Leonardo Garnier: Un vistazo al antes y el presente

Cuando se debe buscar una referencia en temas tales como política, educación, gestión pública y por supuesto de la realidad nacional, no existe duda que Leonardo -Leo- Garnier Rímolo, es una voz más que capacitada para conversar acerca de ellos.

Economista, Catedrático de la Universidad de Costa Rica, Ministro de Planificación y dos veces Ministro de Educación Pública, además de ferviente actor en las redes sociales, son parte de la tarjeta de presentación con la que cuenta Leonardo Garnier, razón por la cual concretamos entrevista pendiente desde hace algunos meses.

Con la simpatía y sencillez que le caracteriza pudimos departir con él a través de un largo recorrido sobre temas e ideas cuya claridad las han convertido en puntos de vista de sectores de juventud y personas interesadas en el cambio y el progreso político y democrático del país.

Política y democracia

Uno de los principales aspectos profundizados sobre este tema, fue la falta de participación e interés de la población joven en temas de política. Esto puede deberse en gran medida a sentirse que la opinión de los jóvenes no es tomada en cuenta o realmente valorada por aquellos que cuentan con más años dentro de este entorno. Al respecto, el ex ministro de Educación expresa que:

“hay mucha gente de nuestra generación, mayores o un poco menores, digamos de los 45 años para arriba, a los que les cuesta mucho tomarse en serio a los más jóvenes.  Además, es absurdo porque cuando uno ve en la generación más joven que nosotros, el nivel de calificación y sofisticación profesional que tiene, es mucho mayor al nuestro y aunque seamos una generación bastante educada, encontramos que las que vienen atrás son mejores aún.  Ahí es donde a mí me parece absurdo ponerse a cerrar espacios”

Aunque ese puede ser solo una parte del por qué, otros aspectos de atención son los temas a los que “generacionalmente” por tendencias actuales la juventud ha dirigido sus fuerzas, tales como el medio ambiente, los derechos humanos o bien, querer cambiar un poco la praxis de la política que se presentó en los últimos años. Ante esto don Leonardo comenta que:

… por un lado aprecio todo esto, pero me parece que, al no tener como nosotros de esa experiencia del siglo XX, se pierden un poco en su relación con la política. Ejemplo, la gente más joven se preocupa mucho por el lado específico de estos temas, entonces son ambientalistas o son activistas de derechos humanos, los temas sustantivos los jalan mucho, no los atrae la vieja política, es decir la nuestra y ahí me parece que se genera una reticencia muy grande a meterse en política, los jóvenes quieren hacer política desde afuera y corren el riesgo de quedarse afuera”.

Para Garnier, la preocupación no es el interés en los temas que se refirió con anterioridad, sino que dejan por fuera otros que también afectan la realidad sociopolítica de nuestro país obviando lo que no les es llamativo, ante esto señala que al parecer los jóvenes están muy concentrados y con mucha razón en temas específicos, por ejemplo, violación de derechos el temas de género, de feminismo o conservacionismo, “que yo creo que son fundamentales, pero muchos jóvenes no se preocupan tanto o no dedican el mismo esfuerzo a la desigualdad creciente que tenemos en esta sociedad”.

El problema sería que por enfocarse enfocarse en algunas de las áreas que son tendencia en la actualidad, se dejen de lado otros aspectos que afectan la realidad de un país como la distribución de la riqueza. Además, el no querer involucrarse directamente en política, de asumir un rol en ella, cuando la generación que se encuentra actualmente ejerciendo necesite un reemplazo y este no estará preparado, ¿iremos a un limbo? ¿quiénes van a tomar estas responsabilidades? ¿Las ONGs? ¿Alguna otra forma de representación?

Para Garnier el reto es encontrar cómo funcionar de manera entrelazada, sin choques generacionales, y dando relevancia a todos los temas que representen un beneficio en aspectos sociales y de progreso general para el país; jalar todos de un mismo tramo, de manera incluyente.

En el MEP

El segundo aspecto que comentó Garnier fue su etapa como Ministro de Educación, cargo en el que estuvo por dos gobiernos consecutivos entre el año 2006 y 2014, en las administraciones de Óscar Arias y Laura Chinchilla. La opinión de él sobre esa etapa es que:

… la verdad disfruté muchísimo el Ministerio de Educación, o sea es el trabajo más difícil que he tenido en mi vida… probablemente el más interesante también. Además, que, claro que esto no fue planeado, pero que fueran ocho años que nos permitieron abarcar en muchos más temas de los que habríamos pensado que podríamos abarcar

Estar al frente de la entidad que tiene más empleados públicos del país no es tarea fácil; por lo que Garnier relata que tuvo que prepararse bien, y fue también un proceso de mucho aprendizaje. Acostumbrado a ver el conflicto político derecha-izquierda, lo que más lo sorprendió al llegar al MEP fue que la verdadera disputa era entre los conservadores y los liberales.

