Gustavo Arroyo: La Crisis ambiental y la decadencia del ser humano. Efectos y repercusiones en Costa Rica.

Definitivamente, se hace indispensable la instauración de una economía circular o verde con un marco normativo que la respalde, donde las 82 municipalidades del país adopten, acciones para garantizar comunidades libres de contaminación y responsables en el uso de productos y compras de bienes y servicios, que reduzcan la contaminación, así como el uso de agroquímicos orgánicos.

Gustavo Arroyo González. Abogado

 

Justificación

Desde el siglo XVIII, la defensa de la tesis antropocéntrica, predominó como una especie de doctrina que preconizaba la superioridad del ser humano por encima de todas las demás especies de la tierra, es decir, la especie humana, constituía el epicentro absoluto sobre el resto de las especies preexistentes, bajo una concepción instrumental del medio ambiente; la cual viene perdiendo fuerzas desde la segunda mitad del siglo pasado, con el desgaste y fracaso del modelo imperante, divorciado de un esquema de sostenibilidad y de conservación ambiental, contraponiéndose a la necesidad de considerar el ambiente, como un elemento clave para el desarrollo y pervivencia de las generaciones presentes y futuras, en la búsqueda de un modelo eco-centrista.

De este modo, se observa un debilitamiento de la postura egocentrista, y la necesidad de un enfoque integral y conservacionista, sobre la vida en el planeta, donde la problemática ambiental, constituye un asunto de dimensiones universales.

Por años, se impuso la superioridad del hombre como eje central del desarrollo,  basada en una lógica irracional de un deseo incipiente de control y dominio sobre todos los elementos del entorno, a partir de la actividad humana que arrasaba con el medio ambiente desde una perspectiva economicista del desarrollo humano, afectando ostensiblemente las especies del planeta,  quedando a merced de grupos de poder político y económico, que defendían la necesidad de un modelo consumista, centrado en la lógica capitalista., donde los nuevos consumidores, se inclinan por los bienes líquidos como señala Zygmunt Bauman: “a medida que la sociedad moderna líquida y su consumismo endémico avanza, los mártires y los héroes se hallan en franca retirada. Hoy encuentra su último refugio entre aquellos pueblos que todavía libran lo que a muchos habitantes del planeta (quizás, a la mayoría de ellos) se les antoja una guerra contra todo pronóstico de victoria y que ya tienen pérdida de antemano; una guerra contra las formidables potencias financieras y militares globales que asedian escasos territorios vírgenes que aún quedan con el fin de implantar su forma de vida nueva, dondequiera que vayan ( un modo de vida que, para quienes lo reciben augura el fin de la vida que habían conocido hasta entonces y, quizás incluso el fin de la vida en general)”[1] 

Ante un panorama poco alentador, surge una propuesta alternativa, en la que destaca la necesidad de reducir los daños ambientales y el fomento al consumo de bienes inocuos a la salud humana, con la reducción urgente de la polución o contaminación ambiental, causada principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero.  

Sin duda, era necesario recurrir a un nuevo paradigma[2] basado en el compromiso ético y ecológico, cuyo sustrato principal, residía en el derecho a la vida, la salud y el ambiente y la necesidad de una política de Estado, que impulse un modelo de sostenibilidad en beneficio de toda la sociedad-

Por todo ello, el presente ensayo, se inicia con la explicación del qué y porqué de la crisis ambiental, cuya problemática afecta a todas las personas y pueblos del planeta, y constituye uno de los puntos principales en la agenda de los Gobiernos, para atender los efectos del clima en la producción y la atención de los desastres naturales.

Lejos de ser pesimista como indicaba Schopenhauer en el libro “El arte de ser feliz” “todo estado de bienestar y todo sentimiento de satisfacción es de carácter negativo, es decir, consiste en liberarse del dolor que es el elemento positivo de la existencia”, sin  duda alguna, es fundamental erradicar la crisis ambiental, a través de acciones lideradas por los gobiernos, para contrarrestar los embates del clima y reducir el nivel de catástrofes naturales y con ello evitar el sufrimiento y el dolor provocado, por este tipo de fenómenos, producto de la irracionalidad del ser humano. No cabe duda que se trata de un planteamiento radical y sugerente, para encontrar una respuesta al sufrimiento que encarna los males de la sociedad de esa época, marcada por los efectos de la segunda revolución industrial. Los medio ambientalistas señalan que, por graves que sean los daños locales o nacionales infligidos por la lluvia ácida, el pastoreo excesivo y el agotamiento del agua, ninguno de ellos se acerca a lo que quizás es la amenaza medioambiental más seria a largo plazo: la posibilidad de que las actividades económicas humanas estén creando un peligroso efecto invernadero de calentamiento global, con consecuencias para todo el ecosistema de la Tierra, tanto para el modo de vida de las sociedades ricas como para el de los pobres. De ser cierto, debido precisamente a que esa clase de daño ya no es local, afectaría a Wisconsin y Jutlandia tanto como a Bombay y la Amazonia” [3]

Precisamente, nos ocuparemos de examinar la crisis ambiental en el contexto de un estilo decadente de vida y de una sociedad consumo de bienes líquidos, cuya racionalidad está provocando un sufrimiento incipiente, en todos los seres humanos, ello dar lugar, a las cuantiosas pérdidas de vida y altos costos económicos, así como niveles de pobreza alarmantes, y personas que se ven obligadas a abandonar sus viviendas, por los recurrentes fenómenos climáticos y sus repercusiones desastrosas, vulnerando la capacidad de respuesta de los estados-nacionales, así como las formas alternativas para contrarrestar los efectos colaterales, a partir de planes de contingencia ambientales y en el caso de Costa Rica, se analiza la situación actual, en lo general sobre la crisis ambiental y en lo concreto sobre la producción de gases de efectos invernadero.

De este modo, se ha venido perfilando un papel de la ciencia en la relación entre la sociedad y el medio ambiente, y su vinculación con la crisis medioambiental. La ciencia pasa de estar orientada al dominio y al control de la naturaleza, papel que tradicionalmente ha ocupado en la cultura occidental, a la gestión, ajuste y adaptación de la naturaleza (Funtowicz y Ravetz, 1999). El problema, ahora, no es la conquista de la naturaleza, sino evitar la destrucción y degradación de la misma.

Por este motivo, cada vez es mayor el énfasis por parte de políticos, grupos de interés y ciudadanos en una política ambiental fundamentada en un preciso conocimiento científico de los problemas del medio. Se piensa que las decisiones sobre la solución de los problemas medioambientales serán más acertadas si están basadas en información científica objetiva (Steel y otros, 2003). El conocimiento científico legitima, así, las decisiones políticas, que requieren, cada vez más, de este conocimiento experto. Al tiempo, como muestran algunos estudios ( Yearley, 2002), la ciencia es adoptada por las organizaciones ecologistas en su labor de presión sobre otros actores políticos, pues les proporciona una mayor fuerza, efectividad y respeto por su labor.

En medio de los avances del desarrollo científico, hace su aparición en escena, los procesos de globalización económica, donde camina en paralelo la problemática ambiental, como lo indica Ulrich Beck[4]: podría ser cierto que la política medio ambiental, tenga que ver con los hechos de globalización, que la protección del medio ambiente sencillamente resulta demasiado cara para la competencia global.” que superan las expectativas de la ciencia y la tecnología y condicionan la vida de los de los estados. Los cambios en el entorno son veloces y radicales, y en un corte tiempo, transforman la estructura social e institucional, dificultando la búsqueda de remedios y soluciones a los problemas comunes de la sociedad”.

