Hámer Salazar, Biólogo. info@hamersalazar.com
Quienes hemos tenido contacto con extranjeros y nos preguntan acerca de la toponimia de Costa Rica, es decir, del origen del nombre de nuestra patria, un nombre que en sí mismo es un poema, COSTA RICA, nos remitimos al relato simple de que Cristóbal Colón, durante su cuarto viaje, cuando llegó a la costa caribe en setiembre de 1502, observó desde su barco la costa exhuberante de vegetación, entonces la denominó Costa Rica.
Sin embargo, ese relato siempre me ha dejado insatisfecho, en particular porque la primera vez que se conoce el nombre de Costarrica, así en una sola palabra, es hasta 1539. Así mismo, la duda ya había sido planteada, entre otros, por el cantautor y folklorista Dionisio Cabal. Dionisio sugiere que el nombre puede tener orígen en algún vocablo indígena y no castizo.
Aunque podrían resultar temerarias algunas de las sugerencias que aquí se exponen, quizás despierten el interés del algún docto en la materia que nos ilumine con alguna hipótesis más acertada acerca de la toponimía de Costa Rica, después de todo ya han pasado más de 500 años del encuentro con los españoles. Las referencias históricas las he tomado de don Ricardo Fernández Guardia (El Descubrimiento y la Conquista. Editorial Costa Rica, 1975).
Es muy probable que Cristóbal Colón no le diera el nombre a Costa Rica, pues el Almirante murió sin saber siquiera que había descubierto un nuevo continente, mucho menos iba a poner nombre a nuestra patria. Cierto es que llegó Colón a la costa Caribe, entre el 18 y el 24 de setiembre de 1502, que le encantó el paisaje, la exuberancia de la selva, la frescura de las aguas y la gente de Cariaí (Cariari), pero ningún historiador ha demostrado que Colón haya mencionado el nombre de Costa Rica. Colón estuvo en Cariaí dieciséis días, luego tomó rumbo al sur y pronto llegó a unas islas en donde había muchos indígenas, quienes no mostraron ningún tipo de hostilidad a los españoles, como si ver extraños no fuera sorpresa para ellos. Más aún, intercambiaron oro, mucho oro, por espejos y otras baratijas que portaban los ibéricos. Esos parajes fueron descritos por el sacerdote De La Casas como “cosa muy fresca y hermosa”.
Aquellas tierras, que pronto los españoles bautizaron con el nombre de Veragua y más tarde Castilla del Oro, sí que eran ricas y lindas, más lindas que las de Cariaí, con selvas igual de exuberantes, pero con canales de aguas azules, transparentes, serenas y navegables, con islas e islotes, gente afable y, lo más importante, con mucho oro. Por esta razón fue que el hijo y heredero de don Cristóbal, Diego Colón, demandara a la Corona española la gobernación de Veragua, la cual se mantuvo en disputa por mucho tiempo. Es así, como se puede obtener una conclusión preliminar: la costa rica, pudo ser Veragua, hoy territorio panameño.
Pero ¿por qué Costa Rica? De acuerdo con el destacado filólogo costarricense, Miguel Ángel Quesada Pacheco (Rev. Filología y Lingüística XXXII (2): 203-259, 2006) el nombre de Costa Rica corresponde a un criterio topográfico, es decir, a una costa, pero con un adjetivo calificativo “rica”. ¿Rica en qué?. Pudieron emplearse otros calificativos, tales como “costa verde”,“costa larga”, “costa nueva”, etc. Pero ¿Costa Rica? Y es que no sabemos cuáles fueron las riquezas que vieron los españoles en este pedazo de tierra. Exploremos, brevemente, aquella “costa rica”, para convencernos, si es posible, acerca de la pertinencia de dicho nombre.
Costa Pacífica. Después de que Vasco Núñez de Balboa descubriera, por primera vez, el Océano Pacífico en 1513, y relatara las riquezas que había encontrado tierra adentro, los reyes católicos nombraron al famoso Pedrarias Dávila, capitán de mil batallas contra los moros, como gobernador y capitán general de Castilla del Oro. Pedrarias comisiona al piloto Juan de Castañeda y al teniente Hernán Ponce de León para que exploraran la costa Pacífica hacia el norte. Apenas comenzando el viaje llegaron a lo que hoy es el Golfo Dulce, donde encontraron gente muy belicosa y ni siquiera se atrevieron a parar. Lo mismo les ocurrió cuando llegaron al Golfo de Nicoya. Con estos antecedentes, no es posible concebir la idea de que a algunos de estos primeros exploradores se les ocurriría ponerle a la costa pacífica “Costa Rica”.