Los conservadores a lo largo de la historia son los que añoran una educación para la obediencia, una educación de que la letra con sangre entra, una educación autoritaria; mientras que los liberales aspiran más a lo que Freire llamó “una educación como práctica de la libertad”. En las lecturas uno encuentra personajes fantásticos como Mauro Fernández, Brenes Mesén, Omar Dengo, don Lalo Gámez que nos heredan elementos claves en ese tipo de educación

El ex ministro afirma que los cambios y reformas en la educación requieren tiempo; tras haber estado en dos gobiernos, al final ocho años en la historia es muy poco, sin embargo, no hay duda de que durante su gestión se logró una apertura de inclinación liberal, rompiendo algunos esquemas autoritarios en el sistema educativo.

El gran reto de la educación es lograr que las nuevas generaciones aprendan a pensar por sí mismos a no dejarse llevar por las falsas identidades, por lo mágico, por la superstición y se dejan llevar más bien por esa mezcla de la búsqueda del conocimiento y el respeto al otro

Y es que todavía hay ciertas situaciones a las que el sector más conservador de la población se resiste y va en contra del sistema educativo. Para Garnier, vivo ejemplo es la campaña de “a mis hijos los educo yo” que se vio con fuerza en San Carlos, en contra del programa de educación sexual y que irónicamente, en esa región es donde se producen más embarazos adolescentes; esto no hace más que reflejar que los hechos se dan en la realidad y que solo deben permitir que el cambio se de gradualmente.

Para Garnier, a los estudiantes no se les da el valor que merecen, esto por la misma razón de temas anteriores, son infravalorados  en muchos casos por ser la población joven.

Es curioso, pero sobre la misma dualidad de lo autoritario y lo liberal, en el sistema educativo se encuentra mucho irrespeto por los estudiantes, esa cosa tan típica en muchos adultos. No solo menospreciar a los jóvenes lo cual ya sería suficientemente grave, sino esa actitud que se repite por generaciones, que los jóvenes de hoy en día son una porquería, que ya el mundo está perdido porque los jóvenes de hoy no son como antes. Por dicha que no son como antes, porque los de antes eran bastante peores

La huelga

Sobre la huelga que aún se mantiene en el sistema educativo y que viene desde setiembre pasado, Garnier opina que: “en realidad es una huelga muy rara, cuando uno ve los temas que sirvieron de excusa a la huelga como el 1% a la canasta y cosas de esas, o que la reforma fiscal era súper regresiva. Se dijeron muchas cosas que simplemente no son ciertas

Desde el punto de vista de Garnier, como cambio en el sistema tributario, esta reforma era más progresiva que el sistema tributario vigente, por lo que para él es curioso que alguna parte del sector de “izquierda” prefiriera quedarse como estaban antes de aceptar la reforma.

A mí la sensación que me da es que la huelga no tenía como motivo la reforma fiscal, sino que uno solo puede entender esta huelga devolviéndose a los cuatro años anteriores en que el movimiento sindical y el Frente Amplio tenían una alianza con el gobierno de Luis Guillermo Solís y no hubo movimientos sociales, no hubo protesta, no hubo prácticamente nada que alterara el orden

Asocia que partidos como el Frente Amplio, tras perder tanto peso en las últimas elecciones, quiere cambiar su posición y dejar de ser complaciente con el gobierno. Por otra parte está la actitud de alejamiento de los sindicatos con el nuevo gobierno.

Para los sindicatos el de ahora es un gobierno neoliberal: el PAC, PUSC y PLN son más de la misma cosa y más que una huelga para ganarla, probablemente pensaban que no la iban a ganar pero que serviría para consolidar sus propios apoyos.

Cuando se habla del impacto y repercusiones de la huelga también es muy claro, sobre todo en el sector educación que fue uno de los más perjudicados y los que más tiempo se ha prolongado la huelga.

Sí ha tenido costos muy grandes, el impacto en la educación es difícil medirlo, tres meses perdidos de un curso lectivo eso va a tardar dos o tres años en recuperarse. Espero que no tenga un impacto muy fuerte en la deserción porque ahí el país venía haciendo un esfuerzo muy grande en los últimos 10 o 15 años, por aumentar la cobertura en secundaria.

Garnier remarca la división interna que existió en la huelga, y considera que son acciones que no fortalecen en lo absoluto la productividad del sistema educativo además del severo impacto en las familias de los estudiantes.

