Luis Paulino Vargas Solís, Economista (Ph.D.)
Al aprobarse el plan fiscal del gobierno de Carlos Alvarado (ley 9635) Costa Rica optó -sus grupos más poderosos optaron- por la ruta de la austeridad fiscal. Esto ha significado un severo recorte del gasto del gobierno, el cual, sin incluir intereses, y relativamente al producto interno bruto de la economía costarricense, ha implicado un tajo cercano al -14% entre 2019 y 2022. De ahí que hoy tengamos la institucionalidad pública al borde de la parálisis.
Al hacer esta apuesta, posiblemente supusieron que, incluso así, la economía se “reactivaría” por medio de las exportaciones.
O sea, quizá pensaron: “apliquemos machete a lo interno, que ya las exportaciones se encargarán de sacarnos del hueco”.
Una vez más, demostraron tener una muy defectuosa comprensión de nuestra realidad económica. La apuesta resultó pésima. Más allá de la tremenda anomalía que introdujo la pandemia, los datos sobre exportaciones en 2021 y 2022 fueron espectacularmente expansivos. El problema es que esas exportaciones surgen de ese mundo de fantasía llamado zonas francas, o sea, su crecimiento resulta un espejismo, cuyos efectos positivos para la economía costarricense en general, son casi nulos.
En el camino, y a partir de diciembre 2021, el Banco Central optó por darnos garrote con el alza absurda en las tasas de interés, las cuales propiciaron una inundación de capitales especulativos, y algunos otros de incierto origen, como consecuencia de lo cual el dólar se derrumbó.
El cóctel [mayores tasas de interés + dólar por el suelo + severa austeridad fiscal], están dando el resultado esperable: un desplome del empleo de dimensiones alarmantes. Y no existe ni la más remota posibilidad de que el espejismo de las zonas francas, aporte ni una aspirinita para aliviar tanto sufrimiento.
Y ahora vienen Rodrigo Chaves y Nogui Acosta con una propuesta de impuestos que a los muy ricos si acaso les hace un pellizquito, pero que les da un mazazo a los grupos medios.
El mercado interno se comprimirá aún más, con todas las posibilidades de que el desastre del empleo se agudice.
Este gobierno nos está empujando al abismo.
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