Gloria Bejarano: ¿Por combatir el bullying?

Debemos actuar antes que, como en otros países, suframos las consecuencias de una epidemia de suicidios, desordenes psicológicos y violencia generalizada. Rescatar la cultura de tolerancia, respeto y solidaridad es tarea de todos, gobierno, escuela, iglesias pero empieza por casa, en familia, con el ejemplo que damos a nuestros hijos.

0

Gloria Bejarano Almada.

 

Porque el bullying está transformando la cultura de tolerancia, respeto y solidaridad propia del costarricense.

Porque el bullying va más allá del acoso escolar, y se está extendiendo como una plaga que lleva a la gente a creer que está bien destruir a las personas, sea por su aspecto físico, por su profesión, por su nacionalidad, por sus creencias, o simplemente porque se les mencionó en la prensa.

Quienes acosan y ofenden no se detiene a pensar en la persona como un sujeto de derecho con dignidad propia que debe ser respetada, como tampoco ponen atención frente a quien hacen sus señalamientos.

Los niños, están absorbiendo, de nosotros los adultos, la forma como interactuamos en sociedad, la forma como nos expresamos, como descalificamos, como mentimos y señalamos con el fin de causar un daño o sentirnos con el poder de hacerlo.

En este sentido, los niños son víctimas que repiten conductas aprendidas en el hogar y la sociedad, y si para los adultos está bien criticar en forma descarnada, señalar y descalificar, “golpear” con palabras hirientes a otros y humillar a quien no puede defenderse, será normal para ellos golpear a un compañero, exhibir fotos ofensivas de una compañera en internet, o burlarse del que sufre una discapacidad o carencia.

Debemos crear consciencia que estamos a merced de envidiosos que inventan rumores, chismosos que los difunden, irresponsables que creen saberlo todo y gente sin escrúpulos que se arroga el derecho de juzgar sin conocer del asunto o siquiera ser parte. Y si no tenemos la capacidad de contenernos frente a los niños y jóvenes, estamos propiciando que el “bulling” sea visto como una conducta aceptable.

Con esto no quiero que se interprete que la gente no tiene derecho a opinar sobre asuntos de interés nacional, social o político, pero sí que se informen bien antes unirse al coro de acusadores que lanza a las redes epítetos, insultos y criterios que carecen de fundamento, y más importante aún, cuiden frente a quien hacen las afirmaciones.

Países como Finlandia están teniendo éxito con programas diseñados para abordar además del acosador y el acosado, a los espectadores que validan las acciones del acosador con su silencio, con su indiferencia, o su complicidad al festejar y divulgar acusaciones o señalamientos. El acoso ha disminuido en un 70% y no dudo que parte del éxito se le debe al hecho que la conducta del acosador ha dejado de tener la aprobación de otros, razón de peso para que un agresor se sienta disminuido.

El acoso escolar si bien es cierto siempre ha estado presente en escuelas y colegios, nunca como ahora alcanza dimensiones inimaginables cuando, a través de las redes sociales, la humillación a un estudiante puede convertirse en un tema viral que destruye su reputación y su vida.

Debemos actuar antes que, como en otros países, suframos las consecuencias de una epidemia de suicidios, desordenes psicológicos y violencia generalizada. Rescatar la cultura de tolerancia, respeto y solidaridad es tarea de todos, gobierno, escuela, iglesias pero empieza por casa, en familia, con el ejemplo que damos a nuestros hijos.

 

COVID-19
Suscribase COVID-19

También podría gustarte Más del autor

Comentarios

Cargando...