Hay mucha gente,  incluso dirigentes del magisterio que no estuvieron de acuerdo en la huelga, pero que por lealtad, por miedo o por amenazas o por lo que fuera, terminaron apoyándola porque sentían que no tenían opción, pero habrían querido parar la huelga mucho antes y ahora habrá que ver qué pasa con las dirigencias tradicionales de esas organizaciones”.

Los partidos políticos

Garnier visualiza cambios evidentes en la realidad político partidista del país. El rompimiento del bipartidismo y el traslado de simpatías y electores entre nuevas fuerzas dibujan un nuevo panorama político, donde los aspectos ideológicos y de principios ha sido sometidos a un nuevo ordenamiento.

Siento que en la Costa Rica de los 70s era más o menos claro cuáles eran las bases sociales de los partidos

Lo anterior es para él, el elemento diferenciador ya que describe a los partidos tradicionales de la siguiente manera:

“Liberación tenía como base las clases medias urbanas, los grupos empresariales que no eran exportadores o financieros sino más bien industriales o del sector servicios moderno, la clase media rural que viene con toda la transformación del café y la modernización del agro

“El PUSC era como más bien de los extremos, incluía a la vieja oligarquía agroexportadora, pero también acogía a todos los sectores más pobres sobre todo a la periferia del país. Y como que en los años 70s fue la última vez que hicimos una sociología en Costa Rica, el panorama sociopolítico ha cambiado mucho pero no ha tenido el debido seguimiento.”

Para la década de los 80’s se produce un cambio en todas las áreas de producción y se genera un nuevo sector empresarial bastante dinámico. Se producen acomodos en la clase media, algunos ganan y otros pierden, y es ahí donde también se empieza a fraccionar la clase media, más o menos cómo hoy se conoce, caso similar a la clase baja. Lo cierto es que estos cambios generan alteraciones también en las ideologías de los partidos políticos explicado así por Garnier:

“…la base electoral de Liberación Nacional si lo vemos en los votos de las últimas elecciones es la que era de la Unidad. De pronto son las costas y las periferias que antes eran del PUSC y los grupos económicos más fuertes. Esa no era la base de Liberación. En el PUSC se encuentran sectores tradicionales junto con algunos votos universitarios y el PAC captura, digámoslo así, lo que eran los sectores medios del liberacionismo y los sectores universitarios, pero sin un proyecto ideológico claro.”

Ese es para Garnier es la limitante del PAC, no tener propuesta política ideológica clara, que le permita actuar consecuentemente. En el proyecto inicial de Ottón Solís era más claro de qué estaban en contra que qué era lo que querían hacer realmente.

“En ese sentido casi que estaba en el ADN del PAC el no tener propuesta política, tal vez donde se refleja más es el gobierno de Luis Guillermo Solís. Cuando uno se pregunta ¿qué hizo el gobierno?, creo que no hizo casi nada, pero incluso cuando uno se pregunta ¿qué quiso hacer? ¿cuál fue la propuesta de transformación nacional y los logros de la primera administración del PAC? y diay… no hubo”.

El ex ministro considera que el PAC llegó al poder ofreciendo una revolución completa, totalmente desligado de otras administraciones anteriores. Era el “gobierno del cambio” pero en realidad no tenían un modelo alternativo, y es ahí donde empezó a verse un declive en su funcionamiento ante el eslogan de campaña “con Costa Rica NO se juega”. Ante ello el gobierno se redujo a intentar administrar para reducir o disimular impactos; ¿el resultado? La grave situación fiscal, “el hueco” que heredaron a este gobierno y más desgaste de “la política”.

Sin embargo, no todo se puede calificar de malo, Garnier también rescata que por lo menos esta nueva administración asumió la gravedad de la situación fiscal, contrario a lo que fue con Solís y la oposición responsable tanto de Liberación como de la Unidad, ha permitido las acciones tomadas. De no haberse actuado así, para el país hubiera sido gravísimo el escenario económico social.

Los socialdemócratas hoy

Para Garnier es inevitable no trasladarse, o al menos tomar como referencia la situación por la que atraviesa Estados Unidos, y es que los homólogos a la socialdemocracia pierden muchísimo apoyo popular por la difícil situación económica. Ahí empieza esta primera ola y que además se ve renovada por la llegada de Donald Trump en Estados Unidos y la derechización en Argentina Chile y Brasil.

