Luis Paulino Vargas: Las verdades que la calificadora oculta
Pero, bueno, esa es la realidad: la institucionalidad pública está siendo desmantelada de forma brutal, convertida en tugurio, mutilada e impedida de atender las necesidades de nuestra población.
Luis Paulino Vargas Solís, Economista (Ph.D.)
Standard & Poor’s (S&P), calificadora internacional de riesgos, elogia los resultados fiscales obtenidos por Costa Rica, los cuales califica de “sólidos”.
Si tomamos los datos desnudos, tal cual las fuentes oficiales los han reportado, solo una cosa podría decirse: es correcto lo que esa gente dice. Pero eso no pasa de ser una forma extremadamente superficial de abordar las cuestiones planteadas. Lo que esos números ocultan es mucho más grandes que lo que revelan, y, además, terriblemente negativo.
La institucionalidad pública está siendo desmantelada de forma brutal, convertida en tugurio, mutilada e impedida de atender las necesidades de nuestra población.
Un par de ejemplos para ilustrar el punto.
Hace unos días leía una entrevista a una de las autoridades del OIJ, quien se refería a las severas restricciones presupuestarias que enfrentan. Hacía ver, por ejemplo, que, para determinado período de tiempo, el crecimiento del número de casos que debían atenderse, excedía en una relación de casi 5 a 1, respecto del crecimiento del presupuesto asignado. Siempre vinculado con el tema de la seguridad, en otra nota periodística se citaba al viceministro de Seguridad, para informar que, para la vigilancia en la provincia de Limón, se dispone de tan solo 43 patrullas, de las cuales 25 están en el taller, y sin posibilidad alguna de adquirir ningún vehículo nuevo.
Situaciones idénticas a estas, se reproducen en todas las instituciones públicas. Y, por favor, los odiadores profesionales de lo público, que dejen de sacar a relucir el fantasma de los “altos salarios” públicos. Siendo que ese era su argumento favorito, paso por la pena de comunicarles que se quedaron sin argumento: los datos del INEC nos muestran que, entre finales de 2018 e inicios de 2023, un poco más de 4 años, el poder adquisitivo real de los salarios en el sector público cayó un -18,1%, y hoy se encuentran en el nivel en que estaban a mediados de 2010, hace casi 13 años. Puedo imaginar, sin embargo, que eso no les bastará. Su sed de sangre es insaciable.
Pero, bueno, esa es la realidad: la institucionalidad pública está siendo desmantelada de forma brutal, convertida en tugurio, mutilada e impedida de atender las necesidades de nuestra población.
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