Las tendencias de hoy día sobre el consumo de bienes, sugieren, la necesidad de diseñar a partir de políticas públicas y mecanismos de mercado, una economía verde, o en específico una economía circular, que sustituya paulatinamente el modelo de consumo convencional, basado en hábitos contaminantes y de una economía lineal, basada en producir, usar y tirar, para transigir a un modelo circular, en el que se reduzca tanto la entrada de materiales como la generación de desechos. Es decir, los recursos son reaprovechados para evitar la extracción de nuevos recursos y la generación de residuos.

En ese sentido, la crisis ambiental no deja de ser, un problema dicotómico, por un lado, vemos una sociedad que en su paso firme se aferra al consumo masivo de productos, mercancías y bienes, que atienden una necesidad repentina, de pluralidad de deseos materiales y satisfacciones personales y por otro lado, la necesidad, de que bienes y cosas materiales, representen un menor impacto en la salud humana, en la naturaleza, y en el medio ambiente.

Así las cosas, la crisis ambiental, es una toma de conciencia de todos los grupos del planeta y de los gobiernos, siendo actores responsables de los compromisos y obligaciones jurídicas, para garantizar estándares mínimos de vida, en una sociedad excluyente que advierte altos niveles de desigualdad social, y que es el caldo de cultivo del deterioro de las condiciones humanas de vida de los grupos más vulnerables y menos favorecidos del desarrollo; siendo uno de los factores desencadenantes el lujo y el consumo de excesivo de bienes contaminantes. Tal es el caso de América Latina, una región llena de contrastes y desigualdades sociales que alberga más de 200 millones de pobres (CEPAL) donde nuestro país se sitúa entre los 10 países más desiguales del planeta (BANCO MUNDIAL).

En definitiva, este fenómeno, pasa por ser un hecho ético y político, el cual nos obliga a reflexionar y examinar las causas principales que están comprometiendo la vida en el planeta. Sin duda, constituye un ejercicio de orden filosófico, que nos debe hacer pensar en las causas, las consecuencias y las salidas a los desafíos y retos que nos impone la crisis, a todos los miembros de la sociedad global del presente, por estas y otras razones, nos proponemos a analizar de seguido, el contexto de la situación actual sobre la problemática ambiental

a) La sociedad moderna y los patrones de consumo como elemento intrínseco de la crisis ambiental

La época moderna sufre de cambios continuos, vertiginosos, constantes, céleres, rupturales, profundos, y bruscos, que denotan una  vida líquida, transitoria, fluida, de adaptación continua y resiliente, pero que al fin y al cabo, lo superfluo es el signo regente de la época, que experimenta cambios radicales que son continuos e irrecuperables, en una especie de tiempo irrepetible, y que a pasos gigantes arrasa con el pasado y lleva a las sociedades actuales a conducirse por caminos de hiper-consumo en la “era de la civilización del deseo”, como decía el filósofo francés Gilles Lipovetsky[5], “que la falta de valores y el desencanto producido por la postmodernidad dieron origen al “hiperconsumo”, de manera que la apatía por  la criticidad y el afloramiento de ideas sin contenido, fraguadas en la dura irreflexibilidad, abren las compuertas a la inmoralmente sociedad del consumo líquido, siendo la lógica que predomina en nuestros tiempos

La sociedad del presente y el caso particular de nuestro país, no escapa a las implicaciones de este fenómeno global, donde tiene lugar el cambio climático,  que es acompañado por una filosofía  de vida, que se expresa mejor en el homo sapiens consumista, la cual descansa en una doctrina del placer y el desenfreno, retratado en el exceso de bienes que indudablemente impactan en el medio o el entorno social, y que de forma pausada se está gestando en una prolongación de la crisis marcada por el binomio consumo vrs contaminación ambiental, y deterioro del ecosistema planetario.

Lo anterior, supone una necesidad de readaptación o de resiliencia de forma constructiva con carácter inmediato, ante los cambios profundos de las sociedades alienantes que nos condicionan y aferran a los esquemas de consumo.

Combatir esta desviación o desajuste estructural, constituye un objetivo apremiante de los estados nacionales, en el caso de Costa Rica, a partir de un ojo crítico y una mirada centrada en un esquema propositivo, basado en un modelo democrático de sostenibilidad, como salida a la crisis ambiental. No es de extrañar, que los canales reflexivos o los esfuerzos tendenciales, apunten a teorías que nos permitan salir del atolladero epistemológico, aunado al empleo de un criterio optimista o presupuestos ambientales efectivos proclamados por las organizaciones privadas o ONG y las institutos públicos e investigativos, convencidos de acudir una teoría sólida y coherente, como la vía alternativa más acorde con las necesidades del presente, de ahí que una teoría de modernización ecológica, nos proporciona una luz, como respuesta a los problemas ambientales.

b) Agotamiento de la matriz energética y las prácticas ambientales resilientes

Es indudable, la acentuada persistencia de los esquemas de producción y consumo, que han tenido lugar desde la Revolución Industrial, hasta nuestros días, cuyo funcionamiento se observa en mayor medida, en el agotamiento de la matriz energética de los países en vías de desarrollo o países desarrollados y las grandes ciudades, deteriorando los niveles de vida de la gente y disparando los precios de los servicios públicos, lo cual se ve reflejado también en una inmensidad de factores negativos o externalidades que agravan la convivencia social y repercuten sin duda alguna, en la calidad  vida de la población, siendo el principal problema, el aumento de las emisiones de gases de CO2 que alteran el clima y contaminan el ambiente y generan sequías, y suelos degradados, junto a la expansión de una economía degenerativa, basada en la falta de conciencia ambiental, que se refleja en el aprovechamiento irracional de los recursos, y pérdida de las cosechas y la disminución de la capacidad financiera del Estado para enfrentar esta crisis, que se ve reflejada en los fuertes impactos de las reservas de suministros agrícolas, requeridos para la subsistencia, como la situación recurrente del desabastecimiento de granos básicos, en perjuicio de la seguridad alimentaria del país, como el caso reciente de los frijoles que el 19 de octubre del presente año, el Poder Ejecutivo decretó un desabasto de 5231 toneladas métricas de frijol.

Frente a un panorama adverso o negativo, se requiere del uso de técnicas que reduzcan los efectos irreparables en el medio ambiente y con una opción para restaurarlo, las buenas prácticas agrícolas podrían constituir en una opción resiliente, para el desarrollo de la seguridad alimentaria, y que beneficien a los productores con precios más competitivos y rentables, sobre la base de una economía orgánica, para que los productos o alimentos no impacten el ambiente en toda la cadena de valor y en la salud de los consumidores. Se requiere en ese sentido, la aplicación de tecnologías modernas, para incrementar la producción sostenible y optar por el control integral de plagas., y el uso de fertilizantes no sintéticos, así como el empleo de moléculas de agroquímicos, que no pongan en riesgo la salud de las personas y garantizar productos inocuos, y los desechos orgánicos que se generen en el sitio de cultivo, se deben tratar adecuadamente antes de ser incorporados al suelo, o deben ser retirados del campo y llevados a sitios acondicionados para hacer compost. La basura no orgánica debe recolectarse en basureros y colocarse en contenedores o depósitos alejados del campo de cultivo.

