Iván Barrantes: Mi forma de leer la política

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Durante los últimos meses y a raíz del proceso electoral –que aún no concluye-  se han practicado diferentes formas de análisis del ambiente sociopolítico de cara a las elecciones. Así, acostumbrados a los enfoques “tradicionales” se suman otros que por su novedad e incluso originalidad generan reacciones adversas, hasta críticas descalificadoras en cuanto a la cientificidad.

Claro está, que la cientificidad en materia de ciencias sociales, siempre ha sido un tema cuya discusión está a años luz de concluir, debido a las metodologías, sesgos validez de enfoques, subjetividad, “imparcialidad”, etcétera.

Partiendo de lo señalado, creemos que sería interesante saber la diferenciación que se da en los análisis que nos exponen los medios de comunicación, respecto a la situación política nacional, análisis generalmente realizados por sociólogos, politólogos, abogados, estadísticos y “opinólogos”, sobre las encuestas, de mediciones sociales, públicas.

Hoy conversamos con Iván Barrantes, joven impetuoso, buen conversador, de mirada inquisidora y algo desconfiada, pero con muy buen humor, de aquellas personas que son capaces de reírse de sí mismas y decir lo que se les da la gana, sin saber de autocensura alguna. La experiencia de Iván Barrantes no es la que tradicionalmente desarrolla un investigador social, sin embargo, es tanto o igual de enriquecedora por la variedad de labores que ha desarrollado como en su diversa formación académica. De ahí que se haya vuelto necesariamente –les guste o no a algunos- en un referente, cuyas conclusiones no dejan de leerse por la gran mayoría de quienes se interesan en la política, recibiendo elogios y desaprobación.

¿Cuál es la diferenciación mayor entre los puntos de vista entre los análisis, entre los enfoques de Iván y digamos en enfoque tradicional? Esta pregunta es válida porque en términos de prensa si necesariamente ha habido una apertura hacia otros enfoques, obviamente que toda cosa nueva genera reacciones y de ahí que vengan en algunos casos lluvia de críticas y descalificaciones que por ciertos a veces se salen de lo regular.

Nos dice Barrantes que él utiliza métodos de análisis más cuantitativos, que si bien es cierto lo cualitativo es importante, en exceso se puede correr el peligro de que el uso de información exclusivamente cualitativa y teórica, haga caer al analista en lo subjetivo, ya que dice, no hay hechos o evidencias de lo que caulitativamente se afirma,  por lo tanto se puede volver una guerra de opiniones.

“Yo siempre trato de hacer mi análisis cuantitativo y sobre ese cuantitativo inferir y proyectar cosas y formular hipótesis de nuevo.

Por ejemplo, una hipótesis que formulé es que “Fabricio está logrando construir una épica”, ¿cuál es esa épica?, la épica de que él tiene una misión, la misión es “el reino de Dios en la tierra” ,entonces todos estos fulanos que se están adhiriendo al partido todos los tecnócratas, no es solo dar la sensación de que está haciendo equipo, hay un acto simbólico de que están siendo reclutando para la causa por lo tanto se están sumando a esta èpica, a esta narrativa.”

Aquí es donde él sostiene ( Barrantes ) que la gran diferencia entre Fabricio Alvarado y Carlos Alvarado –a quien trata de Carlitos, nos dice que por aprecio y no, como mal lo han tendido algunos-, es más profunda de lo que se podría pensar, y prueba de ello es el resultado de la primera vuelta que originó y que conformó la papeleta de la segunda ronda, para Barrantes:

Carlitos por su lado, no está logrando esa épica, el está haciendo un ¨me too¨,  entonces habla también de la familia, ahora quiere verse como un chico bueno, de ahí  entonces la foto de la primera comunión, de su hijo, su familia, etc. No conozco ninguna campaña, ningún proyecto que gane siendo un “me too” o un seguidor más, o sea,  Carlitos lo está haciendo y jugando de igual en la cancha de Fabricio donde este último va  ganando 2-0 y él ( Fabricio ) hábilmente está enfriando el partido. Carlitos está jugando en la cancha de Fabri, quien está enfriando el partido porque va ganando 2-0 y sabe que faltan unos 10 minutos, entonces no se la va a jugar o arriesgar para que no le den una sorpresa tipo “Saprihora”. Por eso, es que la campaña está tan aburrida, tan sosa, así que Carlitos tiene que empezar a volar un poco de patadas y un poco más de agresividad tipo mandar al portero al tiro de esquina a ver si mete el gol, etc.

