Luis Paulino Vargas: No se puede garantizar que la población esté segura

Eso dijo Luis Amador, ministro de Transportes, ante una comisión legislativa. A lo que entiendo, se refería a que hoy las carreteras de Costa Rica son peligrosas. Tiene razón el ministro cuando dice que esto se relaciona con el hecho de que, a lo largo de muchos años, no solo se pospusieron inversiones necesarias para mejorar y ampliar las vías, sino que, de hecho, ni siquiera se les dio mantenimiento. Lo que el ministro no dice -ni tampoco lo dirá el presidente- es que ése es el resultado de una opción ideológica que ellos comparten, y la cual, en contra de la evidencia histórica, ha difundido el bulo, según el cual, el Estado es incapaz de hacerse cargo de esa inversión, y ésta debía dejarse en manos del capital privado. Los resultados, realmente catastróficos, están a la vista.

Y, sin embargo, nada de esto descarga al ministro de las responsabilidades que le competen por la tragedia del bus accidentado en Cambronero, en septiembre pasado. Ya sabemos que una de los rasgos idiosincrásicos de este gobierno -del presidente para abajo- es su inigualable talento de zafalomos. Son buenísimos para rehuir responsabilidades y echárselas a otra gente. Pero por mucho berrinche que hagan, las responsabilidades se les quedan pegadas a la piel. Y las del bus de Cambronero le caen a Amador (e indirectamente al presidente, por alcahuetearlo).

Cierto que en esto prevalece un alto nivel de incertidumbre, en el sentido de que es seguramente imposible anticipar el punto exacto donde podría darse un deslizamiento de tierra. Pero no era desconocido que, en cualquier punto, a lo largo de la carretera, podía darse uno o varios deslizamientos.

Es aquí donde entra eso que se llama “precaución”: sabiendo que podría ocurrir una tragedia, pero siendo inciertos el lugar, momento y dimensiones precisas, lo que corresponde era tomar las medidas precautorias necesarias.
Eso es lo que falló en septiembre pasado en Cambronero. Por eso, Amador es responsable de lo ocurrido.

¿Habrán aprendido la lección? Es improbable. Este gobierno, empezando por el presidente, se caracteriza por tener una curva de aprendizaje de pendiente cero.