Julio Revollo: De los caballeros cadetes, Arbenz y la Guatemala de 1954
Póstumamente, el Ministro de Defensa Nacional otorgó a don Pablo Antonio Coronado Robles, Caballero Cadete Emérito, el Diploma del Deber Cumplido, como un reconocimiento por el sacrificio, valor y coraje en defensa del honor y la dignidad de la nación, a quien escribiera con gloria las páginas de esta nación un heroico 2 de agosto de 1954.
Julio Revollo Acosta, Genealogista
Con la colaboración de Joaquín Alberto Fernández Alfaro
A Marta Beatriz Melgar de Coronado
El 2 de agosto de 2019 se cumplieron 65 años de la acción llevada a cabo por los caballeros cadetes de la Escuela Politécnica de Guatemala.
Efectivamente, el 2 de agosto de 1954 en la ciudad de Guatemala, se llevó a cabo la heroica gesta de la Compañía de Caballeros Cadetes de la Escuela Politécnica. Ese día fue la batalla que no registra la Historia, al decir de una revista de la época. O como dice Carlos E. Wer en su artículo sobre la Gesta heroica de los Caballeros Cadetes del año 1954: “una página de la historia guatemalteca que lucha contra el olvido”.
Todo comenzó mes y medio antes cuando el 18 de junio de 1954, un grupo de guatemaltecos, junto con soldados de fortuna extranjeros, invadieron el territorio guatemalteco desde la frontera con Honduras.
Los cadetes más antiguos de la Escuela Politécnica solicitaron al alto mando autorización para ser enviados al frente a combatir la invasión pero el presidente, coronel Jacobo Arbenz Guzmán, manifestó que no era necesario el sacrificio de los jóvenes cadetes, ya que el ejército sabría responder con honor a su compromiso.

El día 27 de junio con desconcierto se enteran los cadetes de la renuncia del presidente Arbenz y que el ejército prácticamente se había aliado a los invasores.
Pocos días después entraba triunfal a ciudad Guatemala el Ejército de Liberación encabezado por el coronel Carlos Castillo Armas, quien había sido escogido por el Departamento de Estado estadounidense, la CIA y la United Fruit Company para comandar las fuerzas que “liberarían al país del comunismo”.
Las ceremonias para celebrar la victoria se programaron para el 1º de agosto siguiente, ocasión en que el Ejército de Liberación desfiló y luego se retiraron al Hospital Roosevelt, que aún no había sido inaugurado. Al día siguiente, siendo la 1:30 de la madrugada, los caballeros cadetes, acompañados de la tropa de su escuela en un número de 160, atacaron suicidamente el hospital en construcción en el cual se encontraba un contingente de 1200 elementos apropiadamente armados.
Guiados por el espíritu de la dignidad y el amor patrio profundamente nacionalista de los cadetes, decidieron lavar con su sangre la afrenta a la dignidad nacional y la soberanía de Guatemala, atropellada por la velada intervención de los Estados Unidos de América, representada por el Ejército de Liberación.
La batalla se prolonga por todo el día. La base militar de La Aurora, apoya a los cadetes con armamento y una compañía de fusileros. La tregua que se había alcanzado para dar lugar a negociaciones, se vió rota al cumplirse el plazo dado por los cadetes para la rendición de los efectivos “liberacionistas”.
Nos dice Carlos El. Wer, “El estruendo del cañón, marco el inicio del ataque que tuviera como fin la rendición de quienes apenas horas antes eran señalados como los libertadores de Guatemala… Los cadetes quedaron al mando de la situación… A los capturados los hicieron desfilar con las manos en alto y los montaron en un tren que los llevaría de regreso al Oriente del país; de esta forma demostraron lo débil del ejercito libertador y pusieron en evidencia la pasividad del Ejército durante la invasión.