Sin duda, en este esquema que sustenta la sociedad de mercados, marcha al lado, la destrucción de los bosques y desarrollo preconizado por los deseos de la rentabilidad económica y la producción en masa de bienes y servicios que provocan las emisiones de gas metano o gases de efecto invernadero, que en complicidad con los hábitos sembrados en el núcleo de la sociedades modernas, han bregado el camino del hombre unidimensional como decía Herbert Marcuse[6] el cual está perfectamente condicionado en su pensamiento y alienado en sus ideas, o es lo mismo, el consumidor moderno, en su afán de consumir cosas sin reflexionar sobre las verdaderas necesidades de consumo y los impactos en el medio ambiente y los daños colaterales a todos los elementos del entorno.

Con el aceleramiento del proceso de industrialización y del crecimiento exponencial de las ciudades, así como la amplia demanda de bienes y servicios, dio lugar a un incremento significativo en los niveles de contaminación y la acumulación de desechos sólidos mediante un ritmo progresivo y de acelerado crecimiento en perjuicio del ambiente a partir de la segunda mitad del siglo pasado.

Podríamos afirmar que la crisis ambiental es el resultado de la aparición de los cambios radicales en la tecnología y sobre todo, de la deforestación de los bosques, el excesivo e irracional uso de los suelos, la indolencia ante la desaparición de elementos abióticos (agua, aire, suelo) y bióticos (plantas, animales), la polución del ambiente por el uso de gases de CO2 y la contaminación de gases por las empresas productoras de contaminantes de metano y el uso de combustibles fósiles y el uso de pesticidas y plaguicidas en la actividad agrícola, siendo un proceso que tuvo su inicio a partir de la segunda revolución industrial entre los años de 1870 y 1914, en la que surgieron sobre todo en Europa, los procesos de industrialización, producción, crecimiento económico, avances tecnológicos y científicos, así como el uso de fuentes de energía naturales, entre otros. Cabe destacar, que no existió como tal una división de etapas de la Revolución industrial, no obstante, sí se hace énfasis en que hubo un segundo momento de crecimiento acelerado de la producción a partir de los avances tecnológicos y científicos.

Fue en esta etapa que surgieron las siderúrgicas, se desarrolló aún más la industria automotriz y de transporte, y se crearon las nuevas industrias petroleras, químicas y eléctricas.

Asimismo, se observa en el planeta un incremento exponencial de la población o una explosión demográfica sin precedentes, tanto de personas como de especies, los animales y plantas en peligro de extinción, la depredación de combustibles fósiles no renovables, el mal o deficiente uso y/o aprovechamiento de los recursos renovables. Así como los efectos dejados por las guerras y el crecimiento insostenible de las industrias agresivas al medio ambiente y la contaminación de los mares por motivo de desechos y derrames de sustancias químicas y el abandono de artes de pesca fantasmas

Todos estos problemas tienen un denominador común: la conciencia social, o mejor dicho: la falta de conciencia social y la falta de una ética universal basada en un imperativo ambiental y de solidaridad comunitaria. Constituye un problema global que ha venido provocando una alteración ambiental a nivel del planeta, y al ser una aldea Global como decía el filósofo Ulrich Beck, todos somos parte de un hábitat común donde sufrimos las consecuencias por igual, de los impactos ambientales que tienen lugar en cualquier parte o sitio del planeta.

Podemos resumir que con el advenimiento de la Revolución Industrial, el cambio científico y tecnológico y las transformaciones socio-culturales, se intensificó la relación del hombre con la naturaleza, gracias al descubrimiento, uso y explotación de los combustibles fósiles, así como la explotación intensiva de los recursos minerales de la tierra y las prácticas agrícolas o productivas.

Con estos fenómenos, se aceleró la degradación ambiental y la destrucción progresiva de los elementos ambientales y con ello lo seres humanos empezaron modificar la faz de la tierra y el clima sufre variaciones importantes y el impacto en los recursos naturales.

En sí, corresponde al proceso de agotamiento de recursos naturales como el recurso hídrico, el calentamiento del planeta que se refleja en el aumento de las temperaturas, aspectos y el deshielo de los casquetes polares, así como la formación de perturbaciones ciclónicas (huracanas, tifones), la alteración de la precipitaciones o torrenciales lluvias y las inundaciones, la extinción de algunas especies y el riesgo de desaparición de otras.

“Actualmente, liberamos más de 42.000 millones de toneladas de CO2equivalente (77% de CO2, 14% CH4, 8% N2O y 1% otros). Hoy en día, una persona emite una media de más de 11 kg. El americano medio multiplica por cinco esta cantidad, lo que supone una emisión de 55 kg de dióxido de carbono al día. Si no realizamos cambios significativos en el modo de usar y producir energía, la temperatura media de la atmósfera podría aumentar de 1,9oC a 3,9oC a mediados de este siglo. Estas cifras pueden parecer insignificantes, pero éste ha sido el mayor aumento de temperatura en los últimos 1.000 años”.[7]

El aumento podría causar una serie de cambios muy importantes en todo el mundo, como sequías severas, huracanes más fuertes, inundaciones de zonas que están a poca altura del nivel del mar, extinción de muchas especies y un gran deterioro en la producción global de alimentos.

Para que se tenga una idea: en 2014 “la temperatura promedio estuvo 0,69°C por encima del promedio del siglo XX, lo cual superó el récord alcanzado en los años 2005 y 2007 de 0,04 °C.” (Infobae, 2015)[8]. Se considera el año más caluroso de la historia. Respecto a los procesos productivos, ello significó la demanda de mano de obra barata; situación que ocasionó la emigración masiva de personas a otras ciudades de mayor auge económico ocasionando el problema de la sobrepoblación de ciudades y, en muchos casos, el surgimiento de conglomerados sin reales condiciones habitacionales (favelas, chabolas, chamizos). El poderío económico y político que se comenzó a generar en esta etapa fue decisivo para que aumentase el desarrollo desmedido de la minería como parte de la industrialización” proceso que trajo efectos de magnitud catastrófica para todo el planeta y que, significó un sostenido crecimiento constante para muchas naciones, nadie puede negar que también se alteró la relación del hombre con la naturaleza, ya que la contaminación aumentó a niveles inimaginables gracias a la producción de infinidad de residuos (de todo tipo) que han traído consecuencias lamentables para todas las especies de la Tierra

En el 2015, los países de todo el mundo acordaron en París, el 12 diciembre, en la COP21, las Partes de la CMNUCC alcanzaron un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. reducir las emisiones de gases con efecto de invernadero para contener el calentamiento mundial, dejándolo “muy por debajo” de los 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit). El objetivo es que no supere los 1,5 grados (2,7).

La temperatura promedio de la Tierra subió 1,1 grados Celsius (2 Fahrenheit) desde la era preindustrial. O sea, 0,4 grados (0,7) más y se rebasará el límite de 1,5 que no se quiere pasar. Una vez superada esa marca, se podrían producir más catástrofes climáticas, según los científicos.[9]

En el presente, en el marco de la COP27 Conferencia de la ONU sobre el cambio climático, que tiene lugar en Egipto en el mes de noviembre del 8 al 18 de noviembre de 2022, con la presencia de la mayoría de gobernantes y líderes del planeta, se analizan una serie de implicaciones y consecuencias para los próximos años, y según nos indica por la Agencia de Noticias Infoabe, los años no serán nada positivos según los pronósticos que se realizan:

“La temperatura media durante la década 2013-2022 está estimada en +1,14°C respecto a la era preindustrial, en comparación con 1,09°C registrados durante el periodo 2011-2020.

Los expertos afirman que cada décima de grado de subida de la temperatura tiene un efecto multiplicador en los episodios meteorológicos virulentos.

