Luis Paulino Vargas: “Los maestros están con las manos arriba”
Cierto: el “principio de autoridad”, según la vieja acepción del término, se ha desmoronado. En general, ni los maestros y maestras en la escuela, ni las mamás y papás en la casa, ejercen sobre los niños, niñas y jóvenes, un ascendiente autoritario como el que se estilaba cuando yo era un niño o un adolescente.
Luis Paulino Vargas Solís, Economista (Ph.D.)
La ministra de Educación, Ana Katharine Müller: “ahora la maestra nada le puede decir a un niño, porque es agresión”. Y enseguida: “que los padres de familia asuman la función de formación de valores y principios de sus hijos”.
Y, luego, Adilia Caravaca, la presidenta del INAMU, lamentándose sobre el “terror” de los reguetones que “se bailan en los colegios”.
Cierto: el “principio de autoridad”, según la vieja acepción del término, se ha desmoronado. En general, ni los maestros y maestras en la escuela, ni las mamás y papás en la casa, ejercen sobre los niños, niñas y jóvenes, un ascendiente autoritario como el que se estilaba cuando yo era un niño o un adolescente.
Y en cuanto al reguetón: si, por lo general es una música carente de imaginación, sin vuelo creativo y cargada de contenidos degradantes, violentos y misóginos.
Gustenos o no, ese es el mundo con el que nos toca bregar, esa es la realidad que tenemos entre manos. Y, sin duda, es una realidad que convoca urgentemente a un cambio. Pero ¿es posible cambiarla encapsulándonos en las categoría mentales y visiones de mundo de hace 40 o 50 años?
Ese es el problema que creo ver en lo que dicen las señoras Müller y Caravaca. Su abordaje de estos asuntos tiene un aliento nostálgico, un querer retornar a tiempos presuntamente armoniosos y pacíficos.
Eso no es posible. El autoritarismo de viejo cuño (bajo el cual mi generación fue creada) se fue para no volver. En este mundo de realidades virtuales, redes sociales, inteligencia artificial e Internet de las cosas, las soluciones han de ser otras, o no serán.
Comentarios