Jeanette Amit: A la orilla del mundo

De "Asedios de la luz".

Jeanette Amit.

 

A la orilla del mundo

Me tenderé desnuda
a la orilla del mundo
donde el viento aún afila
su garra migratoria,
donde solo tu boca
es el camino abierto
y tus dedos traspasan
las copas de mi sangre
como tallos de luz
clavados sobre el borde de la aurora.

Me quedaré aún quieta
donde la hierba sueñe,
aquí donde golpea
con su preciso tacto de arrecife.
Reposaré en la tierra
totalmente anudada
al rastro decisivo de tu cuerpo,
asediando las cimas de tu espalda,
consumiendo este eco
que en tus piernas habita
y que es la misma huella de mi historia.

Me sentaré aquí hasta encontrarte,
hasta encontrar el barco
que transita en tu ausencia.
Con un ojo de fuego
esperaré tu arribo de cisne solitario,
y cuando tú hayas llegado,
cuando tus dos labios regresen
de visitar el libro de la muerte,
nos tenderemos juntos, juntos
a la orilla del mundo,
sumergidos los dos en el vientre del aire,
envueltos en la espuma
que marca los peldaños de la nieve,
volviéndonos más fiera
que las tempestades,
más hueso que la sombra de las piedras.
Nos tenderemos en la inevitable
desnudez de la tierra,
cuando tus ojos corten
la turgencia del ámbar
empozado en mis párpados.

¡Ven, quédate conmigo!
Esta es la casa con voces
que poblaré entre el alba.
Porque esta es la antigua orilla del mundo,
nuestro último dominio
de golondrinas solas,
justo donde inició este sueño
esperando tu arribo
y donde terminará este rastro
de todas las palabras
que siempre nos persiguen
como bestias noctámbulas,
tan ebrias como el golpe de la luna.


Los diecinueve poemas que conforman este libro son el intento de dar cuerpo a un enigma, una tentativa de decir algo imposible, de señalar hacia el deseo. Y aunque estos poemas sean solo estaciones, son también esos sitios necesarios para que el camino exista y, más importante aún, para que sea el caminante. 
Publicado originalmente en el libro “Asedios de la luz”, por la EUCR, 1979.

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