Luis Paulino Vargas: El fiscalismo como obsesión
Luis Paulino Vargas Solís, Economista (Ph.D.)
Cuando el presidente Chaves vetó la ley que exoneraba a PROCOMER de la regla fiscal, algunas personas lo interpretaron como una expresión de independencia del presidente frente a los poderosos grupos empresariales que controlan la gestión de esa entidad. Esa es una interpretación válida, pero también hacía necesario preguntarse: si se lo negó a un sector tan poderoso ¿qué cabría esperar cuando fuese gente menos influyente lo que necesitase alguna flexibilización de la norma?
El caso es que PROCOMER genera sus propios ingresos (aportados en gran parte por el propio empresariado que la controla), de modo que hacer lo que hace no impacta -nunca ha impactado- en las cuentas fiscales. Aplicarle la regla fiscal es prohibirle dar ciertos servicios, de beneficio directo para el empresariado. El dinero, proveniente del mismo sector privado, quedará ocioso, en una buchaca.
Casos similares hay muchos. Las universidades, por ejemplo, complementan los fondos que reciben del Estado con recursos provenientes de pago de matrículas y venta de diversos servicios. Pero esos fondos quedan igualmente sujetos a la regla fiscal, y más allá de cierto límite muy restrictivo, no podrían utilizarse ni para becas estudiantiles. Quedarán inmovilizados en otra buchaca.
El caso del Servicio de Emergencias 911 es realmente dramático. Tienen los fondos, pero no se pueden usar, y si no se le autoriza, pronto nos quedaremos sin el 911.
La regla fiscal es dañina en general y, de hecho, serrucha la rama sobre la que está sentada, ya que si su objetivo fuera realmente restablecer los equilibrios fiscales (cosa que dudo muchísimo), el daño que inflige a la economía y a la sociedad en general, hace mucho más difícil lograr ese fin, ya que frena la economía en lo inmediato, y frena su desarrollo futuro, todo lo cual subvierte las bases de donde surgen los ingresos fiscales.
Pero siendo dañina en general, hay situaciones tan extremas y estúpidas, que hasta ridículas resultan, por ejemplo, lo del 911. Y no es, ni de lejos, el único caso.
La posición fiscalista extrema de Rodrigo Chaves se niega a reconocer esto. Todas las obsesiones son peligrosas, y esta lo es mucho más.
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