Francisco Javier Flores Zúñiga, Relaciones Internacionales.
El escenario en Europa Oriental, fue objeto de análisis esta semana en el Coloquio UCRANIA. Crisis Geopolítica dirigido por don Enrique Castillo con la participación de los académicos María Fernanda Morales Camacho, Percy Rodríguez Argüello y Luis Diego Segura Ramírez, de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.
En dicho evento, se desarrolló un análisis de la coyuntura actual, de orden geopolítico derivado de las acciones militares de Federación Rusa en sus fronteras con Ucrania.
A partir de los elementos facticos que pronostican una posible invasión de la Federación Rusa sobre Ucrania, los expertos consideran muy especulativo el contexto, donde lo único cierto son las enormes tensiones internacionales entre sus principales actores, que además de Rusia, la OTAN, la Unión Europea y los Estados Unidos es posible que no se hayan considerado otros como China, y el criterio separado de Alemania y Francia sobre la evolución de esta crisis.
Ucrania se convirtió en un Estado independiente el 24 de agosto de 1991 tras el intento de golpe de Estado en la Unión Soviética que condujo finalmente a la disolución de esta potencia en diciembre del mismo año. Desde entonces está en un proceso de transición hacia una economía de mercado y un Estado democrático ha sido un proceso difícil y complejo.
¿Cuál es el origen de las tensiones entre Rusia y Ucrania? ¿De qué modo el conflicto iniciado entre Rusia y Ucrania, tiene su origen en la llamada Revolución Naranja y la huida en el 2013 de Víktor Yanukóvich tras los disturbios entre manifestantes separatistas y pro rusos? ¿ Fue la declaración de la independencia de Ucrania, lo que dio comienzo a la guerra en el Donbás el 6 de abril de 2014? ¿En este conflicto a quien se puede atribuir el desarrollo de las tensiones a los Estados Unidos, a Europa o a la Federación Rusa?
Con la firma del protocolo de Minsk a finales de 2014, el conflicto se ha congelado hasta el día de hoy, aunque los disparos no han cesado, cobrándose la vida de más de 13 000 ucranianos. Desde entonces las Fuerzas Armadas de Ucrania están siguiendo un proceso de modernización conforme a los patrones de la OTAN, siendo el tercer ejército más grande de Europa con un personal total de 1 246 445 soldados. El 1 de junio de 2016 Ucrania firmó un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. ¿Son estas claras provocaciones de Occidente o se trata de un orden natural en los asuntos internos de Ucrania?
Desde que Putin llegó al poder en el año 2000, Rusia ha lanzado operaciones militares en Chechenia, Georgia, Crimea, Siria o Kazajistán para asegurar su influencia en esos territorios. Las distintas estrategias usadas en cada intervención ofrecen pistas sobre lo que Moscú podría hacer ahora en Ucrania. Hace varias semanas que se acumulan los indicios de que Rusia se prepara para lanzar algún tipo de operación militar contra Ucrania, una ofensiva que la Unión Europea trata de evitar amenazando con nuevas sanciones. Sin embargo, ello no parece desalentar a Vladímir Putin, que desde su llegada al poder en el año 2000 ha tratado de reafirmar la influencia geopolítica rusa a través de las armas. ¿Tiene la Federación Rusa, razones para preocuparse por su seguridad? ¿Se justifica la existencia de una zona de influencia para Rusia en los territorios que fueron parte de la antigua Unión Soviética?
No podemos dejar de plantear otras preguntas que buscan responder a una interrogante central: ¿Vamos hacia una guerra entre Rusia y Ucrania? La acumulación de tropas rusas en la frontera ucraniana ha abierto un peligroso episodio en el conflicto que mantienen ambos países. Para Estados Unidos y Europa, el riesgo de una intervención militar rusa en Ucrania es más fuerte que nunca.
Sin consenso y con varias demandas sobre la mesa terminó la reunión entre el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, tras su reunión en Ginebra por la crisis entre Moscú y Kiev. La respuesta por escrito a las demandas del Kremlin de esta semana, rechazan las demandas de Moscú que exige el repliegue de las tropas de la OTAN en Europa del Este y EE. UU.
¿Este escenario nos plantea acaso un posible último esfuerzo para lograr una solución por la vía diplomática? ¿Sera posible evitar cualquier enfrentamiento militar entre Rusia, Estados Unidos y la OTAN, ¿será con tropas de Ucrania o de países de la Unión Europea?
Las respuestas iniciales ofrecidas en nuestro coloquio se centraron en el uso de la diplomacia de manera paralela a la escalada de tensiones militares entre todas las partes involucradas. El problema para los analistas es que otros están tomando las decisiones sobre el futuro de Ucrania, y esto reduce por completo el margen de maniobra de los mismos ucranianos sobre su destino y sobre su interés nacional. Lo concluyente de este escenario es que las soluciones se reducen a la diplomacia o al conflicto armado, pero ambas pasan por la posible adopción de un estatuto de neutralidad que equilibra las posiciones de todos los factores internos y externos del conflicto.
Una situación similar ocurrió durante y después de la segunda guerra mundial con Finlandia que adopto la neutralidad después de un conjunto de acciones militares y diplomáticas que preservaron su independencia y equilibraron las relaciones con la Unión Soviética. El origen de lo que algunos llamaron despectivamente “finlandización” fue la política exterior conocida como la doctrina de Paasikivi-Kekkonen, bautizada según dos presidentes de la postguerra (Juho Paasikivi y Urho Kekkonen), cuya piedra angular era, en palabras del presidente Paasikivi, tener en cuenta la “especial situación geopolítica del país”, dotado de casi 700 kilómetros de frontera común con la URSS, país que controlaba además la orilla sur del Golfo de Finlandia.
En el caso de Ucrania, con una frontera de 2295.04 kilómetros, de los cuales 1974.04 son frontera terrestre y 321 son frontera marítima con la Federación Rusa y soportando la anexión de Crimea por parte de Rusia en fecha reciente, su posición entre occidente y oriente se vuelve estratégica y relevante, además de un asunto de seguridad para todas las partes involucradas. La propuesta de neutralidad de Ucrania, comienza a esbozarse como una solución diplomática que socava todos los caminos del conflicto armado, pero que tiene necesariamente que pasar por el liderazgo interno de Ucrania, cuya situación política y económica es sumamente complicada. Esperamos que el camino de la paz y la neutralidad sean viables para desactivar un conflicto cuyas tensiones están en alza.
De nuestras fuentes internacionales son las siguientes notas, que compartimos con nuestros lectores este fin de semana.
El dilema existencial del BCE Durante años, el Banco Central Europeo ha estado sucumbiendo a intereses políticos y persiguiendo objetivos más allá del alcance de su mandato principal: mantener la estabilidad de precios. Pero ahora que se están acumulando presiones inflacionarias, la credibilidad del BCE está en juego.
Un soplo de Munich Con Estados Unidos y sus aliados de la OTAN buscando más negociaciones para evitar que Rusia invada Ucrania, muchos se apresuraron a invocar el apaciguamiento de Hitler en 1938. Pero si se extraen las lecciones correctas de ese episodio, otro conflicto violento no tiene por qué ser inevitable.
El mal manejo de las expectativas de inflación Los principales bancos centrales parecen haber perdido el control de las expectativas de inflación de los consumidores, y los costos podrían ser altos. Si los aumentos salariales se aceleran durante el próximo trimestre, los responsables de la política monetaria se verán obligados a responder con firmeza elevando drásticamente las tasas de interés, o de lo contrario perderán aún más credibilidad.
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