En cuanto a sus observaciones y señalamientos, dice que no es porque a él se le antojó decirlo, es porque explora los datos y formula hipótesis, haciendo conexiones con la diferente información que se va disponiendo y apunta que:

“Creo que la forma en que yo analizo con respecto a como lo han hecho tradicionalmente otras personas –merecedoras de mi respeto-, es un tema  aparte, ya que provengo del mundo privado, del mundo corporativo, del mundo del consumo masivo,  donde nos enseñaron de que cuando usted va a desarrollar un producto, marca o proyecto, entonces el análisis es porque hay un objetivo a demostrar o a cumplir, no análisis por análisis, aparte del lenguaje coloquial que utilizo porque no me gusta ser políticamente correcto, eso me aburre y si me independicé en el 2009 y dejé de ganarme la plata que me ganaba como empleado fue también para divertirme un poco y no para estar ahí cumpliendo estructuras y ciertas reglas. Por eso es que uso pelo largo y barba, porque fueron muchos años de disciplina corporativa , de la políticamente correcta”

Barrantes dice que cree mucho en lo cualitativo y que en sus campañas él practica el uso del análisis cualitativo, previamente al uso de datos cuantitativo con el objeto de tener un termómetro de la situación sobre la cual construir una estrategia lo más aproximada a la realidad.

 “En cuanto a la forma de trabajo, lo que yo hice, fue desarrollar una metodología de trabajo donde traigo las prácticas de la empresa privada, de consumo masivo y los adapto a una campaña política, porque, una campaña política es como una empresa, con una particularidad contrario a las empresas normales y donde uno invierte tiempo e invierte dinero con una expectativa a mediano y largo plazo, mientras que en una campaña política cada día que pasa la empresa muere porque cuando llegue el día de la votación esa empresa murió, entonces los criterios de eficiencia y efectividad se vuelven relevante. Curiosamente la política como es tan cerrada, como está todo tan amarrado a este concepto de que hay que hacer servicio militar y que tienes que haber estudiado ciencias políticas o sociología para manejar ese mundo, entonces muchas veces esos criterios gerenciales son los grandes ausentes, Yo le llamo el análisis-parálisis”.

A pesar de no tener el perfil tradicional como hemos visto,  Barrantes descubre lo que él llama un “nicho de mercado”, apto para desarrollar el concepto de “gerenciar” campañas políticas, reconociendo que en su caso no se trata de que el sea un publicista, ni mercadólogo, ni estadístico, ni todos estos mitos urbanos construidos sobre él. Su método de trabajo y de exigencia es la misma que le piden a un gerente, a un tomador de decisiones, que pueda hacer un diagnóstico de situación y sobre ese diagnóstico de situación, definir lo que se requiere para lograr los objetivos y sobre ellos desarrollar una estrategia y un proceso de toma de decisiones para lograrlos. En sus palabras :

¿Qué es gerenciar una campaña? Tomar decisiones, como se invierte, que se hace, ir haciendo las mediciones, ir haciendo la investigación, como va ajustando uno el tema conforme va detectando amenazas y oportunidades, como vas acompañando al candidato y vas definiendo este personaje que uno quiere posicionar en el imaginario, que es lo que el mercado demanda; en conclusión, uno se debe a sus consumidores. No conozco ninguna empresa o marca que si no escucha al consumidor sea exitosa. En Honduras hace poco me dijeron, venga usted a gerenciar la campaña política de un candidato, nuevo, a construir de cero y estuve en ese país prácticamente año y medio manejando el tema.

En Costa Rica participó en la campaña del actual Presidente Luis Guillermo Solís, con originales propuestas y calculada estrategia junto a un equipo de trabajo que consiguió el triunfo electoral. El año pasado trabajando con el equipo de Antonio Álvarez Desantí, logró que este precandidato ganara la convención del Partido Liberación Nacional.

