
Del libro: Conmigo al desnudo – Antología poética
Porque así lo quiero
Heme aquí
sentada entre el murmullo
de gentes extranjeras
intentando arrancarle primaveras
a mis noches de invierno.
Heme aquí
ladrona aficionada
aprendiendo a robarle
un tiempo al tiempo.
Quisiera comprender
por qué este viento gris me envuelve
y no comprendo
quisiera no vivir así
con tanta prisa como intento.
Me gustaría retener algún momento
que me arrebate el aire
mientras me dan un beso
profundo, dulce, inmenso
y guardármelo en mí
como se guarda el sol
al ir muriendo.
Quisiera repetirme que en la vida
se vuelven realidad nuestros anhelos
que basta con cerrar los ojos
desear
abrirlos y… ¡milagro!
pero eso no es verdad
y hay que vivir consciente de los hechos,
de ahora en adelante
no habrá remordimientos
y todo lo que haga
malo o bueno
me causará la dicha y el sosiego
de haber querido hacerlo.
¡Así será mi vida!
¡Voy a brindar por eso!
Ya no somos los mismos
Ya no somos los mismos
¿cómo serlo?
pero al verte de nuevo
frente a mí
borré el presente…
Éramos nuevamente
aquellos que se amaron
rompimos mil silencios reprimidos
y estallaron los años.
Dios, gracias por dejarme soñar
un largo sueño
que siempre tuve tan guardado.
Tienes razón
ya no somos los mismos,
cada quien sembró semillas
de otras ramas
en sus horas perdidas
y recogió los frutos
de distintas cosechas.
Pero aún no es tarde,
volvamos a sembrar,
abramos surcos en tu tierra
que tendrá que ser mía
y llenémoslos con miles
de semillas queridas.
Detengamos la marcha…
unamos nuestras manos
y sembramos…
Soñemos que no es tarde
por favor soñemos,
apartemos tus ramas y las mías
y unamos las raíces que nos quedan,
ves, ya no somos los mismos
porque somos mejores
y nuestros sueños, unidos,
podrán por fin sembrar
¡y cosechar estrellas!
Hijo
Hijo, cuando llegues estará
mi carne abierta
como fruto maduro
listo para brotar a tiempo.
Nacerás de mí
y en mí estarás crecido
como creció en el campo la semilla
al arrullo del sol
y al abrazo del viento.
Me llamarás con un sollozo
para beber mi líquido
y sacarás tu sed de libertad
tesoro inmenso y luego
cuando tus manos
se aferren a las mías
escucharás un canto incierto
no sabrás si es lágrima o sonrisa
pero estarás en él
como en mi ser tu aliento.
Juegos de azar
He sabido de siempre que la vida
nos juntaría una tarde para amarnos
que el amor inconcluso sellaría
nuestros nombres por siempre
en un abrazo.
Te quise con temor, con miel
con palabras que el tiempo se ha llevado
con canciones que un día nos unieron
para volver presente lo pasado.
He sabido de siempre que la vida
nos guardaba una carta entre las manos.
Se jugó la partida
tu fuiste el ganador
te dio los ases
a mí me dio escalera de diamantes
y no quise mostrarlos.
Algún día la vida
volverá a juntarnos
y una tarde de sol nos amaremos,
yo sacaré mis cartas y en tu mesa
brillarán los diamantes que me quedan
tú me dirás: tu mano es buena
no quisiera apostar, soy ganador
y un ganador jamás se arriesga.
Yo te diré: el triunfo es tuyo
rompe las cartas que me queman
y así, entre juegos de azar
me irás ganando
y yo,
eterna perdedora
¡te perderé otra vez!
Fin
Buscando soles perdidos
y lunas congeladas
se quebraron mis años,
bastones muertos.
Y mis bastones esculpieron soles
y esculpieron lunas,
lunas y soles que desaparecieron.
Mi espalda se encogió,
penetró en el mundo del reloj,
se desgarró en su seno
y estando así,
fundida en sus espejos,
se quebró al contemplar un rostro
lleno de arroyos secos.
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