solo salvar al elefante blanco petrolero, sino matar dos pájaros de un tiro: poner más adelante al CNP, dueño de la monopólica fábrica de guaro que pierde plata en un país bien fiestero y tomador, a producir etanol localmente, en asocio con Recope -faltaba más-, para lo cual será necesario expandir el área cultivada de azúcar, que es un gran emisor de gases de efecto invernadero, tal como lo reconoce el Plan Nacional de Descarbonización en el cual se respalda este faraónico proyecto. Y ya sabemos cómo terminaron los faraones.
En fin, que si hablamos de crisis fiscal y la necesaria reforma del aparato estatal, ahí tenemos dos de las más claras candidatas a la guillotina.
Pero pareciera que, como lo hicieron antes con Bancredito, nuestros gobernantes creen que las entidades superfluas son chanchos a los que hay que engordar antes de sacrificar, ojalá a tiempo para los tamalitos de diciembre y los chicharrones de Palmares. Solo que no sabemos cuál diciembre, y nos va a salir muy caro.

Economista, consultor y empresario. Liberal, demócrata y librepensador.
Presidente del Partido Liberal Progresista. #SoyLiberal
Presidente del Partido Liberal Progresista. #SoyLiberal
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