Con todas sus imperfecciones la democracia costarricense se manifestó de forma contundente y de igual manera hay que usar todos esfuerzo posible, para aglutinar fuerzas alrededor de quienes ahora tienen la nueva responsabilidad de la Administración Pública y por ende de la nación, por los cuatro años siguientes.
Claro está que la primera responsabilidad de quien asume el liderato del país, es decir Carlos Alvarado, está en la obligación de concretar el gobierno de unidad nacional por el que ha abogado su campaña con tanta vehemencia. Y es que en eso tiene absoluta razón, porque sí los diferentes grupos de interés y los partidos contrarios no asumen la cuota de responsabilidad que les corresponde con un liderazgo claro e integrador, entonces el país se seguirá hundiendo en la desesperanza.
Es hora de retomar la agenda nacional prioritaria: la cuestión fiscal, la temática social de las mayorías abandonadas, el desempleo, la agenda ambiental, la seguridad ciudadana, la infraestructura y el terrible rezago en la calidad de la educación, sólo para mencionar algunas que esta campaña parece haber enterrado o subordinado estrictamente a los temas de derechos humanos o las disputas religiosas; sin que esto quiera decir que no son temas de atención necesaria.
Es el triunfo de unas fuerzas y sectores sobre otros, de eso no queda la menor duda, por eso ahora la tarea es unir e integrar, pero esa responsabilidad es del Gobierno de la República que ha sido electo y también de nosotros. No puede haber ahora ni sentimientos de culpa ni resentimientos, sólo respetar y contribuir con una ciudadanía consciente y activa.
Hoy se inicia una nueva etapa en la dinámica política del país y es evidente que las cosas están cambiando de forma rotunda. Esperamos entonces que sea para bien.
Comentarios