Eli Feinzaig: “Los problemas económicos son ajenos a esta Corte”
Los problemas económicos son de los imbéciles que pagamos impuestos contra viento y marea -cuando la economía crece y cuando se estanca, cuando las ventas son buenas y cuando caen- para sostener a esa burocracia agrandada, endiosada y completamente desconectada de la realidad.
Eli Feinzaig, Economista.
“Los problemas económicos son ajenos a esta Corte”. Esas, ni más ni menos, fueron las palabras del magistrado Jaime Robleto para justificar su oposición a los proyectos de ley que pretenden cobrar una “contribución solidaria” a las pensiones de más de ₡2.2 millones en los regímenes de gobierno y magisterio, y de más de ₡2.6 millones en el Poder Judicial.
“Estoy segura de que todas y todos nosotros ahora nos medimos. Si antes nos dábamos un gustito, ahora solo vamos por lo necesario”, dice la magistrada Julia Varela, con un salario de ₡8.639.017. Pobrecita ella, hasta se me salieron unas lágrimas de la pena.
“La desigualdad social ha existido siempre y continuará cuando nosotros nos hayamos muerto”, agrega Robleto. Todo un tratado en sensibilidad, análisis económico y justicia social. Claro que seguirá existiendo, porque ellos se encargarán de interpretar la ley para asegurarse de que sus privilegios permanezcan intocables.

No deja de tener razón Robleto, de una manera muy cínica. Los problemas económicos no aquejan a la casta de los privilegiados magistrados, cuyos salarios mensuales oscilan entre los ₡6.4 millones y los ₡9.7 millones, dependiendo de cuántas anualidades y otros pluses acumulen. La situación económica no es, en definitiva, algo que preocupe a un magistrado presidente de la Corte, con un salario de ₡7.390.453, que se declara de clase media.
Los problemas económicos no son de la Corte, que constitucionalmente tiene asignado un presupuesto equivalente al 6% de los ingresos ordinarios del gobierno cada año, y usualmente recibe un monto significativamente mayor.
Por supuesto que los problemas económicos no son de la Corte, ni de los caras de barro que -con honrosas excepciones- hoy se hacen llamar magistrados y aprovechan su puesto y sus prerrogativas legales para servirse con cuchara grande.
Los problemas económicos son de los imbéciles que pagamos impuestos contra viento y marea -cuando la economía crece y cuando se estanca, cuando las ventas son buenas y cuando caen- para sostener a esa burocracia agrandada, endiosada y completamente desconectada de la realidad.
Vergüenza debería darles.
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