María Eugenia Venegas Renauld: Sobre mentes ilustres y otras

Cuando se revisa la trayectoria de mentes ilustradas, pues este tema da para mucho. En nuestra historia el pensamiento liberal -entiéndase no del liberalismo económico-, fue pródigo para el desarrollo de las personas.

María Eugenia Venegas Renauld. Académica, Ed Diputada y Ed Diplomática.

He estado involucrada desde que me jubilé, en un trabajo totalmente voluntario pero de un gran calibre espiritual y cognitivo, que me ha removido absolutamente muchas aristas de mi pensamiento. Ya habrá tiempo para hablar de ello cuando finalmente acabe que será en breve. Pero lo que quería comentar, es que la convicción de que la historia nacional merece de un análisis riguroso y serio, es determinante para tener elementos racionales que nos permitan analizar los tiempos presentes, los hechos que van socavando unos y mejorando, otros, la vida en el país. Sin duda, tenemos momentos críticos dentro de la vida del planeta, porque no basta mirarnos en los estrechos límites de las fronteras como si lo que ocurre en otras latitudes fuera propio de un presente lejano que no nos toca.

He valorado con gran humildad, las mentes fecundas que ilustradas, -para emplear un término pasado pero que me agrada mucho, porque habla de brillo-, anticiparon situaciones a la luz de un pensamiento y cultura fina y nutricia. Habla esto de la importancia que tiene para el ser humano, estudiar, leer, pensar, revisar el pensamiento de los demás, saber de qué hablamos, cómo nos vemos y sentimos, qué sabemos de nosotros como seres humanos, qué del destino o del camino, qué de la aspiración y la esperanza, porque nos guste o no, somos responsables de lo que el país hace. Responsables porque elegimos, porque nos abstenemos, porque nos encerramos, porque no cuestionamos o felicitamos o sugerimos, responsables porque desde que estamos ocupando un sitio en un territorio, pagamos servicios que demandamos, vivimos con los demás aunque no les hablemos, lo cierto es que todo debe pasar por nuestros pensamientos y reflexiones.

La vida social está inserta en una burbuja de decisiones políticas. Podemos compartir con otros o disentir, pero eso no nos quita el derecho de la denuncia. Y esa denuncia es válida en el tanto es argumentada y no vociferada como ocurre con grupos de fanáticos que sin mayores reflexiones asumen creencias que no tienen sustento en la vida social. Me refiero por ejemplo a lo religioso, ese ámbito exclusivamente personal que no puede ni debe ser impuesto por nadie ni por nada y que con sus implicaciones en varias dimensiones de la vida humana, horroriza cuando se procura legitimarla como moral social con implicaciones en la vida pública. Si me gusta la Virgen o no, si creo en la hostia y el vino, si me gusta la bailada en el tempo, si me inclino en la confesión o ante el pastor, si hago novenas o no, si sigo procesiones o las veo por tele, si hago o no la primera comunión, si voy a o no a misa o al templo o reparto biblias o vocifero proverbios, eso es personal pero no tiene cabida en lo político. Lamento sus presencias en la Asamblea por ejemplo. Eso no se impone.

Cuando se revisa la trayectoria de mentes ilustradas, pues este tema da para mucho. En nuestra historia el pensamiento liberal -entiéndase no del liberalismo económico-, fue pródigo para el desarrollo de las personas. Sin una visión clara de igualdad en derechos de seres humanos hombres o mujeres y añadiríamos cualquier otra categoría sexual, porque en el fondo pareciera que los órganos genitales y el nivel hormonal quieren ganar la supremacía frente a la masa gris, nosotros no estaríamos con muchos de los niveles de desarrollo que hoy tenemos. No quisiera imaginarme mujeres sin escuela, esposas destinadas a lavar y cocinar y tener hijos como si Dios se los mandara por obligación, hombres matoneando en bares, calles y lugares de trabajo y tomando decisiones de vida nacional como si el mundo fuera solo de ellos, y otras tantas cosas, que mentes brillantes lograron plasmar en las principales decisiones constitucionales.