En esos años lo que tuviste fue por un lado la pérdida de apoyo de la propuesta demócrata o socialdemócrata en los grupos económicos más fuertes, pero también en una gran parte de las clases medias y más populares. Menciono esto porque es el mismo contexto que vive Liberación Nacional en Costa Rica con nuestras propias particularidades

El PLN logró después de la crisis hacer muchas cosas positivas, pero también el entrevistado es puntual en mencionar que se cometió un error que en política no se debería, que es abandonar el discurso que articula lo que se está tratando de hacer, ya que “la política es realidad, pero también tiene un discurso”.

A finales de los 70’s Costa Rica atravesó una crisis que golpeó a muchos países de características similares. Fue un gobierno liberacionista el encargado de sacarla adelante con una serie de ajustes, en lo que algunos erróneamenta llamaron la “Larga Noche Neoliberal”. Garnier recalca que no fue un ajuste neoliberal como lo pintan algunos, dice que fue un ajuste económico heterodoxo y que si bien hubo recorte y mayor racionalización del gasto, apertura de la economía y liberación de ciertas áreas, también se promovió el crecimiento y se protegió la inversión social e instituciones claves.

Garnier recuerda que, en esos años, hubo fuerte presión de los organismos financieros por privatizar el Seguro social, por hacer una reforma de pensiones como la chilena, por mover la educación básicamente a una educación privada o municipal. A Liberación Nacional le tocó enfrentarse a una realidad complicada, que llevó al mismo tiempo a abrir y liberalizar la economía, a dar un salto hacia nuevas exportaciones, a impulsar políticas en beneficio del sector productivo, de la generación de empleo y de mejoras en la educación.

Pero devolviéndose a esos años, la presión de los organismos financieros era por privatizar el Seguro social, por hacer una reforma de pensiones como la chilena, por mover la educación básicamente a una educación privada o municipal. A Liberación Nacional le tocó enfrentarse a una realidad complicada, que llevó al mismo tiempo a abrir y liberalizar la economía, a dar un salto hacia nuevas exportaciones, a impulsar políticas en beneficio del sector productivo, de la generación de empleo y de mejoras en la educación.

Los costarricenses tienen la imagen de que acá se aplicaron las mismas medidas que fueron impuestas en Chile por Augusto Pinochet, pero Garnier difiere, y dice que Liberación no hizo lo mimo, además argumentó:

“Aquí no sólo se mantuvo, sino que se fortaleció la Caja y se crearon los Ebais que tanto aprecia la gente (estos se fundaron en la administración de José María Figueres). La opinión popular afirma que eso fue neoliberal, pero si a usted le gustan los Ebais y le gusta que sean del Estado, entonces no ha de ser tan neoliberal las políticas públicas de inversión y desarrollo del sector salud.”

Cuando habla se haba de educación, otro aspecto siempre en el de bate del neoliberalismo, es que las acciones gubernamentales están muy alejadas de esos conceptos ya que:

“..en educación lejos de recortar la inversión, como se haría siguiendo las recetas neoliberales, el gobierno no recortó la educación pública. Fue muy diferente, porque se hicieron dos reformas constitucionales; una, para subir el gasto en la educación al 6% del PIB y después otra para elevarlo al 8% y fue en gobiernos liberacionista los que hicieron esas cosas, con criterios socialdemócratas y no neoliberales.”

Finalmente, Garnier destaca una aparente paradoja: se supone que los neoliberales recortan el gasto público, privatizan empresas y recortan los programas sociales. Y a Óscar Arias, lo han tachado por mucho tiempo de neoliberal, pero también se le atribuye el disparo del gasto público… lo que resulta paradójico: ¿Cómo se llega a entender eso? Un neoliberal lo último que haría es incrementar el gasto público y reforzar los programas sociales.

Más allá de la percepción que se tenga, Garnier cataloga a Liberación lejos de una etiqueta puntual neoliberalista:

Hoy Liberación es fundamentalmente una maquinaria electoral y aunque esté muy minimizado y afectado por una cierta cultura política clientelar, yo siento que Liberación sigue teniendo como una intuición social demócrata, y digo intuición porque ni si quiera me atrevo a decir un “proyecto” social demócrata. Lo que se ve en los gobiernos liberacionistas es que han trabajado por consolidar instituciones básicas del Estado que son importantes para los procesos redistributivos y que han servido para atenuar al menos el impacto de la desigualdad, como se refleja en los datos sobre el impacto de la inversión social.

Para concluir, al exministro le agrada y le sorprende ver como, a pesar del desgaste de la política y el descrédito que ha sufrido Liberación Nacional, hay jóvenes que tienen ganas y toda la intención de participar en la política desde ese partido. Esto supone un gran reto: ¿será la institución capaz de renovarse, de estar a la altura de los tiempos para las nuevas generaciones?

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