Costa Caribe. Fue Gil González de Ávila, teniente de Pedrarias, quien no solo descubrió el lago de Nicaragua, sino un pueblo muy rico en oro bajo los dominios del cacique Nicarao. Por esta razón, Pedrarias ordenó una expedición para buscar el desaguadero del Lago de Nicaragua, que fue descubierto por el capitán Ruy Díaz, pero apenas en su parte inicial; posteriormente lo intentaron Hernando de Soto y luego Sebastián de Belalcázar, sin mayor éxito. Tiempo después, Pedrarias encomendó la expedición a Martín Estete quien llegó hasta el sitio conocido como Voto (llanuras de Tortuguero), y de ahí siguió por tierra hasta Suerre, donde los indígenas no le dieron la mejor bienvenida, y si no es porque tomaron la decisión de devolverse, la expedición hubiera sido un completo desastre. Luego hubo otras expediciones sin resultados positivos. No fue sino hasta que dos adinerados aventureros, los capitanes Diego Machuca y Alonso Calero, se apertrecharon bien, con buenas naves, gente y provisiones, que lograron hacer toda la travesía desde el Lago de Nicaragua hasta la desembocadura de El Desaguadero (hoy el río San Juan). De estos dos personajes se conservan sus apellidos en la Isla Calero y el río Machuca (Orotina). Con este descubrimiento los reyes Católicos comenzaron a llamar a lo que hoy es Costa Rica como el Desaguadero, Veragua Real o Cartago.
En 1539, la Corona Española, nombró a Diego Gutiérrez, como gobernador y capitán general de la provincia de Nueva Cartago y Costarrica, que es cuando se menciona por primera vez el nombre de nuestra patria (nótese que en una sola palabra). A Diego Gutiérrez le fue tan mal como conquistador que terminó siendo descuartizado por los indígenas. Le cortaron la cabeza, los pies y los brazos y dejaron los restos como alimento para las bestias de la selva. Con este panorama tan sombrío, tampoco parece que hayan existido motivos como para que la costa Caribe inspirara un nombre poético para nuestro país.
Entonces, si es poco probable que el nombre sea de origen español ¿cuál es su origen? La hipótesis de don Dionisio Cabal es que es de origen indígena. Hay que recordar que los españoles, como no hablaban las lenguas nativas, escuchaban los nombres y los pronunciaban y escribían como se les antojaba. El mismo Miguel Ángel Quesada P., antes citado, advierte sobre estas diferencias, de cómo “la palabra de origen indígena figura escrita en el alfabeto práctico castellano”, y debe “haber una adaptación del término a la fonética y al alfabeto práctico del español”. Este pudo ser el caso del nombre de nuestra patria. Existió por aquellos años de la conquista un famoso cacique indígena, en las tierras del Caribe, conocido como Tariaca. Eran las tierras de Tariaca, los dominios de Tariaca y cabe la posibilidad de que algún “escribiente” lo haya modificado a Co Tariaca o Costarica. (Según Miguel A. Quesada, Cot -de Cartago- se escribía “Co” en el Siglo XVI).
El cacique Tariaca terminó preso en Nicaragua. Otra alternativa es que para ingresar a lo que hoy es Cartago (que no fue la Nueva Cartago original), se hacía subiendo por el río Suerre (hoy el Parismina y el Reventazón), y uno de los primeros pueblos era Coquerrique (hoy Tucurrique), cuya fonética es parecida a la de Costa Rica. Otra alternativa es que los conquistadores provenían de la tierra del cacique Nicarao, a la que llamaron Nicaragua y llegaron a estas tierras que eran del dominio del cacique Tariaca, a la que pudieron llamar “Co-Tariaca” y derivó, finalmente, en Costarrica. ¿Será posible?
Aunque este parece ser un tema de poca importancia, tal vez si la tenga para afianzar nuestra identidad nacional. Siempre nos preguntamos sobre las razones que tuvieron nuestros padres para darnos un nombre y eso es importante para nuestra identidad. También debería serlo para la Patria. Así mismo, si asumimos que el nombre de nuestro país es de origen indígena, esta sería una forma de reinvindicar a los pueblos originarios de estas tierras, así como reconocer la importancia de muchos vocablos indígenas en nuestro idioma.
Sería interesante que profesionales “avisados” en estos temas, hicieran investigaciones rigurosas sobre la toponimia de nuestro país, para definir de una vez y para siempre, el origen del nombre de este país que es poesía: “Costa Rica”.
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