“Las concentraciones de CO2 en la atmósfera son tan elevadas que el objetivo de 1,5°C (…) apenas es alcanzable”, comentó el domingo el jefe de la OMM, Petteri Taalas.

Como se puede observar, la COP 27 anuncia una serie de situaciones alarmantes para los años futuros que nos esperan, debido al ritmo de crecimiento que experimenta la temperatura del planeta, a un promedio de 1,5 aceleradamente, y a ese paso, nos esperas situaciones universales catastróficas para todos los pueblos, pero en especial, lo que carecen de condiciones económicas, tecnológicas y estratégicas para poder enfrentar la crisis climática global.

Los acuerdos alcanzados por la COP 27 comprometen a los estados a reducir la cantidad de gases de efectos invernadero y a disponer de recursos financieros necesarios mediante programas y planes estratégicos. Las medidas a adoptar, entre ellas, está la reducción del gas metano para aplacar el fenómeno del efecto invernadero o el calentamiento global y las variaciones del cambio climático, recordemos que el gas metano es la segunda fuente de contaminación, más importante en las sociedades industrializadas, “es el segundo mayor contribuyente antropogénico al efecto invernadero, después del dióxido de carbono.

“Esto se debe a su gran potencial de calentamiento global: a lo largo de 100 años, el metano es, por tonelada, casi treinta veces más potente como gas de efecto invernadero que el CO2. Cuando este gas se libera a través de la actividad humana -instalaciones petrolíferas, minas de carbón, cobertizos para el ganado o vertederos- puede hacerse menos dañino quemándolo en antorcha y convirtiéndolo así en CO2.”[10]

Asimismo, se adicionan una serie de puntos, para combatir la crisis ambiental del sistema planetario, entre ellos, se reafirma “el objetivo del Acuerdo de París [de 2015] de contener el aumento de la temperatura media claramente por debajo de 2 °C respecto a los niveles preindustriales, y de mantener los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C”.

Igualmente “recuerda que los impactos del cambio climático serán mucho más atenuados con un aumento de 1,5 °C frente a 2 °C, y decide continuar los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C”[11]

c) La crisis ambiental en nuestro país, y la situación actual y alternativas como salida al problema

El último documento sobre el Estado de la Nación de 2022, revela en sus capítulos ambientales: el reconocimiento de logros en conservación que conviven con patrones insostenibles de uso del territorio y los recursos naturales, que afectan el desarrollo humano. Costa Rica acumula retos de largo plazo en sus patrones de crecimiento urbano, un mal sistema de transporte y movilidad, riesgos de desastre por falta de ordenamiento territorial y persistencia de exclusión social, contaminación de suelos y aguas y limitadas capacidades institucionales para prevenir y controlar el impacto ambiental, entre muchos otros.

Así las cosas, no hay duda, que preexisten amenazas sistémicas e institucionales, que nos impiden avanzar en la construcción de una sociedad sostenible, que prolongue la esperanza de vida o la existencia de los miembros de la sociedad costarricense. El informe dice lo siguiente en este sentido:

“En este escenario, este Informe llama la atención sobre la urgencia de atender los retos que implica realizar una gestión amigable con el ambiente, fortalecer las bases institucionales y salir de la crisis sin comprometer la sostenibilidad ni los recursos naturales. Un primer paso hacia ese objetivo sería aminorar las confrontaciones discursivas que ven al sector productivo, las comunidades y los grupos ambientalistas como “rivales” y que impiden alcanzar acuerdos sobre cómo impulsar formas de crecimiento de menor impacto, incentivos para la sostenibilidad y la innovación, así como políticas públicas que modifiquen la estructura vigente de costos y beneficios sociales, económicos y ambientales de manera equilibrada”[12].

d) Contaminación por gases de efecto invernadero

En lo relativo a los contaminantes por efectos de gases de combustibles fósiles que generan un incremento en la temperatura del planeta y agudizan el efecto invernadero, dicho Informe, arroja datos que nos deberían preocupar para los próximos años, sobre el manejo que debemos darle a las fuentes de combustible fósiles, a base de hidrocarburos y que se concentra en flotilla vehicular costarricense de casi dos millones de vehículos, que contrasta con una política de energías limpias y alternativas que el Estado costarricense, había anunciado en el marco del Plan de Descarbonización para el 2018- 2050[13].

La falta de un Plan Estratégico de Ordenamiento del Transporte, ha imposibilitado que los consumidores desistan de la necesidad de la compra de vehículos que operan con combustibles fósiles, aun con el aumento de los precios provocados por la Guerra Rusia-Ucrania.

Los hallazgos del informe del Estado de la Nación, revela un notorio aumento de los gases de CO2, producto principalmente de uso de combustibles fósiles, de los vehículos que se registran en el país, cuya flotilla ronda los 2 millones de automotores, esto hace que se concentre el 60% de gases de efecto invernadero en la Gran Área Metropolitana, con ello las enfermedades de carácter respiratorio, y las alergias, van en aumento.  Valga señalar, que solamente un 0,5% del total de los vehículos, emplea tecnologías limpias, híbridas o eléctricas. En la página 191 del Informe, en el capítulo sobre medio ambiente, al respecto indica lo siguiente:

“El parque automotor alcanzó 1.788.800 unidades en 2021, de las cuales solo un 0,5% corresponde a vehículos de tecnologías limpias. • El aporte del sector transporte a los gases de efecto invernadero aumentó 14,7 puntos porcentuales entre 1990 y 2017, según el último inventario de emisiones del país.

En general, desde 1990 el sector energía se ha posicionado como el principal generador de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI; gráfico 4.4). Impulsado fundamentalmente por el consumo de hidrocarburos para el transporte, el cual explica tres cuartas partes de los GEI emitidos por este sector en 2017 (14,8 puntos porcentuales más que en 1990, primer año para el que se tiene información). Según el inventario nacional de emisiones por fuentes y absorción por sumideros de gases de efecto invernadero Costa Rica, 1990-2017 entre los gases precursores de las emisiones, el que se emite en mayor cantidad es el monóxido de carbono (CO), el cual proviene fundamentalmente del transporte. Entre 1990 y 2017 su participación se ha movido en un rango de entre 71% y 77%, con su punto máximo en 2013. En términos absolutos, su aporte pasó de 176,9 gigagramos en 1990, a 474,8 gigagramos en 2021. El CO es considerado un contaminante de la atmósfera y una de las principales causas de enfermedades y muertes por contaminación del aire (Téllez et al., 2006; PEN, 2020a). En 2021, el nivel de rechazos en la revisión técnica vehicular por emisiones contaminantes fue de un 17%” (Estado de la Nación:2022, Página 198)

En resumen, el presente Informe, nos anuncia un panorama poco alentador, a pesar de que Costa Rica es un país, que ostenta un sello verde en la comunidad internacional, preocupado por el ambiente y la protección de la biodiversidad, que logra a través de su aparato institucional, y con la promulgación de normativa especializada en la temática ambiental. Aún con todos los avances y acciones oportunas, existen desafíos que imposibilitan progresar sustantivamente en la reducción de gases de CO2 y en la necesidad de cambiar los patrones de consumo diario y del uso de transporte público a base de energías limpias desprovistas de gases contaminantes o el uso de vehículos eléctricos para el transporte público o de uso particular. Igualmente, se subraya el peso que carga la matriz energética, compuesta de dos elementos que parecen entrar en colisión respecto al impacto que sufre el medio ambiente, porque a pesar del uso del agua para proveer de energía a las familias, son consumidores de combustibles fósiles, con vehículos que contaminan el ambiente y los gases provocan el calentamiento de la tierra. Una vez más, el factor consumo es clave para entender el comportamiento del consumidor nacional, al verse bombardeado por marcas y publicidad que atrapa los gustos y preferencia de manera sistemática e induce a la compra de más vehículos, que del 2005 con 800 mil, paso en el 2022 a casi dos millones, veamos:

