Julio Revollo: Inauguración del servicio de autocamiones a Heredia
El gobernador de la provincia, don Luis R. Flores, habló del deseo de unir todos los cantones y pueblos de la provincia por medio de los autocamiones, para lo cual es necesaria la construcción de nuevos caminos y el mejoramiento de los actuales.
Julio Revollo Acosta, Genealogista
El lunes 23 de mayo de 1921, se inauguran con toda pompa los viajes entre San José y la ciudad de Heredia, a cargo de la Compañía de Transportes Costa Rica Motor Co., propiedad de don Agatón Lutz y un señor Revilla. A las 10 y 30 de la mañana, el autocamión No. 2, artísticamente engalanado con flores naturales y con vistosas cintas tricolores, sale de la estación situada frente al Banco de Costa Rica, y se dirige a la Casa Presidencial para recoger al presidente, don Julio Acosta García, a quien acompaña el secretario de Fomento, don Narciso Blanco Mora, el gobernador de Heredia, don Luis R. Flores, el comandante de plaza de Heredia, coronel Nicolás Ulloa, el diputado don Juan Rafael Arias Bonilla, los tres edecanes del Presidente, Manuel E. Argüello De Vars, Rubén Iglesias Hogan y Gonzalo Beeche Luján, varios prominentes heredianos y representantes de la prensa.
El Diario del Comercio, del 24 de mayo, al informar sobre el viaje a Heredia, nos dice:
“…acariciados por una fresca y suave mañana emprendimos la jornada campestre, bajo un cielo azul y claro que animaba nuestro espíritu ávido por estas alegres expansiones. Pudimos admirar el verdor de nuestros campos, así como también la exuberancia de nuestra rica y fértil tierra cubierta por nuestros cafetos que la Madre Naturaleza premia para orgullo de todos sus hijos. Entres chistes y carcajadas de uno y otro grupo cruzamos la carretera sin sentir el menor rozamiento, la más insignificante molestia, ni aun en aquellos lugares en que la carretera se siente adolorida, por el abandono en que la tienen, hemos apercibido la más insignificante molestia, el más ligero contratiempo. La construcción de estos auto camiones es tan sólida, fuerte y cómoda, que ratificamos lo que ya expusimos en uno de nuestros anteriores números: no puede ponerse a este servicio nada más práctico y de tan buen resultado como la empresa que han organizado los señores Lutz y Revilla. Serían las once de la mañana cuando el Auto Presidencial hizo su victoriosa entrada en la muy culta y floreciente ciudad que esperaba nuestro arribo con entusiasmo. Los grupos que aclamaban con efusivas vivas a la Comitiva Oficial eran el signo revelador de la fraternal acogida de que éramos objeto por parte de una juventud sincera y amiga. Al pasar por el Gobernación y la Comandancia de Plaza se le hicieron los honores de ordenanza al Excmo. Señor Presidente de la República, ejecutando la Banda el Himno Nacional”.


El vehículo se detiene frente al Hotel Europa, propiedad del señor Emanuel Moiso, “cuyo confort y servicio no tiene nada que envidiar a los hoteles de primera categoría de la capital”, pasando todos los viajeros a uno de sus salones en donde se les tiene un espléndido almuerzo, amenizado por la banda que ejecuta variada y hermosa música.
A la hora del brindis, el señor Manuel Escorriola, en nombre de los señores empresarios Lutz y Revilla, alaba el esfuerzo de la empresa Costa Rica Motor Company que, sin el apoyo oficial, ofrece vencer dificultades para llevar con toda rigurosidad una buena comunicación a las ciudades y pueblos del interior. Se refirió a los empresarios que llegan a Costa Rica a verter su inteligencia en empresas de tal naturaleza que traen el progreso, la civilización y el adelanto.
El presidente Acosta García alabó la energía y decisión que los señores Lutz y Revilla han llegado a desarrollar, sin solicitar apoyo oficial que constituye un vicio social en este país, ya que el pedir es como un atavismo. Los felicitó por su energía y perseverancia que les hizo llegar hasta la meta de sus anhelos.
El gobernador de la provincia, don Luis R. Flores, habló del deseo de unir todos los cantones y pueblos de la provincia por medio de los autocamiones, para lo cual es necesaria la construcción de nuevos caminos y el mejoramiento de los actuales.
A continuación, el señor Lutz expresa su agradecimiento por el entusiasmo y las muestras de simpatía con que se ha recibido su empresa, ya que han querido ofrecer el mejor tipo de camión que puede subir cuestas de una pendiente de un 30%, con un tonelaje de carga muy regular. Cree que la empresa es un factor de progreso para el país. Lo que ellos desean ante todo es una red de carreteras que una las diferentes provincias.
Terminado el almuerzo, todos los presentes se dirigen a la parroquia de la Inmaculada Concepción, donde se canta un Te Deum oficiado por el presbítero Rafael Benavides. A la salida en el atrio, habla el presbítero Abel Castillo, quien imparte la bendición a los camiones.
Posteriormente, se realiza un recorrido a lo largo del camino a San Antonio, pasando por la finca de don Julio Sánchez Lépiz, en San Francisco, y dos kilómetros antes de llegar al pueblo de San Antonio, se desvían hacia la cantera de Pedregal, en Santa Lucia, propiedad de don Domingo González, y de donde se provee gratis el material para todos los arreglos de calles y caminos. A este recorrido los acompañó el expresidente don Alfredo González Flores, “como defensor de todo cuanto tiende al mejoramiento y progreso general de la ciudad de Heredia”.
Siendo las 5 de la tarde, regresan a San José “después de pasar un día tan grato, en que nuestros pulmones respiraban libremente, y en que confraternizamos como hermanos idealistas y luchadores por el bien general”.
En los periódicos de la época se anuncia el horario y las tarifas de los servicios que se prestan, 4 veces al día, desde la estación situada frente al Banco de Costa Rica en San José, hasta la estación La Floresta en Heredia, y viceversa, con una parada en La Uruca. El valor de los pasajes es de 0.40 San José-La Uruca y de 0.75 San José-Heredia. No se menciona el costo de Heredia-La Uruca. Si anuncian que hay servicio de encomiendas.

Fuentes de consulta:
- Diario del Comercio del 24 y 26 de mayo de 1921.
- Fotografías de Manuel Gómez Miralles (colección de Julio E. Revollo Acosta)
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