Luis Paulino Vargas: El papel de la religión en el gobierno de Rodrigo Chaves

Y, al cabo, la pregunta fundamental es: ¿realmente nos interesa vivir en democracia y convivir en paz, admitiendo y respetando el pluralismo de nuestra compleja y heterogénea sociedad actual?

Luis Paulino Vargas Solís, Economista (Ph.D.)

Múltiples indicios sugieren que la religión está teniendo un poderoso influjo al interior del gobierno de Rodrigo Chaves. Ello me motiva a compartir esta sucinta reflexión.

Es importante enfatizar que la libertad religiosa es uno de los principios más importantes en que se funda la democracia. Ello atiende al derecho de cada persona para profesar la fe religiosa que prefiera, y hacerlo con plena libertad, sin ser de ninguna manera importunada.

De ahí la importancia de la laicidad del Estado, lo cual no tiene nada que ver con idioteces como lo de “sacar a Dios de la Constitución”. Se trata de que, como parte del orden republicano, es deber del Estado democrático garantizar el respeto a la libertad religiosa. Lo cual, puesto en el contexto de sociedades diversas y pluralistas, significa garantizar el respeto a la pluralidad en materia de concepciones religiosas. Nada más ni nada menos que eso.

Hay espacios y momentos donde las religiones enseñan y difunden sus principios y dogmas: las iglesias, templos, sinagogas, mezquitas, etc. Y las misas, cultos, catequesis, encuentros espirituales, fiestas religiosas, etc. El Estado y las leyes deben garantizar que todo eso se realice en paz, sin que nadie lo limite o perturbe.

Cada religión educa en los valores morales que le son propios. Al Estado le corresponde educar básicamente alrededor de dos tipos de valores que no forman parte de la agenda de las religiones: los valores republicanos y democráticos, que son valores que cultivan el respeto, la paz, la justicia y la solidaridad en el contexto de sociedades donde conviven cosmovisiones, identidades y expresiones culturales muy diversas; y los valores del pensamiento crítico, la independencia de criterio y la disciplina científica, que son valores que promueven la formación de seres humanos pensantes, autónomos y libres. Igual que el Estado no debiera interferir en los espacios religiosos, la religión no debiera intervenir en estos otros espacios a que hago referencia.

Y, al cabo, la pregunta fundamental es: ¿realmente nos interesa vivir en democracia y convivir en paz, admitiendo y respetando el pluralismo de nuestra compleja y heterogénea sociedad actual?

 

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