Eli Feinzaig, Economista.
Criticar y cuestionar a Epsy Campbell por los nombramientos que ha hecho, por haber convertido a su esposo en el huevo duro que nunca puede faltar al paseo o por su lamentable conducción de la diplomacia costarricense es parte de un muy necesario ejercicio de control político ciudadano. Esto es, además, sano para la democracia.
Si al cuestionarla se recurre a hacer alusión al color de su piel o a su sexo, o peor (y cualquiera con una cuenta en Facebook o en Twitter ha visto mucho peor), entonces eso es racismo o sexismo.
Usted está en su derecho de decirle como quiera a la Canciller, es parte de su derecho de libertad de expresión, aunque sea ofensivo. Pero no confunda “libre expresión” con carta blanca para usar los más odiosos estereotipos y pretender que eso no es racismo. Lo es.
Por último, denunciar el racismo y la misoginia es perfectamente válido y necesario. Bien por el gobierno que lo haga.
Pero otra cosa es pretender desviar la atención de lo que a leguas hiede y podría estar mal en la Cancillería de Campbell, es un acto de inmoral cinismo.
Eli Feinzaig, es Economista, consultor y empresario. Liberal, demócrata y librepensador.
Presidente del Partido Liberal Progresista.
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