Gloria Bejarano: Tiempo de enfocarse y priorizar

Nuestra atención debiera estar centrada en cómo podemos contribuir a reactivar al sector productivo sin perjuicio de la salud de los costarricenses y fortalecer las instituciones para lograrlo.  En su lugar nos debatimos en discusiones estériles.

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Gloria Bejarano Almada.

En serio vamos a seguir fijando nuestra atención en la dirección equivocada ocupándonos de temas que son verdaderamente irrelevantes ante la magnitud de la crisis que se avecina.
Nuestra atención debiera estar centrada en cómo podemos contribuir a reactivar al sector productivo sin perjuicio de la salud de los costarricenses y fortalecer las instituciones para lograrlo.  En su lugar nos debatimos en discusiones estériles. Necesitamos encontrar respuestas, pero la descalificación sistemática de propuestas o proponentes, no da espacio al análisis o la discusión, y cada vez son menos los que, pudiendo hacer aportes significativos, están dispuestos a exponer su buen nombre al escarnio de las redes y el cuestionamiento público.
La Pandemia ha mostrado nuestras debilidades como sociedad y ha puesto a prueba, como nunca antes, la capacidad de respuesta de nuestras instituciones; muchas de ellas han superado nuestras expectativas como la Caja o el Instituto Clodomiro Picado, otras, por el contrario, han demostrado que necesitan pasar por un proceso de reingeniería y revisión de sus protocolos, trámites, funciones y leyes que las rigen.
Fortalecer las instituciones públicas es una necesidad que ha quedado al descubierto y va más allá del respaldo o el rechazo de las autoridades que transitoriamente ostentan un cargo, estamos hablando de la institucionalidad entendida esta, como un atributo básico de la república dentro de un Estado de Derecho el cual tenemos la obligación de proteger si queremos seguir siendo una país libre y democrático.
Tan peligrosa es la crisis sanitaria que enfrentamos como una crisis institucional en este momento. En la fortaleza de nuestras instituciones descansa el futuro del país y nada se gana minando a las figuras de autoridad o a las instituciones que conforman los Poderes del Estado y dan vida a nuestro sistema de gobierno.
Podemos perder el tiempo debatiendo, generar mayor descontento y molestia mientras la economía sigue cayendo, el Covid-19 sigue avanzando, los empresarios pierden sus inversiones y sus empleados el trabajo, los estudiantes no pueden regresar a clases y la pobreza avanza tocando la puerta de miles de hogares.
O, por el contrario, podemos tomar esto con seriedad y sentido de urgencia y pedir la creación de un Gabinete de Crisis, integrado por personas del más alto nivel, que puedan contribuir con su experiencia y capacidad a la toma de decisiones y la búsqueda de respuestas viables.
Las autoridades de gobierno saben que necesitan contar con el respaldo de todos los sectores para salir avante de esta crisis y los ciudadanos necesitamos tener la certeza que todas las partes:  gobierno, cámaras, partidos, sindicatos, empresarios, medios de comunicación, iglesias, están dispuestos a sentarse a la mesa con humildad para escuchar y patriotismo para anteponer los intereses del pueblo de Costa Rica.
Las estrategias que se han implementado han rendido sus frutos, pero seamos sinceros, la dinámica del virus obliga a estar abierto a nuevas propuestas que emanen de todos los sectores, primordialmente aquellos que se están viendo más afectados para conciliar posiciones, cotejar propuestas y protocolos y evaluar resultados en la práctica.  Es ahí donde un Gabinete de Crisis puede cumplir un rol de facilitador.
Es evidente que el descontento popular va en aumento, la incertidumbre, la necesidad y la pobreza están ahí presentes haciendo el trabajo sucio, creando división, generando resentimiento social, propiciando el aumento en la delincuencia, fomentando la dependencia de las ayudas del Estado y facilitando el trabajo de los populistas.  De esto es de lo que nos debemos ocupar, no de los distractores que desvían la atención sobre el inminente peligro que significaría el resquebrajamiento del orden constitucional.
Sí, estamos cansado, frustrados, molestos, decepcionados y el sentimiento de impotencia crece, pero debilitar la institucionalidad, afectar la economía, destruir el sector productivo o fomentar el descontento tarde o temprano pasan la factura, por ello, es tiempo de enfocarse y priorizar.

 

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