Luis Paulino Vargas: La verdadera historia de la inflación en Costa Rica
Por ello mismo es correcta la percepción de la gente cuando dice que el costo de la vida es alto. La razón es simple: los precios crecen poco, pero los salarios crecen menos.
Luis Paulino Vargas Solís, Economista (Ph.D.)
Después de un pronunciado rebote inflacionario, registrado entre agosto 2021 y agosto 2022, en los últimos cinco meses -septiembre 2022 a enero 2023- se ha dado un clarísimo proceso de desinflación, o sea, una fuerte reducción de los índices inflacionarios. Si esas tendencias se mantuvieran, este 2023 terminaría con una inflación inferior al 2%.
Esto simplemente confirma que se trataba de un problema enteramente importado. La inflación subió empujada por el incremento de los precios internacionales de alimentos, combustibles y algunas otras mercancías, y en los últimos meses ha bajado, al ceder el precio internacional de esos bienes importados.
La política aplicada por el Banco Central, tendiente al alza de las tasas de interés, nada ha aportado, excepto sumar problemas a una economía ya bastante empantanada en dificultades, puesto que ha puesto bajo presión a personas y hogares que cargan elevadas deudas.
Pero hay un elemento importantísimo que es necesario señalar: la extremada vulnerabilidad e indefensión de las personas trabajadoras en Costa Rica, el cual es, en nuestro medio, un fenómeno generalizado, aunque más agudo en el caso de las mujeres y algunas minorías discriminadas.
Porque, contrario a las fantasías monetaristas de la economía convencional, la inflación es principalmente el resultado de una pugna distributiva entre el trabajo y el capital, o sea, resultado de la disputa alrededor de la distribución del ingreso entre salarios y ganancias empresariales. Y esa pugna en Costa Rica no existe, porque, con escasas excepciones, la patronal tiene libertad para fijar los salarios a capricho, en tanto las personas trabajadoras carecen de cualquier posibilidad para negociar, ni mucho menos pujar, por salarios más altos.
Al mantenerse contenidos los salarios no hay presión para que, a su vez, las empresas suban los precios, excepto aquellos incrementos, que, de forma calculada, aplican los oligopolios. He ahí la razón de la pronunciada desinflación registrada en los últimos meses como, en general, es esa la causa de la baja inflación registrada en todo el período posterior a 2010.
Por ello mismo es correcta la percepción de la gente cuando dice que el costo de la vida es alto. La razón es simple: los precios crecen poco, pero los salarios crecen menos.
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