Macarena Barahona: Los primeros rayos de sol de los ángeles caídos
Canto para no llorar, Delfina Collado describe para no llorar, escribe para liberar otras almas, de tanto niño sacrificado impunemente, para acompañar en esa agonía de la mutilación cotidiana que se da bajo las temibles sábanas nocturnas de la agresión.
Macarena Barahona Riera, Poeta y catedrática de la Universidad de Costa Rica.
Los primeros rayos de sol que van iluminando lentamente, con una nueva luz imperceptible, dando forma inequívoca a las voces silenciadas por los adultos, a las miradas de los corazones cegados por la lujuria de la riqueza y en donde bajo su sombra, germina la miseria, la humillación. La destrucción y violencia del poder que anida en los torcidos deseos del abandono y la agresión.
Unos primeros rayos de sol van iluminando las abandonadas habitaciones y cuartuchos donde tiembla una infancia de ángeles caídos y mancillados, unas niñas abandonadas ya en su alma, ya en sus cuerpos, sin amor, sin respeto, una luz que entra hueca a los corazones sacrificados de los pequeños, por la avaricia de los adultos. Los primeros rayos de sol que convierten a la literatura en una cueva de miedo y oscuridad, que a través de las palabras penetran lentamente en forma de luz infernal para atropellarnos con una realidad incandescente.
Canto para no llorar, Delfina Collado describe para no llorar, escribe para liberar otras almas, de tanto niño sacrificado impunemente, para acompañar en esa agonía de la mutilación cotidiana que se da bajo las temibles sábanas nocturnas de la agresión.

Delfina escribe, canta, susurra, grita, llora. Para señalarnos, a los adultos, esas habitaciones vacías de la inmisericordia, de una sociedad lujuriosa y golosa de la mercancía y la estupidez, que prefiere callar, mentir. Que prefiere fantasear con los objetos inanimados que amar su niñez, respetarla, y protegerla.
Canto para no llorar, conjunto de relatos estremecedores, más que cuentos de miedo, relatos de terror, aventuras de niños, aventura siniestras y patéticas; literatura del horror.
Sin naturalismo, ni estampas costumbristas, ni mistificaciones de heroínas o héroes suburbanos.
Nada que ver con la literatura de lo grotesco, del encandilamiento de la pobreza como tema literario; de los cuentos del humor negro por las rupturas interclasistas, ideologizadas desde las finas computadoras modernas.
Nada que ver con los cuentos sin pasión de la trémula pequeña o alta burguesía de nuestros intelectuales.
Delfina Collado, con sus blancas y delicadas manos, escribe, con su alma y letra transparente, desde el corazón y los ojos de los niños y niñas mancilladas, que conviven con cada uno de nosotros.
Este último libro de Delfina, que se une a su ya larga trayectoria de literatura, narrativa, cuentos para adultos y cuentos para niños, hilvana como un temible ángel de la guarda, las vidas de niños y niñas para contarlas a nosotros los adultos. Interfiere rompiendo la tradición de los adultos cuentacuentos, a los niños cuentacuentos. Pero estos niños nos cuentan sus cuentos para no extinguir su agonía en el silencio de nuestras costas y ciudades. Nos cuentan los cuentos que no queremos escuchar, porque se nos irá el sueño para siempre y tendremos pesadillas eternas.
María de la vida, Soy un chapulín, Hilachas, Macabea, Canto para no llorar, Hija de la Luna, Como un Judas, El hombre de la casa, Gabriela y el mar, Mi soledad se hizo llantos, Leve y bailarina, veinte personajes infantiles tomados de sus manos, nos crean las palabras gracias a la magia de su autora, para, como en el viaje al infierno de Dante, encaminarnos a un mundo perverso de adultos que se perpetúa gracias al silencio.
Con fortaleza, ternura y espanto, este libro; Canto para no llorar, para lectores de corazones fuertes y sobre todo, capaces de amar.
Canto para no llorar. Cuentos sobre niños, para adultos. Delfina Collado. Premio Aquileo J. Echeverría 1996. Editorial Universidad Nacional 1998.
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