Semanas atrás colaboró brevemente con Fabricio Alvarado aportando algunos criterios técnicos y políticos sobre el manejo de su campaña, ante lo cual nos dice:

“…diay, al hombre literalmente le cayó del cielo el gane de la primera vuelta, encontrándose para la segunda vuelta con una estructura de campaña que estaba hecha para ganar dos diputados y el gran éxito hubiera sido ganar tres. Ahora ve que claramente puede ser Presidente y tiene que hacer en pocas semanas una reingeniería total de su organización, su estructura y sus procesos.  Es como transformarse rápidamente de pulpería a un Walmart; no puedes ser un Walmart con contabilidad de pulpería, tienes que hacer reingeniería, pero con  toda una asesoría sistematizada. Pero, en este caso el cliente, decidió mantener su estructura de primera vuelta con algunos remiendos, lo que pone a pensar a cualquiera que ha manejado campañas en grande, así que vamos a ver cómo le va, mi recomendación era que tenía que reforzar muchas cosas, pero bueno, cada quien es dueño de su destino, posiblemente la mano de Dios lo siga guiando en el proceso y por supuesto, la complicidad de la campaña de Carlitos, demasiado timorata”.

En el criterio pragmático de Barrantes, el manejo político no difiere del comercial, ya que al final de cuentas lo que se busca es lograr posicionar un elemento en el lugar que se pretende, en la mente del consumidor  y teniendo al alcance los medios y la forma para hacerlo, dice que:

“… los políticos son como yogurt o cajas de leche, sino esta al gusto (organoléptico) y a la cuestión visual (imagen) y ese toque de magia que el consumidor quiere, simplemente es rechazada, no se vende; por eso en los supermercados entre más se vende más espacio ocupa un producto o marca en un anaquel, no funciona al revés, o sea se le da más espacio para que venda mas, el espacio no se regala, se gana.  Yo siempre pongo la historia del yogurt, el yogurt junto con el queso es un arte, los mejores yogurt típicamente son los que están en envases de vidrio, muy pequeños, artesanales, muy buenos y superiores a los comerciales  y usted nunca los ve porque lo que más ve son las marcas comerciales que tienen más espacio porque el supermercado asigna espacio de acuerdo a la venta, entonces ¿quién está primero el huevo o la gallina? el mejor yogurt si no se vende nunca va a tener un espacio, nunca lo vas a ver, no se vende tanto ¿Qué es lo que hay que hacer? sencillamente salirse de esa lógica, los artesanos del yogurt tendrán de que salirse de su lógica romántica de que la gente los va a comprar por que son los mejores. Puede que sea así , que sean los mejores, pero para vender se necesita mucho más que ser el mejor.  Ahí es donde yo vendo ideas a cambio de votos. No es el mejor, pero es que comunica mejor sus ideas. Cuántos candidatos o campañas han terminado siendo el secreto mejor escondido?”

Las estrategias tanto comerciales como políticas requieren de medios de comunicación, sabido es el impacto de la televisión y cada vez menor de los medios escritos y la radio, sobre todo de cara a las redes sociales, por ello le preguntamos qué piensa de la efectividad real del uso de Internet como transmisor de mensajes, ante lo cual nos dice:

“Yo siempre he puesto el ejemplo de que si usted es ambientalista posiblemente su círculo de amigos en su Facebook sean ambientalistas, por lo tanto, si hay una tala de árboles allá en la esquina, para su círculo va a ser una tragedia, pero para el mundo real eso es irrelevante es insignificante. Uno tiene dos opciones, o se queda con la realidad de su círculo que no es la realidad o empieza a escuchar otras voces y empieza a ver otros puntos de vista, otros análisis y va formándose un criterio.

La trampa en las redes es peligrosísima, porque tiene el efecto burbuja o cultura de ghetto y como dijo Umberto Eco, ahora cualquier idiota o imbécil puede tener tribuna y hablar en redes y formar una opinión y los peores, son los que en redes sociales se creen que hacen investigación profunda y que son ahora los grandes gurúes, los grandes ayatolás del tema. Hay uno en específico con muchos seguidores, enfocado al segmento de 18-30 años y que no investiga nada, simplemente recolecta información, copia y pega opiniones y las recrea de una forma muy amena y con buena prosa, pero hasta ahí.  Hay que tener mucho cuidado en esos temas, uno está obligado a investigar, analizar, a entender el comportamiento, las psiquis de los sujetos en lo colectivo y sobre eso desarrollar los relatos, las propuestas, los proyectos para poder llegar a hacer e informar al mercado. Es muy fácil atravesar la línea y pasar de la democratización de la información a la anarquía de información.

