Luis Paulino Vargas Solís: Yo también marcharé
El problema es viejo; las razones que inspiran la lucha también lo son. Lo único nuevo es que estamos frente a un gobierno dispuesto a llevar el expolio, la humillación y la entrega, a niveles nunca vistos antes.
Luis Paulino Vargas Solís. Economista (Ph.D.)
Diversas organizaciones del agro convocan a una marcha para este miércoles 29 de marzo. Como no se veía desde hacía años, esa convocatoria ha movilizado a diversos sectores: desde sindicatos y pueblos indígenas a iglesias y universidades. Quizá sea el despertar de una ciudadanía que ha estado anestesiada por años; quizá volvamos a entender que la Costa Rica que, en otros tiempos, nos daba motivos justificados de orgullo, está en andrajos y que deberíamos hacer escuchar nuestra voz para exigir que el rumbo se enderece.
Recordemos que la agricultura de producción de alimentos para el mercado nacional, y, en particular, el “labriego sencillo”, han sido símbolos a los que ha apelado el discurso estándar, cuando de caracterizar la identidad nacional se trata. Un discurso, bien lo sabemos, hipócrita y vacío, puesto que, desde hace cerca de 40 años, las políticas económicas han asediado a este sector y esa población productora, tratando de borrarles del mapa, mientras priorizan y conceden privilegios sin cuento a las corporaciones transnacionales, o a favor, asimismo, del monocultivo, orientado a la exportación y ambientalmente depredador.
El maltrato del que ha sido víctima esta agricultura es, poco más o menos, el mismo que han sufrido todos los sectores de pequeña y mediana empresa, especialmente los que dependen del mercado nacional. Lo cual también explica la catástrofe del desempleo y la precarización laboral, con el inacabable síndrome de privaciones y frustración, que ello acarrea para centenares de miles de hogares.
Las carencias que viven las zonas rurales, son, asimismo, representativas del brutal ahondamiento de las desigualdades, en un país donde los ricos-realmente-ricos viven en un mundo aparte, en sus penthouses a 50 o 60 metros sobre el nivel de la calle o en palacetes amurallados.
La agricultura de producción de alimentos, y sus productoras y productores, ejemplos vivos de reciedumbre y coraje, son una metáfora poderosa, más aún, una síntesis perfecta, de las letales fallas que cuartean el modelo de desarrollo vigente. Representan muy bien a quienes han sido golpeados por ese modelo y a quienes han sabido resistir el golpe y seguir adelante, con dignidad y sin dejarse silenciar; representan el terrible costo asociado a la imposición de una ideología que se desentiende de la inequidad y la exclusión, que busca favorecer sin límites a quien es más rico y privilegiado, y que, en su codicia sin límites, ha sacrificado lo mejor del legado histórico construido por generaciones enteras de costarricenses.
El problema es viejo; las razones que inspiran la lucha también lo son. Lo único nuevo es que estamos frente a un gobierno dispuesto a llevar el expolio, la humillación y la entrega, a niveles nunca vistos antes.
O sea: tenemos un millón de razones para marchar a la par de los agricultores y agricultoras de Costa Rica.
(Nota: la imagen corresponde al afiche de invitación a la marcha. Dice: “Marcha Nacional en apoyo al sector agropecuario. San José, miércoles 29 de marzo”. Indica que la marcha inicia en la iglesia de la Merced sobre avenida segunda).
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