Eli Feinzaig: Discurso en Asamblea Legislativa, 1º de mayo
Una Costa Rica donde las zonas rurales y costeras tengan acceso a empleos de calidad, porque damos los incentivos y capacitamos a la gente para que se puedan establecer negocios donde se necesitan. Donde los niños y niñas no les tengan miedo a las matemáticas y sueñen con ser ingenieras, científicos, programadoras o artistas.
Eli Feinzaig, Economista.
Muchas gracias, señor Presidente.
Muchas gracias, señores y señoras diputadas, por una jornada cívica ejemplar. Queridos compatriotas:
Hoy, primero de mayo de 2022, ¡volvemos a tener diputados liberales en la Asamblea Legislativa!
Después de décadas de estatismo rampante, de estancamiento y deterioro, en estas elecciones, el pueblo ha reclamado y pedido nuevamente una representación, en el Primer Poder de la República, de las ideas de la libertad y el progreso.
Y es que la herencia liberal de Costa Rica nos llevó de ser la más pobre de las colonias centroamericanas a una economía pujante y moderna a inicios del siglo XX. Desde temprano en la vida nacional, aquellos fundadores liberales creyeron en una Costa Rica insertada en el comercio mundial, creciendo para un día competir de tú a tú con la innovación, la tecnología y la calidad de vida de países con mayores recursos o que comenzaron mucho antes su camino al desarrollo.
Fue así como logramos ser uno de los primeros países electrificados en el mundo. Como llegamos a tener, con la gran reforma del prócer liberal, don Mauro Fernández, educación primaria gratuita y obligatoria para todos los niños y las niñas. Como desarrollamos instituciones de gran importancia para el bien común, como el Ministerio de Salud y el matrimonio civil.
Esos principios de libertad individual, económica y política, combinados con la obligación moral de llevar bienestar y progreso a todos los habitantes del país, siguen muy vigentes hoy, más de 100 años después. Porque para seguir progresando, necesitamos un clima de libertad para emprender, para elegir la fe que queramos profesar, para expresar nuestras opiniones y levantar la voz cuando así sea necesario, para desarrollar nuestro proyecto de vida personal de la manera que cada quién escoja para ser feliz.
Pero no podemos quedarnos solo ahí, porque resulta que, en la práctica, no todos tienen las mismas libertades: tenemos hoy en día costarricenses que no son libres para buscar trabajo porque fueron víctimas de un sistema educativo que los defraudó. Mujeres que han salido de la fuerza laboral por enfrentar las necesidades de cuido de sus hijos o padres, sin el debido acompañamiento de sus parejas. Comunidades enteras que no tienen libertad para desarrollarse porque se les ha negado la infraestructura y la conectividad que necesitan para prosperar en el siglo XXI.
El Partido Liberal Progresista cree en la igualdad ante la ley. Todas las personas debemos gozar de los mismos derechos y oportunidades. Creemos en un estado ágil y eficiente que facilite y proteja las actividades de los ciudadanos privados, garantizandoles seguridad física y jurídica, y brindando las condiciones estructurales para que las personas puedan llevar a cabo su vida y sus proyectos, ya sea construir una casa, montar un negocio, estudiar o trabajar, practicar deportes o disfrutar de actividades culturales.
Proponemos dejar atrás la noción de que sector privado y gobierno son entes antagónicos. Por el contrario, creemos que sector público y privado son dos turbinas de un mismo avión: uno genera los recursos necesarios para el crecimiento, y el otro garantiza el marco que permite ese crecimiento y además, asegura que todos tengamos acceso a las oportunidades.
Estamos convencidos de que se puede lograr una situación ganar-ganar-ganar, donde las empresas privadas puedan crecer, prosperar, generar oportunidades de empleo e intercambio, y que esto se traduzca en mayores ingresos y calidad de vida para los ciudadanos, a la vez que genera más recaudación para obra social e infraestructura, sin necesidad de subir impuestos.
Pero más allá de las posturas ideológicas, estamos aquí en el Congreso para aterrizar estos planteamientos en proyectos concretos, específicos, que sirvan para construir una Costa Rica mejor. Un país en el que los servicios de salud sean verdaderamente universales y a un costo accesible. Un país en el que cualquiera pueda montar un negocio en pocos días, sin que comience perdiendo en permisos y requisitos antes de haber vendido un solo colón.
Una Costa Rica donde las zonas rurales y costeras tengan acceso a empleos de calidad, porque damos los incentivos y capacitamos a la gente para que se puedan establecer negocios donde se necesitan. Donde los niños y niñas no les tengan miedo a las matemáticas y sueñen con ser ingenieras, científicos, programadoras o artistas. Donde mujeres y hombres podamos caminar por la calle y sentirnos seguros. Donde el gobierno invierta la plata de una forma que verdaderamente beneficie a los ciudadanos, que son su razón de ser, y no las instituciones.
La ruta para lograr ese país es larga. Entendemos que es una visión de largo plazo y que en cuatro años no se endereza lo que ha tardado décadas en torcerse. Pero sí podemos cambiar el rumbo. Necesitamos, en primera instancia, salir de la crisis económica y fiscal que nos ahoga.
Generar empleos en el corto plazo y trabajar en paralelo por una agenda de reforma educativa, reactivación económica sostenible, reducción del costo de vida y de producción, rediseño del aparato estatal para que los servicios sean brindados de forma más eficiente y con el costarricense en el centro, y todo esto acompañado de un fortalecimiento de la democracia por medio de mayor participación e involucramiento ciudadano, junto con un fuerte trabajo de promoción de la ética, transparencia y rendición de cuentas.
En ese sentido, me alegra profundamente el ambiente de reflexión y consenso que se respira en este nuevo grupo de 57 diputados. Hemos visto una creciente aceptación de nuestra visión entre compañeros de otras fuerzas políticas, mezclada con una sana apertura al diálogo. Esto puede ser normal ahora que todos estamos llegando, pero confío en que mis colegas diputados y diputadas sabremos mantener esa actitud positiva, propositiva y de servicio durante todos los cuatro años. Ciertamente, y hablo por mis compañeros de bancada, nosotros asumimos ese compromiso.
Frente a ustedes, señores diputados y señoras diputadas, y frente a la patria, los diputados del Partido Liberal Progresista nos comprometemos a no perder de vista los objetivos y principios que guían nuestras iniciativas, y a proponer proyectos que verdaderamente beneficien a los ciudadanos de todas las regiones del país. Prometemos trabajar con integridad, manteniendo la dignidad del cargo que el soberano nos ha encomendado y cuidando los recursos de los contribuyentes para que se usen de la mejor manera.
Nos comprometemos también a trabajar con transparencia y rendición de cuentas, manteniendo comunicación en dos vías con todas las personas que así lo deseen, entendiendo que trabajamos para ellos, que son nuestros jefes, estén donde estén en el país. Y a la ciudadanía, les pedimos que aprovechen esa comunicación y nos retroalimenten, recordándonos siempre el cometido y marcándonos la línea de la rectitud y el servicio.
Los liberales de antaño lograron encauzar el país en un rumbo de rápido desarrollo. Con las personas como centro de toda la acción política, con inclusión y justicia y por medio del diálogo democrático, nosotros (y me refiero a todos los diputados y diputadas aquí presentes), podemos también devolver la patria a la ruta de la prosperidad, calidad de vida y paz para todos sus habitantes. Esa será nuestra lucha en estos cuatro años. Ese es nuestro compromiso.
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