Jeanette Amit.
Tres muertes
Una mujer se encuentra con la muerte
en medio de su casa y de su cuerpo
Desplomándose
desnuda y limpia
Ana tuvo tiempo para un solo grito
breviario de historias en su sangre
amor que se hizo líquido
atravesando fronteras y verdades
Pan que no llegó al portal del desayuno
donde la taza de té estaba caliente
el libro abierto
y un gato dormía sobre
el mapa de las resurrecciones
A Isabel la sentencia la embistió de frente
como una verdad parca y rotunda
No la dejó cerrar los ojos
No la dejó huir a los rincones
ni sacar la capa roja de torera
No la dejó extinguirse en ese instante
atrapada bajo un yunque inapelable
del que solo la muerte podría socorrerla
Apenas si logró llamar a las nereidas
aliadas de las náufragas
exhaustas bajo el ruido de las olas
Excepcional como ella se retrata
en casa de alquiler y soledades
Eliza convive con la muerte
Se vende simulacros
con la falsa observación
de atribuir el origen de sus penas
a alguien más
Sueña con el mundo de su infancia
donde cada rostro le sonríe
cual espejo de belleza singular
Reza por un último amor
(sea de hombre o de Dios)
pero solo el olvido la consuela
Extraviada en su casa y en su cuerpo
la muerte se demora
se entretiene
jugando con su don de profecías
Quizá como Margarita
para Eliza
muy pronto en su vida fue demasiado tarde
En medio de su casa y de su cuerpo
cada mujer siembra el árbol de la vida
La muerte olfatea sigilosa
sonriendo innatural
su risa artera
Fuegos fatuos
crecen en sus dientes duros
mientras las Moiras trenzan, jalan, cortan
innumerables hilos
La primera trenza lo que ya ha ocurrido
La segunda jala y anuda lo que pasa ahora
La tercera corta y deshila
apostando por lo que vendrá
cuando el reloj desboque su destino
Agosto 2023
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