Fernando Berrocal Soto.
Le debo a Patricia Howell y a muchas conversaciones con ella, una comprensión existencial y no solo intelectual, del tema esencial de los Derechos Humanos Fundamentales.
Ella fue un ser humano coherente y consecuente y su integridad personal, además de su extraordinario talento, le dieron el poder y la fuerza del convencimiento para todas sus causas, como cineasta y como combativa defensora de los derechos de las mujeres y el valor superior de la libertad, en el mundo real en que vivimos.
Su vida fue siempre un testimonio de sus verdades más profundas y eso cuesta mucho encontrarlo. Por eso siempre la admire y valore entrañablemente su amistad.
Con respeto y admiración despido a una amiga que me hizo entender e incorporar la tolerancia como parte de mi actitud y comoromiso con la vida y en la política, desde una perspectiva correcta de los Derechos Humanos Fundamentales de todos los seres humanos, sin discriminaciones.
Gracias Patricia. En ese otro plano espiritual al que has trascendido seguirás tus luchas por la igualdad sin diferencias entre todos los seres de la Creación y tu enorme respeto por los designios inescrutables de un Ser Superior.
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