“Costa Rica vive una situación energética compuesta por elementos contradictorios. Por un lado, genera electricidad mayoritariamente de fuentes renovables (en niveles privilegiados en el plano internacional) y posee un amplio potencial por aprovechar; por otro, registra poco o casi nulo desarrollo en los aspectos estructurales de movilidad y transporte que le hacen altamente dependiente de los hidrocarburos y lento en la transformación tecnológica de su parque automotor, así como en la diversificación de la matriz energética que ha impulsado su desarrollo”[14]

Lo anterior, pone en evidencia un incremento exponencial del parque automotor, y el fomento a la insostenibilidad ambiental y la contradictoria preexistencia de la operación entre las plantas hidroeléctricas para combatir el cambio climático y por otro lado, se nota un paso lento o casi nulo de los avances en las energías limpias, con ello, es indiscutible que la compra de vehículos irá en crecimiento y con ello la contaminación por gases de efecto invernadero por  el uso de combustibles, no encuentra respuesta en este caso . El Gobierno, debe tomar acciones a corto plazo para poder salir de la crisis ambiental en que estamos sumidos, recordemos que nos afecta a todos en la región y a nivel mundial, como decía Stiglitz. “El calentamiento de la atmósfera es un problema global, pero nadie quiere pagar para arreglarlo. Todo el mundo quiere aprovecharse, de los esfuerzos de los demás, pero es en interés de todos por lo que el mundo debería actuar colectivamente y hacer algo”[15]. “En 2005 se calculaba que los países en vías de desarrollo emitían casi un 40% de los gases invernadero y que, en 2025 y según las proyecciones actuales, emitirán más cantidad de estos gases, que el mundo desarrollado”[16].

Pero a este problema el autor, sugiere una salida al problema de la emisión de gases y recomienda lo siguiente: “La solución es muy sencilla, hacer que la gente pague el coste de lo que hace, esto es, hacer que quien contamina, pague por lo que contamina. La forma de hacerlo es imponer a todos los países del mundo una tasa común sobre las emisiones de dióxido de carbono ( es decir, gravar el fator externo, de las emisiones) o, de forma alternativa imponer un gravamen al petróleo, el carbón y el gas que refleje las emisiones que estos combustibles genera”[17].

e) La necesidad de una economía circular

En medio de esta crisis de un estilo de consumo nocivo, la idea o establecimiento de una economía circular, supone un cambio de cultura en la alimentación en el consumo del costarricense y una variación sustancial de la calidad de vida, caracterizada por la responsabilidad en los gustos y preferencias, con la necesidad de reutilizar los bienes que se producen y reaprovecharlos para no generar más desechos sólidos. En vez de estar produciendo material o basura sólida de forma constante, o desechos inorgánicos, que se usan y se botan, contaminando el ambiente por medio de olores, gases contaminantes y lixiviados que se filtran en lo suelo y el riesgo de poner en peligro la salud pública, con el agravante que se acumulan mayores niveles de basura, es imperativo que se fomente una cultura de economía orgánica, o economía circular, como una nueva forma de cambio de patrón de consumo para replantear las conductas y hábitos contaminantes en toda la cadena productiva o la cadena de valor. La idea es que el producto desde su concepción tenga un distintivo o sello de garantía verde o eco-etiquetado[18] en el caso de las empresas, que transita por una empresa comprometida con el ambiente, con el uso de certificados de garantía que no contaminan el ambiente, cuyos productos no afectan la salud human o de los consumidores y el medio ambiente. Estudios de la ONU, nos hablan del beneficio de este tipo de economía:

“Este modelo propone que al final los recursos que se extraen de la tierra puedan reintegrarse al sistema de producción, de tal manera que los residuos no sean una carga para el ambiente. Según el Informe ONU Medio Ambiente, una economía circular podría reducir entre un 80 % y un 99 % los desechos industriales en algunos sectores y entre un 79 % y un 99 % de sus emisiones[19].

Para la Ing. Gerlin Salazar, Gestora de la Unidad de Gestión Ambiental de la UCR, el país se enfrenta a un gran reto, ya que “las tecnologías que tenemos en Latinoamérica y el tratamiento por residuos por relleno sanitario son obsoletas. En otros países, ya se usan los residuos para generar electricidad, estabilizar caminos y para otras actividades donde se aprovechan al máximo”. [20]

Definitivamente, se hace indispensable la instauración de una economía circular o verde con un marco normativo que la respalde, donde las 82 municipalidades del país adopten, acciones para garantizar comunidades libres de contaminación y responsables en el uso de productos y compras de bienes y servicios, que reduzcan la contaminación, así como el uso de agroquímicos orgánicos. A nuestro entender, la modernización y la racionalidad económica son forjadas por principios que residen en una doctrina del capitalismo como dogma o sustrato ideológico del consumo, el cual ha contribuido en las dos últimas décadas, al aumento desmedido de externalidades negativas producto de las actividades humanas y que se cierne sobre las ciudadanes modernas, y la disyuntiva que se tensa entre economía y ecología, para desembocar en la ecologización de la sociedad, que  cristaliza acciones, mediante una expansión de la doctrina verde, con la participación de todos los actores ambientales, en la búsqueda del interés colectivo y universal de preservar el planeta. Es un método efectivo de ir recuperando la degradación ambiental, por un lado, se pone freno al desperdicio masivo de recursos materiales y por otro, se empodera a la gente de una cultura a base de la reutilización, el reciclado, la reintegración de los bienes, a la cadena de consumo y producción, para frenar el ciclo infinito de contaminación del ambiente.

En definitiva, es indispensable, cambiar el modelo de consumo que hasta la fecha ha seguido el país, toda vez que la huella ecológica del costarricense es insostenible, ya que representa 8 % más de lo que el territorio es capaz de reponer. Agua, energía, biomasa, cada uno de los productos que consumimos diariamente requiere cierta cantidad de recursos limitados para su producción y, tarde o temprano, se convertirán en un residuo más.

El Primer Informe Estado del Ambiente en el 2017 advertía que “la forma de consumir y producir del costarricense contribuye a los problemas ambientales actuales como el cambio climático, contaminación, producción de residuos ordinarios y peligrosos, agotamiento y deterioro de los recursos naturales y pérdida de la biodiversidad.,

Por su parte desde, hace años, las autoridades gubernamentales a cargo de las políticas ambientales, ya señalaban que el problema principal del medio ambiente era el estilo de consumo del costarricense, en ese entonces el Ministro Carlos Manuel Rodríguez durante la presentación del Sistema Nacional de Información Ambiental (Sinia), dijo lo siguiente: “abordar el patrón de consumo y producción “es el problema ambiental más serio, más grave, más urgente que tiene el país”,. Para el Ministro, Costa Rica enfrenta un déficit ambiental producto del modelo que ha seguido, el cual se debe atacar desde todas las instituciones y sectores vinculados.

“En esta tarea el papel de la población consumidora de bienes y servicios es fundamental. El cambio hacia un consumo consciente y responsable se hace cada vez más necesario en Costa Rica y en todo el planeta, para hacer frente a problemas como la sobreexplotación de los recursos naturales y la gestión de los residuos.

