Jacques Sagot – Anexión y “Peñita”: una bendición para el periodismo nacional

José Manuel Peña ha dirigido el diario Anexión durante treinta años.  Se trata de un medio de comunicación regional, que se ha convertido en la conciencia misma de la provincia de Guanacaste, la cumpleañera, esa que hoy, 25 de julio de 2022, celebra el 198 aniversario de su anexión libérrima y bien ponderada a la República de Costa Rica.

Jacques Sagot, Pianista y escritor.

Costa Rica lo conoce, cariñosamente, como “Peñita”.  Es un hecho que merece reflexión.  Este tipo de diminutivos suelen expresar cariño, afecto sincero y simpatía.  “Peñilla” sería otra cosa: el “illa” es, las más de las veces, despectivo, o a lo sumo neutro.  Pero el “ita”, en nuestro sociolecto urbano, sugiere estima y más aún, ternura y bienquerencia.  Es una especie de “caricia onomástica”.

Pues bien, José Manuel Peña, -“Peñita”- es uno de los grandes periodistas que Costa Rica ha producido en una época en que las figuras señeras en esta profesión han sido relativamente escasas, si se les compara con las grandes plumas periodísticas del siglo XIX y primera mitad del XX.  José Manuel Peña ha dirigido el diario Anexión durante treinta años.  Se trata de un medio de comunicación regional, que se ha convertido en la conciencia misma de la provincia de Guanacaste, la cumpleañera, esa que hoy, 25 de julio de 2022, celebra el 198 aniversario de su anexión libérrima y bien ponderada a la República de Costa Rica.

Anexión ha sido mucho más que una vitrina noticiosa.  Ha publicado poesía, ensayo, cuento, ha sido la voz de la cultura guanacasteca, le ha dado tarima y parlante a los grandes artistas de la provincia.  Y digo “artistas” y no “artesanos”, porque estoy cansado de ver cómo todo lo que sale de San José es glorificado como “arte”, y lo que nos viene de fuera de las montañas meseteñas es decretado mera “artesanía”.  La belleza producida por los individuos geniales es “arte”, la que es amasada por las colectividades de manera transhistórica y transgeneracional es siempre embutida en el cajón de las “artesanías”.  Pues bien, Anexión le ha dado palestra a ese arte de origen colectivo, tanto como a los grandes artistas guanacastecos.  En particular, Anexión ha sido generoso con la poesía, que es, a no dudarlo, una de las vetas literarias más íntimamente ligadas a esa gran provincia.  La poesía del sabanero, la poesía de los vastos crepúsculos, la poesía de la llanura, del mar, de la Cordillera Central y sus maravillosos volcanes, severos pero “bien portados”, como los del planeta del Principito.

Todo esto y mil cosas más ha sido Anexión, y solo por ello José Manuel Peña merece un sitial de honor entre los más egregios periodistas que nuestro país ha producido.  El josefino suele no conocerlo, porque… pues porque para el josefino está el Valle Central, y luego una extensa e inexplorada comarca extra muros que hace las veces de una especie de marginal “sub-Costa Rica”.

Anexión es parte del principio de identidad guanacasteco.  Quien quiera “sentir” los cambios vertiginosos que han advenido durante estos últimos treinta años en esta tierra de pampas, “bajuras”, playas infinitas y la ensenada del Tempisque, en estos 10.000 kilómetros cuadrados (la quinta parte de nuestro territorio nacional) y apenas 327 000 habitantes, hará bien en leer Anexión.  Estas tres décadas de publicaciones constituyen la mejor historia de facto y ad hoc de Guanacaste y, por consiguiente, parte imprescindible de la historia de Costa Rica.

Anexión es una cornucopia de datos, de reportajes, de testimonios, de entrevistas, de editoriales, de piezas de inmenso mérito literario que está ahí, tanto en su versión física como en la digital, para ser consultada por todo investigador que quiera explorar esa alma guanacasteca, tan particular, tan acusada, tan diferente de todo lo que el resto de Costa Rica puede ofrecernos.  Anexión es la prueba irrefutable de que el periodismo es en efecto, como lo han sostenido diversos pensadores, un género literario, tan digno y legítimo como el que más.

El trabajo de “Peñita” es ejemplar: ha sido un crescendo de calidad, enjundia, devoción periodística que ya dura treinta años, y que sobradamente merece el premio Pío Víquez.  Es periodismo rural, periodismo libre, periodismo limpio, periodismo honesto, periodismo de viejo cuño, periodismo que ya no vemos en Costa Rica, y al cual los grandes medios de siempre, esos que alguna vez estuvieron dirigidos a la intelligentsia costarricense, han a todas luces renunciado.  Es reconfortante y tranquilizador, saber que después del desplome ético y profesional de estos gigantes hoy muertos o catalépticos, existe aún y siempre un periódico capaz de enarbolar los valores de la libertad de prensa y del periodismo docente y decente -no es concebible el segundo sin el primero-.

Chapeau, “Peñita”, chapeau, sí, y mi deseo de que Anexión siga por siempre recordándonos a los costarricenses lo que el gran periodismo debe ser: una noble e indispensable misión de democratización y universalización de la cultura y el conocimiento.  Me hacen reír los periódicos que se auto fanfarrean “defensores de la democracia” y lo que hacen es propagar por doquier la bazofia, la vulgaridad, la farándula, la frivolidad, la pachuquería, la basura mediática rentable, esa que hace subir los índices de “lecturabilidad”: ponzoña ideológica, una inmensa máquina de lobotomía y descerebramiento colectivo.

Entiendan esto de una vez por todas, señores, y acéptenlo como un axioma, una verdad cartesiana, un postulado apodíctico (Aristóteles): sin cultura y pensamiento no hay democracia.  Todo periódico que encanalle, embrutezca y degrade a sus lectores conspira contra la democracia.  No es este el momento ni el espacio para explicar de qué manera opera este fenómeno, pero pueden creerme: las democracias mueren a golpes de prensa-bazofia y de tele-basura.

Felizmente ahí tenemos Anexión: una bocanada de aire puro en medio de una infección generalizada y perversamente propagada por los medios una vez juzgados “grandes”, pero hoy en día devenidos pigmeos y pigmeizadores intelectuales de nuestro país.

 

 

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