Lidia Blanco, la pasión por la música

El otro menú

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Marjorie Ross, Poeta, escritora y experta en gastronomía. (Dra.)

Durante largo tiempo he hecho crítica de restaurantes y durante muchos años tuve una sección llamada “Escargot. Crítica gastronómica de sobremesa”, en el semanario El Financiero, de Costa Rica. Además de calificar la calidad de los restaurantes que visitaba, presentaba mis acompañantes, con quienes sostenía interesantes diálogos, en una sección bajo el título “El otro menú”. He querido rescatar esas conversaciones para ustedes y hoy les presento a la violinista Lidia Blanco, cuyo excelente trabajo y calidad humana he podido apreciar muy de cerca a lo largo de varios años.

Lidia Blanco se concentra en abrirles a niños y niñas un universo que les permita volar a través de la música y ser mejores seres humanos.
Lidia Blanco es sinónimo de música; su nombre está escrito con notas musicales y cuerdas de violín. Profesora de ese instrumento, Teacher Lidia, como le llaman todos, ha ejercido su oficio por más de 25 años, en varias instituciones. Entre ellas destacan: el Centro Nacional de Artes de San Salvador,

el Instituto Nacional de Música de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Programa Suzuki de Lincoln School y el Twinklers Suzuki Violin Studio —del que fue fundadora y directora. Desde fecha más reciente, es directora artística del Twinklers Talent Education Center, que fundó junto con la violinista Carla Loaiza.
Salvadoreña de nacimiento y costarricense por naturalización, ama los recuerdos de su infancia en los pueblos de donde son originarios sus padres, sitios entrañables en donde se gestó su identidad, que se modificaría, enriqueciéndose aún más, tras más de dos décadas de residencia en Costa Rica.
Con vocación extraordinaria y una disciplina a toda prueba, ella dirige en el aprendizaje del instrumento a niños y niñas de tres años en adelante, concentrada en abrirles un universo que les permita volar a través de la música y ser mejores seres humanos.
Comenzamos nuestra conversación preguntándole acerca del Método Suzuki, en el que se ha especializado.