A nivel mundial, la urbanización, junto con una clase media en crecimiento, ha aumentado la demanda de bienes de consumo. Rn el siglo XX, excavamos, cortamos, perforamos o cosechamos 34 veces más materiales de construcción, 27 veces más minerales, 12 veces más combustibles fósiles y 3,6 veces más biomasa en los años anteriores. Informe ONU, Medio Ambiente[21]

f)Desechos sólidos y contaminación ambiental

Otra de las amenazas que deben enfrentar diariamente los habitantes de las ciudades y que contribuyen a la carga de gases de efecto invernadero, como San José, es la producción de 4.000 toneladas de basura recolectada por día, de la cual 522 toneladas son plástico, que se recicla y 340 toneladas llegan a los vertederos de basura” a pesar que el país había promulgado la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos N°8839 del 24 de 06 de 2010[22], que regula todo lo referente al tratamiento de la basura, pero que se torna insuficiente ante las nuevos avances y desafíos del sistema y el cambio radical de los patrones de consumo. En el foro sobre el tratamiento de la basura celebrado el 17 de mayo de 2022, denominado el 2° Encuentro Código.R: “La Industrialización de los residuos”, en el Hotel Crowne Plaza Corobicí, con la participación del Ministerio de Salud y el Minae y sectores privados, se llegó a la conclusión de avanzar en acciones concretas para el tratamiento de la basura pero que aun subsisten problemas que se deben resolver sobre los residuos, con un espíritu de ganar y no contaminar, en la cadena de valor, el respecto se dijo lo siguiente:

“A doce años de haber creado este instrumento jurídico novedoso (la Ley 8839), retador y disruptivo, aún quedan acciones importantes por hacer, para emular experiencias exitosas que acontecen en otras latitudes. Iniciando con hacer las mejoras financieras y administrativas institucionales para aumentar las coberturas de recolección, mejorar los centros de acopio o recuperación de residuos comunitarios, municipales o privados que permitan mejorar los canales de comercialización en donde exista un esquema de ganar-ganar para todos los que participan en la cadena de valor de los residuos”.

Del total de residuos ordinarios producidos en las 2020, 1.181.662 toneladas fueron en hogares y 277.626 toneladas en comercios y otros. Por otra parte, en el 2020 se aumentó en un 12% la recuperación de residuos valorizables privados, pasando de 39.826,5 toneladas en el 2019 a 45.510,6 toneladas en el 2020, siendo los productos de papel y cartón lo más reciclados por los costarricenses, resultado de iniciativas país como el Plan de Acción para la gestión integral de residuos, así como el Plan Nacional de Compostaje. La contaminación producto de la acumulación de desechos o de residuos sólidos, está provocando la incapacidad de Estado, por hacerle frente al manejo integral de la basura en todo el país, siendo un problema no regional, sino nacional y de dimensiones universales. Los cambios en la legislación son necesarios para arribar a una cultura de no contaminación y de carbono neutral, que nuestro país se había propuesto para las próximas décadas pero que las señales en este sentido son precarias, toda vez que se requiere un cambio de conciencia nacional, así como adoptar una serie de valores necesarios que despierte la preocupación en el conglomerado social sobre los peligros inminentes del cambio climático sobre la producción, así como la necesidad de cambiar los esquemas productivos y los procesos industriales y agroindustriales

g) Efectos del cambio climático, sequías y pérdida de las cosechas

A parte de los problemas ambientales señalados en nuestro país, se pueden observar las consecuencias del cambio climático principalmente con las sequías en Guanacaste que afecta seriamente a los productores nacionales en las cosechas que reciben poca precipitación y la desaparición de especies como las ranas en Monteverde[23]. El Periódico La Nación en un artículo publicado por Hugo Solano denominado: “Sequía de Guanacaste es la más fuerte de los últimos 78 años, del 15 de junio de 2015; nos alerta de los severos efectos de los cambios del clima y el impacto que tiene lugar en esas regiones del país, para alterar y poner en aprietos la vida de las personas y el futuro de los productores de esa Provincia, cuya fuente de empleo es la agricultura y la actividad productiva en general: Este señalo lo siguiente:

“El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) no registra desde 1937 tanta lluvia en el Caribe ni tanta sequía en la zona de Liberia, Guanacaste. Son las condiciones climáticas más extremas de los últimos 78 años.

Desde que el IMN tiene registros, la sequía más fuerte en Liberia se había registrado en 1967. En ese año mayo se acumuló una precipitación de 7,5, litros por metro cuadrado, sin embargo, en este 2015 apenas se contabilizan 1,3 litros por metro cuadrado”.

Por otra parte, El Informe de la Nación de 2022, en sus hallazgos, revela un aumento de los desastres naturales o situaciones de emergencia, por el cambio climático y la repercusión en la producción de nacional y en los centros de población, afectó considerablemente a los sectores vulnerables de estas regiones o a los grupos con menores ingresos, así se pueden ver en los datos siguientes:

Los desastres asociados a eventos climáticos en 2021 afectaron a 1.511.178 personas, la mayoría habitantes de los municipios de Guatuso (24%), Upala (20%) y Turrialba (12%). Además, dejaron 11 fallecimientos, 815 viviendas afectadas y 250 destruidas. • Entre 2017 y 2021 se desarrollaron 119 obras para restaurar las que se dañaron durante la sequía y el temporal generados por el paso de un sistema de baja presión en 2015, así como las provocadas por el huracán Otto (2016) y la tormenta tropical Nate (2017)

No queda duda, que el cambio climático ha tenido fuertes implicaciones y efectos en las regiones periféricas del país, sobre todo en las zonas donde la agricultura es la fuente principal de ingresos de las personas, en aquellos grupos de población en condiciones de mayor riesgo y vulnerabilidad, que carecen de los medios y la tecnología necesaria para hacerle frente a las variaciones del clima y a los fenómenos naturales, que han venido en aumento en los últimos 10 años. A ese ritmo, los estados como el nuestro cada año tendrán que invertir más recursos del presupuesto nacional y diseñar o emprender novedosas acciones administrativas o jurídicas, así como redoblar los esfuerzos para combatir los efectos del cambio climático. La solución estriba en la acción conjunta de todos los miembros de la sociedad, mediante un cambio del patrón de consumo, así como ir gestando una cultura a base de procesos limpios, con el acompañamiento de acciones y planes gubernamentales que involucre y obligue a todos los ciudadanos, en la promoción y construcción de comunidades limpias y resilientes, en el marco de una política de carbono neutral.

h) Acciones normativas y jurídicas para combatir la crisis ambiental con la concurrencia de los estados comprometidos con el ambiente, un cambio en la acción del Estado costarricense

La tendencia mundial para la preservación del ambiente y combate al cambio climático, ha sido la necesidad de aprobar una serie acuerdos e instrumentos jurídicos, que garanticen la preservación del medio ambiente y combate a la crisis ecológica mundial, desde la perspectiva de un hábitat compartido y común en la casa en que todos residen y deben compartir los mismos intereses y anhelos de la generaciones presentes y futuras, de ahí que se viene adoptando una serie de acciones sistemáticas para un cambio de cultura y de implementación de una conciencia ambiental. Costa Rica, considera que es necesario suscribir estos principales acuerdos como parte de un país que se decanta por proteger la biodiversidad y preservar el ambiente, así como mitigar los efectos del cambio climático, de esta forma nuestro país, ha aprobado los siguientes tratados y convenios internacionales:

1.-Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano que se realizó en junio de 1972 en Estocolmo

Es partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano que se realizó en junio de 1972 en Estocolmo, Suecia, es prácticamente el inicio de las acciones para enfrentar la crisis ambiental, con la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), lo que hasta hoy significa el principal programa de ONU a cargo de los asuntos de este tipo. En este foro, el argumento central, se atribuye por primera vez, al problema de la crisis ambiental, que es clave para la persistencia de la especie humana.

