Fraser Pirie: La silla presidencial del tío Billy

¡Quedó muy claro, que un caballero si lee la correspondencia ajena!         

 

Fraser Pirie R.   

William Oscar Scroggs, en su libro “Filibusteros y Financistas” nos detalla las elecciones que lanzan al filibustero a la silla presidencial en 1857 Nicaragua.

Los enemigos de Walker declaraban después que muchas cajas electorales fueron colocadas en los pocos pueblos alrededor de Granada y Rivas en donde los soldados y los aventurados norteamericanos, además de algunos nicaragüenses, declaraban su voto para Walker. En Granada, por ejemplo, listas fue se formaron de todos los Departamentos y el voto registrado en cada uno fue estimado, del supuesto número de votos posibles en cada lugar, con el cuidado de que Walker ganará una mayoría sustancial. Hasta en los valles más remotos y en los pueblos, además de pueblos muertos destruidos por fuego o abandonados durante guerras pasadas también fueron incluidos. Estas listas fueron colocadas en sobres como si vinieran actualmente de los diferentes sitios de votación y fueron enviados a la oficina de Fermín Ferrer en donde fueron abiertos y los votos registrados.

Fermín Ferrer
Guillermo “Billy” Walker

A Fermín Ferrer (1823-1897), se le conoció con el apodo de “el infeliz Provisorio”. Ferrer también se asoció con Henry L. Kinney, el primer filibustero, en el dominio de las tierras de San Juan del Norte, y al norte de Chontales. Después de la victoria centro americana huyó hacia los Estados Unidos.

Walker fue declarado presidente electo, aunque la elección no tuviera legalidad. Fermín Ferrer, su predecesor señaló el 12 de julio de 1856 como el día de la inauguración de Walker. Se erigió una plataforma en la plaza y se decoró con las banderas de Nicaragua, los Estados Unidos de Norteamérica, Francia y la estrella solitaria de Cuba.

Se hizo gran esfuerzo para lograr que las ceremonias fueran muy impresionantes. El desfile inaugural inició a las 11:00 de la mañana. Diferentes compañías de soldados, una banda de música, oficiales municipales, cónsules, oficiales generales, el ministro Wheeler y su comitiva, además de Ferrer y Walker con la suite presidencial, desfilaban por las calles hacia la plaza. Ferrer administró el juramento a su sucesor, que juró solemnemente sobre su rodilla doblada gobernar la República libre de Nicaragua, mantener su independencia e integridad territorial, forjar la justicia de acuerdo con los principios republicanos, mantener sobre todo las leyes de Dios, la verdadera profesión del Evangelio y la religión del Ser Crucificado.

Después de un discurso de elogios, Ferrer coloca en las manos de Walker el destino de Nicaragua. Walker sigue con su discurso inaugural iniciando con un llamado a todos los buenos ciudadanos para que lo asistan en la conducción de los asuntos del gobierno con sabiduría, prudencia y manteniendo el orden que es el primer requisito de un buen estado.

—El 15 de setiembre de 1821 había sido el inicio de una época revolucionaria en Nicaragua y esperaba que esa fecha marcará su fin. Luego discutió sobre la hostilidad de los cuatro estados centroamericanos a su gobierno y declaró que sería inútil intentar chequear la marcha de los eventos en Nicaragua. En nuestras relaciones con las naciones más poderosas del mundo espero que ellos pueden comprender que aunque Nicaragua puede ser comparativamente débil, ella es celosa de su honor y determinada a mantener la dignidad de su soberanía independiente. Su posición geográfica promete ventajas que pueda traer la complicidad de vuestros gobiernos, sean vecinos o distantes, pero tengo la fe que ellos puedan aprender que Nicaragua reclama el control de su propio destino y no requiere de otras nacionalidades, con tratados en referencia a tomar territorios, sin tomarla en cuenta”.

Esto último es una referencia directa a Inglaterra y los Estados Unidos, que discutían entre ellos el derecho de reclamar fronteras sin consultar a la República. Pero pareciera que Walker soñaba en crear un gobierno federal abarcando la totalidad de América Central, incluyendo a Cuba, mientras que sus fieles seguidores pensaban que Nicaragua iba a entrar a la familia de los grandes estados del norte.

Plaza de Granada, 12 de julio 1856.

Walker presentó su discurso en inglés, aunque ya podía hablar el español bastante bien y cómo su audiencia era de nicaragüenses, su edecán cubano coronel F.A. Lainé leyó luego toda el discurso en español con un buen efecto retórico.

Después de la lectura presidencial dispararon 21 cañones en su honor, y la procesión prosiguió hacia la iglesia dónde se celebró un Te Deum. Un banquete inaugural siguió las ceremonias. Manteniendo el hábito de Walker, solo vinos livianos fueron servidos pero ya que como hubieron más de cincuenta personas presentes, se dieron unos 53 brindis, por lo que se supone que fue muy alegre la fiesta.

Walker propuso un brindis al presidente de los Estados Unidos. Hornsby ofreció uno al “tío Billy”, a la cual Walker le dio mucha risa; una ocurrencia extraña porque Walker nunca se reía! (tío Billy- William).

Dos días después de las ceremonias, el presidente anunció su gabinete que se constituyó de nicaragüenses. Fermín Ferrer se volvió secretario de estado; Mateo Pineda, secretario de guerra; Manuel Carrascosa, secretario de hacienda. Pero se debe anotar que la subsecretaría de estado y hacienda fueron americanos. La subsecretaría de hacienda para William K. Rogers, cuya obligación era proveer a las fuerzas con comida, abrigo y otros equipos. Rogers con su pasado criminal se volvió un flagelo sobre el país

Como ocupaba mejorar las finanzas del Estado, empezaron con la confiscación y la venta de haciendas reclamadas a los enemigos de la República. Una junta de notables estudia y decomisa las propiedades y apenas diez días después, se promulgaron las listas de las propiedades que fueron publicadas en El Nicaragüense para ser subastadas el 1° de enero de 1857.

A los dueños legítimos de las propiedades se les daban cuarenta días para demostrar causa, por la cual no se deberían de subastar. Cada parcela ofrecida en venta tenía un precio fijo de la cual sólo se aceptaba una rebaja de la tercera parte de la estimación original. La medida diseñada para tentar inversionistas norte americanos en el país ofreciendo buenas tierras a precios muy descontados.

De inmediato, se ofrecieron entre cuarenta y cincuenta fincas en el Departamento de Rivas valoradas entre 300 USD a 1000 USD cada uno, más otras cien inmuebles o bienes de otras propiedades, casas, animales, ranchos, cocoa, índigo, azúcar, fincas de café y del plátano, resultaba en una valoración inicial de 753,000 USD. Cada dueño de propiedad en el Estado estaba muy alarmado, pero no había nada que hacer.
Serían las primeras confiscaciones de propiedades en ese sufrido país.

 

                

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