Todo niño o niña al que se le enseñe correctamente, puede desarrollar habilidades en la música.
¿Cómo funciona el Método Susuki y qué lo diferencia de otros métodos de aprendizaje del violín?
—“El método está basado en un principio muy sencillo: que la habilidad musical no es un talento innato, sino que todos podemos desarrollarlo. Todo niño o niña al que se le enseñe correctamente, puede desarrollar habilidades en la música, tal y como aprenden a hablar su lengua materna, por medio del oído y la repetición, hasta lograr el vocabulario que les permite hablar en su propio idioma. Es por eso que al Método Suzuki se le conoce también como el método de la lengua materna“.
Queremos saber más y de seguido le preguntamos cuál es la diferencia con otros métodos.
Lidia nos da algunos ejemplos que distinguen al Suzuki de otros métodos tradicionales de aprendizaje del violín:
—”Por ejemplo, que los profesores Suzuki no solo creemos que todo niño puede desarrollar su talento musical, sino que se puede empezar a muy temprana edad (3 o 4 años). Además, se trabaja con la participación activa de los padres en el proceso de aprendizaje y se establece primero la postura del instrumento, antes de la enseñanza de la lectura musical”.
Son conocidas las largas listas de espera para inscribir a los niños y niñas en los grupos del método Suzuki y nos preguntamos a qué se debe la aceptación que ha tenido en el país. Teacher Lidia es muy clara en su respuesta:
—“En cualquier lugar donde se establezca un Programa Suzuki, con los principios y filosofía propias del método, la aceptación y el éxito serán indiscutibles, debido a que, como señalaba, no solo involucra al estudiante en el proceso de aprendizaje, sino a los padres de familia. La idea de darles una responsabilidad a los padres durante las prácticas, al asistir a las clases junto con sus hijos y sirviendo como profesores en la casa, hace que muchas veces el padre o madre pueda incluso aprender a tocar el violín (u otro instrumento, ya que el método abarca otros más) y de esta forma entienda mejor lo que su hijo o hija tiene que hacer. Hay que destacar el tiempo de calidad que invierten con sus hijos, que en estas épocas con frecuencia viene a ser muy poco o nulo, por las ocupaciones de los adultos”.
La pregunta que surge a menudo cuando se habla de estos temas, no puede quedarse fuera: ¿un músico nace, o se hace?
—”Se hace”, afirma Blanco categóricamente, sin dudarlo ni un segundo. “La práctica hace al maestro y el maestro practica. Obviamente que hay personas con más habilidades y características positivas del ambiente que las rodea, que hacen que el tocar un instrumento les sea más fácil y puedan desarrollar, en niveles muy altos, su talento hacia la música”.
Teacher Lidia en New York, una de sus ciudades predilectas. por su diversidad humana, cultural y culinaria.
Si pudiera pedírselo al genio de la lámpara, ¿con cuál orquesta le gustaría tocar?, le preguntamos.
—”Posiblemente con la de El Salvador, pero más que nada porque siento que ahora podría aportar mucho más que hace 25 años, cuando toqué allá. Sin embargo, valoro mucho la libertad que tengo en este momento de hacer cosas múltiples, para lo que cual no estar de lleno en una orquesta es fundamental”.
¿Por qué escogió la enseñanza por encima de la pertenencia a un grupo musical?
—”Gracias a la música he podido conocer a muchas personas y he podido viajar con frecuencia, lo que abrió desde muy temprano mi perspectiva del mundo y me demostró la calidad de ser humano que se puede llegar a ser a través de ella.
¿De qué sirve un profesional destacado en cualquier rama, si no hay nobleza en su corazón? Me apasiona el hecho de ser alguien que está sembrando ‘semillas musicales’ para que un día toquen en una orquesta sinfónica. Es por eso que creo en la excelencia de la enseñanza desde muy temprana edad, pero me llena más de ilusión saber que estoy formando seres humanos con un corazón noble para el futuro de la humanidad y eso me satisface más que la ovación de un teatro lleno después de un gran concierto.
No obstante, sé que el fogueo permanente no solo impulsa mi crecimiento, sino que beneficia a los niños, de manera que aún suelo tocar con frecuencia con orquestas de cámara”.
Sabemos que Lidia es la fundadora y el alma del Suzuki Fest, Costa Rica, y le pedimos que nos hable de esa actividad.
–”El Suzuki Fest es un festival musical que este año cumplió su sétima edición (N de R: ya va por doce). Consiste en capacitar a los profesores en forma continua por medio de cursos impartidos por maestros autorizados por la Asociación Suzuki de las Américas (SAA). De esta manera logramos garantizar el nivel académico, musical y pedagógico requeridos para la enseñanza del Método Suzuki en Costa Rica, así como en países del área centroamericana.
Además, con la realización del festival, un promedio de 150 niños y niñas tienen la oportunidad de recibir clases maestras con reconocidos profesores internacionales, quienes por una semana imparten cursos a los alumnos nacionales y extranjeros”.

Terminamos nuestra conversación con una pregunta personal: ¿Cuáles son su principal defecto y su mayor virtud?
–”Partiendo del hecho de que uno de mis dichos siempre ha sido que aún no sé si mi mayor virtud es mi peor defecto, podría decirle que sigo tratando de convertir los defectos en virtudes… Pero si debo señalar una virtud, diría que soy forjadora de sueños”.
Y agrega con una sonrisa: “Ah, y en cuanto a un defecto: ser muy soñadora”.
Es indudable que Teacher Lidia Blanco, mientras va cumpliendo sus sueños personales, hace que se cumplan los sueños de cantidad de niños, niñas y jóvenes que reciben en su centro formación de calidad, tanto para tocar el instrumento, como para la vida.
Actualmente, Lidia Blanco imparte lecciones en el Colegio Lincoln y en el Twinklers Talent Education Center en Escazú.
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