Los acuerdos suscitados en esta conferencia, trajo como consecuencia, un aumento inmediato de la conciencia política global sobre la naturaleza, y se le conoce como el inicio fundacional del Derecho Medioambiental, ya que se estipularon principios y normas jurídicas internacionales que regulan la actividad socioeconómica y cultural en cuanto al aprovechamiento sostenible del ambiente.

En la conferencia, los gobiernos participantes se comprometieron a sumar esfuerzos y a tomar acciones para preservar y mejorar el entorno ambiental en beneficio de la especie humana y las generaciones presentes y futuras. Podríamos decir que con este instrumento, se estaría acuñando por primera vez el concepto de desarrollo sostenible, con la necesidad de aspirar a un modelo o política de estado que garantice los bienes y recursos de las generaciones presentes como de las generaciones futuras.

2.-Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), también llamada Cumbre para la Tierra, desarrollada en Río de Janeiro en junio de 1992,

Respecto a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), también llamada Cumbre para la Tierra, desarrollada en Río de Janeiro en junio de 1992, logró tres acuerdos importantes: el Programa 21, para promover el desarrollo sostenible en el mundo entero; la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, un conjunto de principios que define los derechos y deberes de los Estados, y la Declaración de principios relativos a los bosques, así como otros para apoyar el manejo sostenible de estos a nivel mundial.

A partir de esta conferencia, Costa Rica, asumió importantes cambios en nuestro ordenamiento jurídico, desde la reforma constitucional de 1994, sobre un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, (art 50) en el contexto de los derechos de tercera generación y en la promulgación de una serie de legislación especializada, como la Ley Orgánica del Ambiente, La Ley Forestal, la Ley de Biodiversidad, la Ley de Uso de Suelos y la Ley de Vida Silvestre así como la aprobación de un importante número de tratados y convenios internacionales en materia ambiental. Por otra parte, en la década del 2000 la Sala Constitucional, marcó un antes y un después con la promulgación de una serie de jurisprudencia sobre la protección del medio ambiente, en cuenta las características del derecho ambiental y su carácter transversal, impactando toda la cultura y el derecho costarricense, así como la expansión de una serie de principios de corte ambiental como la objetivación de la tutela ambiental, la irreductibilidad ambiental

Como parte de estos compromisos, se introdujo el principio precautorio y la responsabilidad de los sujetos que contaminen o transgredan el medio ambiente y el contaminador pagador, así como la imperiosa necesidad de introducir cambios en las estructuras jurídicas para garantizar la protección y defensa del ambiente, como en el caso de Costa Rica, mediante la reforma (art 50 CP) y la promulgación de la legislación ambiental respectiva como: La Ley Orgánica del Ambiente, Ley de Biodiversidad, Ley de Uso de Suelos y la Ley Forestal, para hacer posible la ejecución de los cambios constitucionales .

También, se abogó, que los países con economías en gran escala o países industrializados como el grupo de los 7 o G7, que constituye un reunión informal de los países con las economías más grandes del mundo, como: Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, japón y Canadá, siendo países capitalistas y los principales contaminadores y productores de gases y destructores de la capa de ozono y generadores de gases de efecto invernadero como lo señala, la Organización Climate Trade en un artículo entitulado: “Que países son los mayores contaminadores de carbono del mundo”, señala que: Cada año se emiten a la tierra más de 36.000 millones de toneladas de CO2, el principal de los gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático, la mayor parte de estos gases nacen del uso de combustibles, fósiles, la generación de energías por vías no renovables y las actividades humanas contaminantes.”[24], se comprometían a bajar los niveles de CO2, pero desafortunadamente esto no ha ocurrido, y hemos experimentado en los últimos años, un aumento significativo en la temperatura del planeta, afectando a las especies y provocando incendios forestales, desaparición de especies en vías de extinción, suelos áridos y desérticos, sequías, ausencia de agua en las poblaciones, y perdida de productos agrícolas y cosechas, y grandes tormentas y huracanes y ciclones que dejan devastados los pueblos y comunidades, y una serie de perdidas privadas y públicas, con lenta recuperación en las etapas posteriores.

Además, dos instrumentos jurídicamente vinculantes se abrieron a la firma: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre la Diversidad Biológica.

3.-Declaración de Johannesburgo sobre Desarrollo Sostenible, 2002

Una década más tarde se realizó la Declaración de Johannesburgo, la misma se llevó a cabo en el marco de la Cumbre Mundial, en septiembre de 2002. En la declaración se asume la responsabilidad colectiva de promover y fortalecer, a todos los niveles, el desarrollo económico, social y la protección ambiental como pilares interdependientes y sinérgicos del desarrollo sostenible. Precisamente, es la necesidad de diseñar un modelo de desarrollo sostenible que posibilite la interacción de tres variables: la económica, la social y la ambiental, mediante una política de estado, que garantice la vida de las generaciones presentes y sin comprometer a las futuras.

Se subrayó en lo relativo a que la sociedad mundial tiene los medios y los recursos para responder a los retos de la erradicación de la pobreza y el logro del desarrollo sostenible que enfrenta toda la humanidad.

Asimismo, se puntualizó que el desarrollo sostenible exige una perspectiva a largo plazo y una amplia participación en la formulación de políticas y la adopción de decisiones en beneficio de toda la sociedad. Para lograr los objetivos de desarrollo sostenible, los estados firmantes establecieron la necesidad de instituciones internacionales y multilaterales más eficaces, democráticas y responsables de sus actos.

4.-El Protocolo De Montreal Relativo a Las Sustancias Que Agotan La Capa De Ozono

El presente Protocolo, entra en vigor en 1989, cuyo objetivo es aplicar límites a la producción y el consumo de los principales productos químicos que destruyen la capa de ozono que protege a la Tierra. El Protocolo contribuye también a los esfuerzos mundiales contra el cambio climático, dado que la mayoría de las sustancias que agotan el ozono eliminadas en el Protocolo son también potentes gases de efecto invernadero.

5.- Protocolo de Kioto sobre la Protección Marco sobre el Cambio Climático

Se reafirmó la adhesión a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional, así como al fortalecimiento del multilateralismo.