Por esto, para mí revisar trayectorias de la vida del país, es como decir un “socollonazo” que me estremece completamente y me provoca sentir náuseas ante las cosas que van saliendo en la política nacional. Por ejemplo, es de una violencia suprema que grupos religiosos sigan presionando para mantener al Estado atado a la religión, que grupos religiosos se quieran meter en el Consejo Superior de Educación, que el gobierno les de campo sin entender que el ámbito de lo personal no tiene cabida en la política social más allá de permitirles desarrollarse sin interferencia en la diversidad social, que las agrupaciones católicas y evangélicas o de cualquier otra dimensión religiosa estén opinando sobre la conducción personal de la fe desde lo político, es un irrespeto absoluto que nuestros constituyentes lograron esquivar – lástima el confesionalismo- en algunos campos. Por eso, cuando observo en este gobierno en particular y debo decir que en otros gobiernos también, pero en este es más preocupante por la gala de prepotencia del presidente y de sumisión de su gabinete, cómo se tira a la basura esfuerzos políticos importante para nuestro desarrollo y se da cabida a fundamentalismos religiosos en aras de salvarnos de la corrupción que esos mismos grupos alimentan, pues se me para el pelo y la masa gris. Y agradezco esa posibilidad que me ha dado el trabajo en el que he estado para afirmar que ocupamos un giro profundo en material política para sostener aquello que ha sido fabuloso en nuestra vida nacional y detener o ubicar donde corresponde aquello que discrimina, que dogmatiza, que impide pensar, que violenta la comprensión humana desde lo físico hasta lo espiritual, que amarra con cadenas de sometimiento a la población para ganar territorio electorero y afianzarse en el poder para sostener inflado el ego o los egos, que desestabiliza conquistas y se apropia como suyas otras en las que jamás estuvieron, en fin, esta ha sido una valiosa oportunidad para pensar con más mesura. Los años ayudan a quitarse las cataratas que en lo físico de pronto aparecen. Que no lleguen al pensamiento es lo importante.

Este gobierno ha dado señales peligrosísimas de la imposición, del ego, de la rabieta, de la mala fe. Ha puesto en entredicho irrespetuosamente logros de otros gobiernos y como mano peluda descalifica, soterra avances, desprestigia y se apropia de lo que le conviene. Un dirigente político de altura podría hacer un reconocimiento para dar continuidad, pero no como está ocurriendo. Si yo fuera parte del gobierno en cualquier calidad, estaría preocupada leyendo en redes los argumentos de fieros adalides de Chaves sobre su gestión. Fanáticos casi siempre hombres persiguiendo programas críticos de la radio, lanzando improperios desde niveles educativos muy bajos, misóginos porque basta verles los perfiles en redes, algunos troles y muchos machos cabríos y religiosos escudados en un dios que ni les va ni les viene, solo recitan frases bíblicas impuestas por sus pastores y curas. Así no se hace historia nacional de orgullo. No es vendiendo al mercado nuestra institucionalidad que se debilita con la conducción de jerarcas provenientes de nichos empresariales privados, ni con mentes escasitas en cuerpos voluptuosos, ni con asesoras libertarias que destierran todo lo que huele a Estado de derecho. No es intimidando a los otros poderes del Estado con discursos en visitas cuyo protocolo exige mesura y elegancia. No es llegar a una Fiscalía a imponerse vía presencia como si su arrogancia fuera la del rey soberano que con solo asomar la cabeza en otras épocas históricas, movía a su antojo la justicia. No es así como se hace historia de orgullo nacional. Este presidente es un ególatra sin duda alguna, con muchos visos de ignorancia o prepotencia jurídica y por dicha estoy en una Costa Rica que no se la debo a él donde puedo expresarme. Ha sido una trayectoria pobre en materia legislativa, una justificación de novatada para ver dos meses de vacío legislativo, ha sido horroroso ver a un equipo de gobierno que agacha la cabeza porque el doncito es el único que habla y sale en la foto, es triste que su visión de presente y futuro empañe y ponga en vilo logros de DDHH, ambiente, relaciones diplomáticas -habrá que ver el festín politiquero de agachado en nombramientos, porque de fijo la historia nos dará cuenta-, es doloroso saber la opacidad que reina en ese gobierno que tienen una ministra de comunicación que poco habla, es duro saber que el silencio impera y que el odio a la prensa sigue vivo. Y no es que la defienda a ultranza, pero la prensa es de suma importancia para formar pensamiento, desde todas las barras que hay, objetivas o menos objetivas, partidarias o no.

Pertenezco a una generación que creció con prácticamente dos partidos, pero tuve escuela en el hogar y en la sociedad, para pensar y mis progenitores se esmeraron en hacerme ver la diferencia entre lo estrictamente personal como la fe hasta lo social y lo político.

¡Qué pena con el rumbo que vamos viendo en educación, en lo legislativo, en el Ejecutivo, en la institucionalidad! Por dicha para mis últimos años, la cabeza lejos de oxidarse coge más lucidez y agradezco la oportunidad que he tenido con este trabajo para recordarme que nuestra historia ha tenido sentido Y qué lástima los torcidos electorales del 2022.

 

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