Para el lector no es ningún misterio que hay un disgusto, una desilusión con la clase política que últimamente se ha desvinculado emocionalmente del mercado, o sea no hay una conexión entre los políticos y los ciudadanos o los consumidores –como diría Barrantes-, porque los políticos están hablando en campaña cosas que pueden ser totalmente irrelevante para la gente, acotando:

“por ejemplo, yo le decía a un amigo de que todas estas adhesiones de los últimos días, de que fulano le dio la decisión a tal, que tales le dieron el apoyo a tal, no pasa a más, a muchos de ellos solo la mamá los conoce, eso no genera votos en el mundo masivo. En el mundo masivo se están esperando otras cosas, esto de las adhesiones y la mal llamada unidad nacional, es más una discusión de élite y ahí esa discusión si puede tener un valor, pero en el mundo real donde el tema es “Saprissa”, “la Liga”, “Melissa Mora”, “Tu Cara me suena”, ¨Keylor¨, cualquier cosa que pueda parecer light es lo relevante  y ese es el tema, porque estamos en una democracia ligth, la democracia líquida, en una sociedad del espectáculo como decía Vargas Llosa, y ante eso usted tiene dos opciones, o se enoja con eso y se vuelve un enemigo de lo evidente y se encierra en la discusión elitista con tufillo académico, en la cultura de Ghetto o se adapta a eso y construye sobre esa realidad y lo más importante, ayuda a educar en cierta forma para propiciar cambios, porque los que tenemos el sello de influyentes o generadores de opinión, más que informar estamos obligados a educar. ”.

En la sociedad la información donde a la espera de un clic se encuentra todo, o se explican muchas cosas o bien nos influencian sobre multiplicidad de temas de manera audiovisual, los temas de fondo, profundos, de análisis no necesariamente son para las masas de Ortega y Gasset. Para Barrantes la gente joven ahora no se mueve por principios ideológicos generales, amplios sobre una sociedad integral. A la juventud ahora le apasionan más las causas puntuales, por eso es que el tema de ambiente es tan importante, el maltrato de los animales, las dietas vegetarianas, el reciclaje, los cultivos orgánicos, toda la agenda lésbico-gay, el feminismo, todas esas son causas que apasionan, donde la gente toma esas banderas y se identifica más con eso que con lo que décadas podía englobar todo esto y se definía como principios ideológicos.

“En este marco, igual conceptos como el sentido de la propiedad va cambiando y por ejemplo  ya no interesa mucho tener carro porque existe Uber, antes de endeudarse para comprarse algo, prefiero gastarlo en viajes. Todos los conceptos de economía colaborativa que no son más que economía basada en el principio de la confianza, esos conceptos o paradigmas de antaño comienzan a desaparecer porque el principio de confianza es lo que priva y es lo que permite que la economía colaborativa exista,  entonces estamos hablando de estructuras mentales, estilos de vida y formas de ver la vida muy distintos que requieren una simbología distinta.  Ahí es donde la clase política y toda la inteligencia del país está en deuda ¨

Ahora, no hay que equivocarse,  no todos los jóvenes están en ese rollo, en ese discurso “de moda”,esa nota cuasi ¨hipster¨ y la prueba está en que la última vez que analicé el grado de apertura entre jóvenes de 18-30 entre Fabricio y Carlitos, están empatados 50 y 50, cuando cualquiera podría pensar que es Carlitos quien aventajaría en jóvenes y  no es así. Ello, porque no todos los jóvenes son “progresistas”, no todos los jóvenes son esta imagen hípster o tribu urbana, porque constituimos una sociedad diferente y un modelo de desarrollo distinto, un estadio de evolución distinto a Europa, Estados Unidos, Asia, inclusive, Japón. Entonces uno no puede generalizar y creer que los jóvenes quieren hacer emprendimiento y no ser empleados, que todos los jóvenes quieren legalizar la mota y que los gays se casen, no todo el mundo anda en ese rollo. Hay muchos jóvenes que todavía siguen siendo y muchísimos especialmente aquí en Costa Rica, con visiones tradicionales y conservadoras. Les recomiendo un par de estudios, uno que hizo Demonoscopía y otro UNIMER al respecto, ya que en ambos se perfila que una proporción muy grande de jóvenes siguen siendo conservadores, siguen creyendo en la institución del matrimonio, siguen pensando en los conceptos de casarse, buscar estabilidad, tener la casa propia y trabajar en el gobierno, etc.

Por hoy llegaremos hasta aquí, pues la conversación con Iván Barrantes no acabó, sino que en las próximas semanas haremos una segunda entrega sobre esta interesante conversación, con un personaje que no deja de ser igual de interesante en este medio.

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