Y se apoyó la función rectora de ONU para promover el desarrollo sostenible. En el caso del Protocolo de Kioto sobre la Protección Marco sobre el Cambio Climático, significó otro paso discordante entre lo que necesita la humanidad y lo que las naciones más involucradas con el calentamiento global estaban dispuestas a hacer, y se acuerda la reducción de gases que contaminan la atmósfera, bajando los niveles de gases de efecto invernadero, con responsabilidades comunes pero diferenciada

Conclusiones

  1. El patrón de consumo de la sociedad contemporánea, nos está conduciendo a una agudización de la crisis ecológica-universal, con impactos irreversibles en el cambio climático, acelerando la desaparición de las especies, en cuenta la especie humana, lo cual se constata con el incremento de huracanes, tornados, tormentas tropicales, sequías, desertificación, hambrunas, plagas, etc. El hiper-consumismo, es una tendencia imparable de las sociedades modernas que usan bienes y los desechan sobre una lógica engañosa de la transitoriedad de las cosas consumibles, para satisfacer necesidades momentáneas, que condicionan la existencia del consumidor.
  2. Los países en desarrollo se oponen a la reducción de gases de efecto invernadero y se debaten entre la preservación de un estilo de consumo en masa o una sociedad basada en hábitos de consumo sobre productos orgánicos y reciclables.
  3. En Costa Rica, los gases de CO2, que destruyen la capa de ozono provienen principalmente de la flotilla vehicular, con el agravante de que el parque automotor, crece aceleradamente, junto a pocas medidas gubernamentales, encaminadas a controlar este tipo de gases contaminantes, así como el aumento en los volúmenes de desechos sólidos que producen gas metano, ya que según el Ministerio de Hacienda el registro que se tiene es alrededor de 2 millones de vehículos.
  4. A la contaminación por gases de CO2, se suman los gases de metano producto de una economía de consumo lineal que genera altos volúmenes de desechos sólidos y que se resiste a la instalación de una economía circular que contamine menos y recicle o reutilice los bienes y servicios que se consumen en el mercado en toda la cadena de valor y representen menos impactos para el ambiente y que garanticen el consumo de productos inocuos, para los consumidores.
  5. Las acciones legislativas y gubernamentales, han sido consistentes y progresivas, pero aún falta un cambio cultural y social, para enfrentar los nuevos desafíos y amenazas del presente, como el caso de pandemias como el COVID 19, que ponen en riesgo las economías de los estados nacionales, y afectan directamente la producción agrícola, en el tanto, las autoridades estatales no disponen de recursos financieros y estrategias para combatir las pandemias, y en consecuencia, se vuelven proteccionistas y cerradas antes los embates del entorno económico y social.
  6. Se han suscrito una serie de convenios y tratados internacionales sobre el medio ambiente, la tendencia ha sido el compromiso persistente de los estados, de crear mecanismos jurídicos que garanticen la tutela del ambiente y la erradicación paulatina de las causas agravan el calentamiento global y el efecto invernadero como los gases contaminantes, que es esencial para la prolongación de la vida en el planeta, en un mundo globalizado, mediante el diseño de un modelo de desarrollo sostenible[25], para la preservación de las generaciones presentes y futuras.
  7. Coexistimos en una especie de aldea global[26], en un sistema planetario cerrado, y por tanto, lo que le pase a unos repercute en otros. Con el surgimiento del fenómeno universal de la globalización, la crisis ambiental, se ha intensificado, toda vez que hay mayor movilidad de personas, mayor desplazamiento, mayor uso de combustibles fósiles y mayor consumo de bienes y servicios, así como un elevado consumo de energía en todas las actividades humana, con ello, la industrialización se acelera para atender mayores demandas de los consumidores y por consiguiente, un incremento exponencial de gases de efecto invernadero.

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[1] Bauman, ZYGMUNT. (2006) La vida líquida. Editorial PAIDOS. Barcelona-España, página 65

[2] Kuhm, TOMÁS (2004) La estructura de las revoluciones científicas. Editorial Fondo de Cultura Económica.

Un paradigma es una sólida red de compromisos conceptuales, teóricos, instrumentales y metodológicos. El paradigma incluye un cuerpo implícito de creencias teóricas y metodológicas entretejidas que permiten la selección, evaluación y crítica, es la fuente de los métodos, problemas, y normas de solución aceptados por cualquier comunidad científica.

[3] Kennedy, PAUL. Hacia el siglo XXI. Editorial Plaza & Janes. Madrid 1998 página 159

[4] Beck., Ulrich. (2001) Qué es la globalización. Editorial PIADOS. Barcelona-España, página 164

[5] Periódico El Vigía, La sociedad del hiperconsumo. Laura Monzón, 9 de febrero de 2018

[6] “Lo que está ocurriendo es una total redefinición del pensamiento mismo, de su función y contenido. La coordinación del individuo con su sociedad llega hasta aquellos estratos de la mente donde son elaborados los mismos conceptos que se destina a aprehender la realidad establecida. página. 134

[7] https://europe.oceana.org/es/que-hacemos-cambio-climatico-y-energias-renovables-cambio-climatico-mas-informacion-fuentes-de-emisiones-de-gases.

[8] Infobae. (2015). El año 2014 fue el más caluroso de la historia. 16 de enero de 2015

[9] Infobae. Cambio climático, Las décimas cuentan.19 de octubre de 2022

[10] Infobae, Laura Rocha. Acuerdo para reducción de metano y la agenda de Bridgetown, dos avances de la COP27 19 de noviembre de 2022 

[11] Infobae. Los principales puntos adoptados en la COP27. 20 de noviembre de 2022.

[12] Estado de la Nación 2022 Capítulo 4, Balance: Armonía con la Naturaleza. Página 193

[13] El presente Plan sintetiza las acciones estratégicas que el Gobierno del Bicentenario identifica para potenciar la descarbonización de la economía costarricense. La descarbonización y resiliencia se conciben como un medio para transformar el modelo de desarrollo a uno basado en la bioeconomía, el crecimiento verde, la inclusión y la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía.

[14] Estado de la Nación 2022. Capítulo 4. Balance con la Naturaleza. Página 196

[15] Stiglitz, JOSEPH. (2016) Como hacer que funcione la globalización Editorial Penguin Random House. Barcelona, España, página 226

[16] Idem , página 227

[17] op cit, página 235

[18] Silva, Rodolfo y otros. (2001) Eco-Etiquetado Un Instrumento para diferenciar productos e incentivas la competitividad. Editorial IICA. San José, Costa Rica. “Es un distintivo que porta un producto y le indica al consumidor las ventajas ambientales del bien frente a otros productos de la misma categoría”.

[19] Periódico Semanrio Universidad. El problema ambiental más grave en Costa Rica, 19 de julio de 2019.

[20] Idem

[21] Periódico Universidad El problema ambiental más grave en Costa Rica, 19 de julio de 2019.

Artículo 1.- Esta Ley tiene por objeto regular la gestión integral de residuos y el uso eficiente de los recursos, mediante la planificación y ejecución de acciones regulatorias, operativas, financieras, administrativas, educativas, ambientales y saludables de monitoreo y evaluación.

[23] Periódico El Mundo, Las ranas arlequín alertan sobre el cambio climático, 12 de enero de 2006

En los bosques de Costa Rica, por ejemplo, la rana arlequín de Monteverde desapareció a finales de los años 80, al igual que ocurrió con el sapo dorado, cuya extinción en esa área “fue la primera señal de la amenaza que se cernía sobre la supervivencia de esas especies”

[24] https//climatetrade.com. Noviembre 03, 2022

[25] Sagot, Alvaro. (2014) Desarrollo Sostenible en la jurisprudencia constitucional. Editorial Juricentro. San José Costa Rica. Página 17

(…) en 1987 el informe Brundtlnad, mismo que ha sido considerado, como uno de los primeros textos base, a partir del cual, se expone el término desarrollo sostenible, cuando nos decía que este es” aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades

[26] Ianni, OCTAVIO. (1997) Teorías de la Globalización. Editorial Siglo XXI. México. Página 5

La Aldea Global sugiere que finalmente se formó la comunidad mundial, concretada en las realizaciones y las posibilidades de comunicación, información, y fabulación, abiertas por la electrónica, sugiere que están en curso la armonización y la homogeneización progresivas.

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