Luis Fernando Allen: Ticos lucharán contra la corrupción en las urnas (I)

Finalmente, el pueblo exige políticos decentes, obedientes al pueblo, fieles administradores de lo público, jueces que no confundan su ideología con las leyes, medios de comunicación que no confundan la libertad de prensa con la libertad de empresa.

Luis Fernando Allen Forbes, Economista y Administrador de Empresas

Los partidos políticos para la próxima contienda se anuncian como innovadores, con candidaturas ciudadanas comprometidas con la población. Hay casos que muestran que en realidad están más aferrados en mantener en el poder a sus figuras, que de impulsar liderazgos con perfiles intachables y congruentes con sus propuestas.

Tan es así que optan por camaleones que han formado parte de varios partidos políticos durante su carrera por cargos populares. Algunos incluso con antecedentes penales, que con artimañas varias están contendiendo, como si nada.

Iniciando con el Partido Liberación Nacional, que tiene impresentables como es el caso de don José María Figueres, que ahora asume la bandera de la ética y moral y según él con la experiencia acumulada en los 4 años que fue presidente es suficiente para guiar a Costa Rica hacia mayores campos de progreso e igualdad.

Ahí están esperando los donadores y otros de los casi ¢150 millones de colones recibidos para la inscripción del partido ante el TSE, para asumir puestos para los cuáles no están preparados y llenarse los bolsillos con recursos del estado.

También, El que fue el eterno candidato del Movimiento Libertario Otto Guevara que ahora se viste con la camiseta de Unión Liberal, fue cuestionado porque en un allanamiento ordenado por la fiscalía se encontró en oficinas del ML la suma de aproximadamente 40 millones de colones, que nunca explicó claramente a que correspondía.

Otro caso que es el de José María Villalta que ha sido un buen diputado,  pero cuando ha aspirado a la presidencia siempre ha tenido nexos con países comunistas o de esa ideología que en nada beneficiarían nuestro país.

En el PUSC el caso de Rodolfo Piza que su participación con el PAC no solo impulsó una reforma fiscal llena de adefesios sino que una vez que vió al país en una situación de crisis y con un presidente testarudo y soberbio dejó el barco para asumir la dirección de un nuevo partido político.

La nueva cabeza del PUSC, Lineth Saborío, pese a haber hecho un trabajo poco visible cuando fue vicepresidente de la República y sin presentar el equipo que le acompañaría, hay mucha preocupación que regresen aquellas voces dañinas y corruptas que también se llenaron los bolsillos a costillas del estado.

En el Partido Acción Ciudadana, pese a los daños irreparables a la sociedad, y la economía, don Welmer Ramos, se presenta como el conciliador y en sus vicepresidencias acompañado por figuras públicas de gran rechazo nacional. Este señor jugó un papel determinante en el caso del CEMENTAZO,  porque en ese momento era el Ministro de Economía, Industria y Comercio, quien recibió presiones de Casa Presidencial, para  torcer brazos e inscribir la empresa del señor Bolaños como proveedor internacional de productos  derivados del cemento.

Para sintetizar, sin duda alguna, el siglo XXI plantea muchos desafíos a nuestro modelo de democracia y el Tribunal Supremo de Elecciones como ente superior debe velar para que la democracia goce de credibilidad y confianza.

Debe impulsar las reformas estructurales urgentes y necesarias para su fortalecimiento que  permita mayor participación ciudadana y tener claro que la construcción de la democracia es una actividad de trabajo comunitario en donde las comunidades presentan formas diversas de organización y participación.

Esto supone que la participación de la ciudadanía en la solución de conflictos, así como en la detección de problemas, hoy día es básica; debe fomentarse más involucramiento para que el aporte ciudadano vigile la democracia.

Finalmente, el pueblo exige políticos decentes, obedientes al pueblo, fieles administradores de lo público, jueces que no confundan su ideología con las leyes, medios de comunicación que no confundan la libertad de prensa con la libertad de empresa.

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