Laura Chinchilla Miranda.
Apesadumbrada, indignada y alarmada. Así me siento por la explosión ocurrida frente a las instalaciones de Canal 7, un atentado contra un medio de comunicación que rompe abruptamente con nuestra tradición de respeto al ejercicio del periodismo y a la libertad de prensa.
Este es un hecho que no lo podemos ver de manera aislada. El mismo se inscribe en una seguidilla de incidentes todos caracterizados por la violencia contra terceros y el ataque frontal a instituciones y valores claves de nuestra democracia. Fíjense ustedes: el sabojaje a unas instalaciones de gas de Recope en medio de las huelgas sindicales de setiembre de 2018; las agresiones físicas contra conductores y transeúntes por parte de grupos de estudiantes vandalizados durante las protestas de junio de 2019; el video subido a redes sociales recientemente en el que un grupo de hombres anuncian que se preparan para dar un golpe de estado; un audio de una maestra -que por lo demás se identifica- invitando a sus estudiantes a bombardear medios de comunicación y a asesinar al presidente de la república.
Amigas y amigos. Estamos presenciando hechos cualitativamente diferentes al pasado, que hablan de personas y grupos cuya clara intención es debilitar nuestro orden constitucional y destruir nuestra democracia. Frente a la gravedad de las circunstancias, las autoridades policiales y judiciales deben poner todo su empeño para que estos hechos no queden impunes -hasta ahora el de Recope parece ser que así terminó-, el gobierno no debe legitimar en mesas de negociación a quienes irrespetaron las más básicas normas de convivencia democrácita, y los ciudadanos debemos evitar la indiferencia ante los hechos o la ligereza a la hora de juzgarlos. En momentos como éstos estamos obligados a usar la más poderosa de las armas de una democracia: la voz que exprese el sentimiento colectivo de repudio y condena.
Laura Chinchilla Miranda
Ex Presidenta de la República
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