Los cadetes, que se habían apoderado del presidente de la Junta Militar, coronel Castillo Armas, se reunieron con el arzobispo de Guatemala y el embajador de los Estados Unidos, decidieron deponer las armas ante las amenazas del embajador de solicitar la intervención armada de su país y liberaron a Castillo Armas.
Por su parte, el arzobispo les garantizó que no se tomaría represalia alguna. Sin embargo, una vez terminada la rebelión, el Gobierno clausuró la Escuela Politécnica y los cadetes fueron llevados a diferentes prisiones en el país. Otros fueron enviados a estudiar al exterior.
En la rebelión murieron los cadetes Jorge Luis Araneda Castillo (abanderado), Luis Antonio Bosch Castro, Carlos Enrique Hurtarte Coronado y el soldado Lázaro Yucuté.
En Bruselas, Bélgica, el periódico De Soir, de 4 de agosto de 1954, al informar sobre esta acción de los caballeros cadetes, los califica: “En Guatemala los héroes tienen quince años”.
El cadete Coronado Robles

En el grupo de cadetes se encontraba un costarricense: José Pablo Antonio Coronado Robles, quien había nacido en Cartago el 7 de abril de 1933, hijo de Pablo Coronado Castro y de Rosalía Robles Peralta. Fueron sus abuelos paternos Gabriel Coronado Jiménez y Teresa Castro González y maternos José María Robles Guzmán y Marcelina Peralta Marín.
Desde muy joven se trasladó a Guatemala, en cuya capital curso su educación secundaria y universitaria, así como la carrera militar. Ingresó a la Escuela Politécnica de Guatemala en donde se graduó de subteniente.
Posteriormente ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos, habiendo obtenido los títulos de Contador Mercantil Privado, de Licenciado en Ciencias Económicas, Contador Público Autorizado y Auditor. En 1964 fundó la firma J.P. Coronado y Asociados de la que fue su director general hasta su muerte.
Durante muchos años desempeñó diferentes cargos en la Embajada y Consulado General de Costa Rica en Guatemala, tocándole fungir como encargado de negocios a.í en varias ocasiones. Jefe de la delegación de Costa Rica ante la Comisión Permanente del Consejo de Defensa Centroamericana, de la que fue su presidente, jefe de Estado Mayor y presidente del Consejo de Delegados.
Casó en Guatemala con Martha Beatriz Melgar Baca, hija de Enrique Melgar de la Cerda y de Carlota Emilia Baca Díaz. Fueron sus hijos José Pablo, María Martha y Enrique Coronado Melgar
En 1986, la Comisión Permanente del Congreso de Guatemala, le declara “Héroe Nacional” y le impone la “Medalla Purpura del Encino y del Laurel”, por su alto espíritu combativo, su impulso estoico y su coraje supremo en defensa de la Soberanía Nacional el 2 de agosto de 1954.
El 2 de agosto de 2005 don Pablo, en su calidad de presidente de la Asociación 2 de agosto de 1954, pronuncia un discurso en el monumento a los héroes caídos en combate en dicha gesta, muriendo dos meses y medio después en la ciudad de Guatemala el 18 de octubre de 2005 a los 72 años de edad.
Póstumamente, el Ministro de Defensa Nacional otorgó a don Pablo Antonio Coronado Robles, Caballero Cadete Emérito, el Diploma del Deber Cumplido, como un reconocimiento por el sacrificio, valor y coraje en defensa del honor y la dignidad de la nación, a quien escribiera con gloria las páginas de esta nación un heroico 2 de agosto de 1954.
Fuentes de consulta:
- Especial agradecimiento a D. José Rodrigo Ortega Coronado por su invaluable colaboración.
- Wer Carlos E.- Guatemala – La Gesta Heroica De los Caballeros Cadetes del Año 1954.- 2010.
- Wer, Carlos E.- En Guatemala los héroes tienen 15 años.
- Perspectiva Militar, 29 julio 2008.
- Wikipedia, org
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