Jorge Cornick: Razonamientos equivocados

No soy un experto en transporte, y tengo claro que la viabilidad de uno u y otro proyecto deberá ser determinada por ingenieros y analistas financieros especializados.  Sin embargo, desde el punto de vista de los incentivos para el usuario, un tren elevado pareciera tener más sentido que uno que corre a nivel del suelo, salvo por unos pocos pasos a desnivel.

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Jorge Cornick, Economista.
Los incentivos para utilizar un tren urbano a nivel del suelo, cuya velocidad depende de las condiciones del tráfico vehicular, son modestos:  quienes se desplazan a la ciudad en sus vehículos particulares ya han decidido que la conveniencia es para ellos una consideración más importante que el ahorro que lograrían al utilizar el transporte público; quienes utilizan el servicio de autobuses solo en algunos casos tendrían buenas razones para preferir el tren, dependiendo de la ubicación de sus paradas, de su horario y su costo.  Sin una reorganización de las rutas de autobuses, y la construcción de terminales que faciliten el transporte intermodal (primera parte del trayecto en autobús, ingreso a los centros urbanos en tren), el volumen de pasajeros podría no ser suficiente para compensar el costo de la inversión.
Con un tren a desnivel (sea elevado, como el que se está proponiendo, subterráneo o mixto), la ecuación cambia:  el tren se convierte en una máquina de ahorrar tiempo, cuyo movimiento no se ve alterado por los atascos vehiculares que son el pan de cada día en nuestras ciudades.
No soy un experto en transporte, y tengo claro que la viabilidad de uno, u y otro proyecto deberá ser determinada por ingenieros y analistas financieros especializados.  Sin embargo, desde el punto de vista de los incentivos para el usuario, un tren elevado pareciera tener más sentido que uno que corre a nivel del suelo, salvo por unos pocos pasos a desnivel.
Mi argumento central es que un tren no puede competir con el transporte individual ni con los autobuses a menos que pueda ofrecer un considerable ahorro de tiempo con respecto a esos dos medios de transporte. Asumí que un tren a nivel no podía generar ese ahorro. Doña Claudia Dobles, en un artículo reciente, argumenta de manera convincente que el ahorro de tiempo que puede generar el tren que ella impulsó es considerable. El lector que quiera formarse criterio fundamentado en esta materia haría bien en leer el artículo recientemente publicado en La Nación por de doña Claudia.
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